Simon Woodroffe: Let’s rock the hotel industry

Simon Woodroffe: Let’s rock the hotel industry

«Yo me veo como una persona bastante convencional», afirma Simon Woodroffe mientras entramos en una habitación de hotel de 10 m2 situada en la Terminal 4 del Aeropuerto de Heathrow para entrevistarle sobre su último proyecto YO!. Sin embargo, este empresario autodidacta que finalmente ha hecho realidad su sueño infantil de llegar a ser millonario está muy lejos de ser convencional, como mínimo en lo que se refiere a la emprendeduría clásica. Simon dejó la escuela a los 16 años; durante los salvajes setenta trabajó como road manager y más tarde como diseñador de escenarios para Jethro Tull, Led Zeppelin y otros grupos de música. En 1997 llevó a Londres el sushi sobre cintas transportadoras mediante una cadena de restaurantes llamada YO!Sushi, que tuvo un éxito fulgurante. Una década más tarde, este emprendedor inconformista, que recibió la Orden del Imperio Británico de manos de la reina Isabel en 2006, está a punto de hacer temblar los cimientos de la industria hotelera mediante un nuevo concepto de pequeños pero lujosos hoteles de diseño a un coste reducido.

YOTEL

Tres de estos YOTEL ya se encuentran en pleno funcionamiento: uno en Gatwick, otro en Schiphol, Amsterdam, y un tercero en Heathrow. Este tipo de hoteles están destinados a pasajeros de negocios o viajeros en tránsito que quieren descansar o trabajar antes de coger un avión o entre dos vuelos. Las habitaciones son diminutas, pero ofrecen todo el lujo de un hotel de cinco estrellas, y salen a partir de un precio tan asequible como 25 libras por cuatro horas.

 

¿Cómo surgió la idea de minihoteles de diseño de bajo coste?

Me puse a buscar nuevas opciones que encajasen en el concepto cool de YO!, y me fijé en los hoteles cápsula de Japón, pero pensé que nadie querría hospedarse en un sitio como ése. Así que me pasé meses intentando crear un espacio pequeño pero lujoso. Un día, en un vuelo de vuelta desde Kuwait, me surgió la oportunidad de ir en primera clase con British Airways, donde tienen esos asientos que se convierten en camas planas. Recuerdo que me desperté pensando: «¡Tiene que ser algo así!». En cuanto bajé del avión, me puse en contacto con la gente que había diseñado el interior de la cabina. Así que para YOTEL empleamos a diseñadores de interiores de aviones.

¿Y la idea inicial era ubicarlos en los aeropuertos?

Construimos prototipos y estuvimos dando vueltas al tema hasta que un día la compañía British Airport Authority, que de hecho ahora es de propiedad española, nos llamó y nos dijo que creían que deberíamos abrir en los aeropuertos. De hecho, nunca nos habíamos planteado construir hoteles en los aeropuertos, sino en los centros urbanos. Pero nos dimos cuenta de que podíamos alquilar las habitaciones no sólo por una noche, sino por bloques de horas. Los mejores hoteles del mundo se jactan de tener una ocupación del 98 % al año, pero nosotros la tenemos del 180 %, y nuestro objetivo es llegar al 250 %, lo que significaría que cada habitación se ocupa más de dos veces al día. Eso nos permite mantener los precios a un nivel razonable.

¿Cuál es el paquete más vendido?

La estancia más habitual es la tradicional de toda una noche, excepto por el hecho de que los clientes tienden a coger la habitación muy tarde y dejarla muy pronto. El segundo paquete más vendido es para las personas que entran a las 8, las 9 o las 10 de la mañana y se toman 3, 4 o 5 horas para dormir un poco antes de irse. Pero este tipo de estancia la vendemos a lo largo de todo el día: es un oasis en un mundo estresante.

¿Cómo supo que había mercado para habitaciones de hotel de 7 m2?

Si hubiese hecho una investigación de mercado preguntando a la gente sobre si les gustaría dormir en una habitación de 7 m2 sin luz natural, ¡me habrían contestado que ni borrachos! La cuestión es que no se puede realizar una investigación de mercado sobre un mercado que no existe. Hacer algo nuevo representa mil quebraderos de cabeza, porque primero tienes que convencer a la gente para que lo vean a tu manera. Ése es el motivo por el que la creatividad y la innovación suele venir de mano de los emprendedores, y no de las grandes empresas. Si hubiésemos tenido una reunión así en una gran empresa, se me habrían cerrado en banda, me habrían dicho que necesitaba ventanas, porque eso es lo que tienen los hoteles, así como un gran baño. Pero la verdad es que en un espacio tan pequeño como éste hay de todo. Por supuesto, no ha sido fácil, pero hemos conseguido triunfar. La frase más repetida de todo aquel que entra en una habitación como ésta es: «¡Pero si saltaba a la vista! ¿Cómo no se le había ocurrido a nadie antes?».

¿Cobráis poco por el servicio básico y sumáis costos adicionales por otros servicios complementarios, como hacen las aerolíneas de bajo coste?

YOTEL se mantendrá fiel a su filosofía: nosotros vendemos sueño, pero de lujo: unos buenos colchones, algodón de gran calidad, silencio, aire acondicionado, baño propio… Se pueden hacer muchas cosas aquí: comprar comida, ver la tele, trabajar… Todas las habitaciones tienen Internet. Pero la mayoría de la gente que viene, cierra la cortina, apaga las luces y se pone a dormir.

Ahora estamos sentados en una habitación premium; en la puerta de al lado tenemos una habitación estándar. También estamos trabajando en habitaciones económicas, y cuando vayamos a América haremos suites. ¡Será como si diseñásemos una stretch limousine con un Mini! Tendremos suites que serán más pequeñas que cualquier otra habitación, ¡pero aun así las llamaremos suites!

¿Qué expansión se prevé para YOTEL?

Creo que nos moveremos muy rápido, pero de momento no hemos hecho nada público. Pronto abriremos un YOTEL en Alemania, si bien estamos estudiando todo el mundo. Seguro que también nos instalaremos en España.

Parece ser que evalúas tus ideas de negocio basándote mucho en la intuición…

Empiezo el proceso pensando «¿es una buena idea?», y lo acabo diciendo «¿es una buena idea?», y finalmente digo «sí, ¡es una buena idea!» [risas]. Cuando se me ocurrió la idea de YOTEL, no tuve ninguna necesidad de evaluar el concepto, ¡era tan evidente! Ahora bien, ¿cómo se convence a la gente de esa evidencia? La mayoría dirían: «Muy bien, escríbeme un informe de 20 páginas y estudia el mercado». Pero las cosas no funcionan así, y todo el mundo lo sabe. En vez de eso, construimos prototipos a escala real y los mostramos en exposiciones de diseño. Todo aquel que los veía quedaba maravillado; salimos en las noticias de todo el país, en los periódicos, en las publicaciones de arquitectura… De pronto estábamos en boca de todos, y la gente nos preguntaba que cuántos teníamos. Fue entonces cuando se empezó a creer en el proyecto, ¡y eso es mucho mejor que un plan de negocio!

Tú eres el creador de la idea YO!, pero una vez que el proyecto está en marcha, no te implicas en la gestión del día a día, ¿verdad?

Una de las grandes lecciones que he aprendido en esta vida es: descubre en qué eres bueno, y pasa todo tu tiempo haciendo exactamente eso. Yo soy bueno en tener ideas, y en poner en marcha proyectos y construir prototipos. Mis socios, ya sea Robin Rowland en YO!Sushi o Gerard Greene, que lleva el negocio de YOTEL, son buenos en hacer que las cosas funcionen y ocurran. Mi próxima idea es el YO!SPA. Todos los spas del mundo están pensados para señoras muy ricas, y yo estoy preparando un spa para todo tipo de gente; será una mezcla entre una discoteca y un spa, donde podrás bailar junto a las piscinas.

Hacer el lujo accesible al mercado de masas…

Creo que ésa es una gran fórmula: llevar a todo el mundo lo que tienen los ricos.

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