23 Nov Señor: Trajes a medida industrializando la vieja profesión de sastre, por Fernando L. Mompó
Señor utiliza técnicas de Mass Costumization aplicándolas al viejo trabajo artesano de la sastrería. El resultado: trajes y vestidos a medida y personalizados a costes similares a los industriales.
Buenas tardes, ¿podría hablar con el sastre que me atendió el otro día? Muchos de los miles de clientes que acuden a las tiendas Señor en Manresa, Terrassa o Barcelona con el propósito de hacerse un traje o vestido a medida se sienten como si acudiesen a una sastrería tradicional. Por eso algunos de ellos siguen preguntando por el sastre aunque, en realidad, ninguno de los aproximadamente 120 profesionales que trabajan en esta empresa de carácter familiar lo sea.
Proyecto patrocinado por el Ajuntament de Manresa
El éxito de Señor ha radicado precisamente en apostar por la continua innovación tecnológica y de procesos sin dejar de cuidar la herencia de una tradición en la sastrería. La herencia se refleja hoy todavía en el entorno y la ubicación de sus tiendas, la elección de la calidad de los tejidos o la atención al cliente de sus profesionales. La innovación es la que permite a Señor producir y vender trajes y vestidos hechos a medida y personalizados a un precio suficientemente competitivo como para poder acceder a una extensa base de clientes.
Visión de futuro
La introducción a mediados de los 80 de técnicas de Mass Customization aplicadas a los procesos tradicionales en la producción de trajes y vestidos nació como una visión de futuro de Josep María Ribas Prunés, fundador de la compañía y responsable de la apertura en Manresa de la primera tienda Señor en 1961. Por un lado, el trabajo artesanal tendía a desaparecer, presionado por una fuerte guerra de precios por parte de las producciones industriales. Producir para otros y vender al siguiente eslabón de la cadena, abandonando la parte comercial y el contacto con el mercado que dan las tiendas no era una opción ni fácil ni deseable. Por otra parte, aunque los precios del trabajo artesanal dejaban de ser competitivos para la mayoría de clientes, la necesidad (las tallas estándar no visten a todo el mundo) y el deseo por un producto personalizado iba en aumento. La solución estaba en situarse en un punto intermedio entre lo artesanal y la manufactura, en producir a medida, pero de manera industrial.
La tecnología resultó y resulta hoy fundamental para modernizar una estructura de producción que permita estandarizar unos procesos en principio no estandarizables, tales como los que corresponden a la realización de un traje a medida. Cuando un cliente acude a una tienda Señor y elige un tejido y un tipo de corte comienza un proceso que se inicia con la toma de medidas, directamente sobre la persona o tomando como base unos patrones previos sobre los que se ajustan anchuras, caídas o estaturas según cada constitución. Con la introducción de estas medidas en un sistema informático se inicia un modo de producción que dará como resultado una pieza única con las opciones personales de cada cliente y sin la necesidad de la intervención de las tijeras o de la aguja a mano, salvo en el caso de necesarias rectificaciones o ajustes mínimos posteriores.
Fragmentar la profesión de sastre e industrializarla
El resultado de fragmentar la profesión del sastre (toma de medida, corte, cosido, planchado, etc..) e industrializarla produce trajes a medida en el plazo de 15 días. No son necesarias las continuas visitas para los ajustes y las rectificaciones que eran necesarias anteriormente y los costes que se consiguen permiten ofrecer unos precios medios de entre 250 y 350 euros en unas calidades que equivaldrían a unos 600 euros en los mismos trajes realizados completamente a mano.
La crítica implicación de la innovación en sus procesos de producción ha obligado a los responsables de Señor a dedicar tanto esfuerzo a mantenerse al día respecto a la moda como con relación a la tecnología. Por ejemplo, asistiendo tanto a ferias comerciales como industriales o trabajando cada día para ajustar los sistemas informáticos de manera que recojan el máximo de opciones demandadas por los clientes. Desde la introducción de primera máquina cortadora, Señor no ha dejado nunca de buscar la mejora de la producción con la incorporación de nuevas tecnologías. Ejemplo de ello es la última adquisición de una máquina que trabaja con cámaras digitales con capacidad de reconocimiento de la imagen y un software que hacen posible que se realicen cortes de manera automática teniendo en consideración los posibles defectos del tejido o la disposición de las rayas y los cuadros de las piezas que posteriormente deberán ser cosidas conjuntamente, una disposición que hasta hace bien poco era sólo posible acertar con el ojo experto y experimentado del artesano.
No sólo tecnología
Pero la tecnología no ha sido la única apuesta que Señor ha debido hacer a lo largo de su historia. De entre las decisiones de carácter comercial destaca la determinación de ubicar siempre sus tiendas en los puntos neurálgicos del comercio en las ciudades. La apertura en 1996 de su primera tienda barcelonesa en el céntrico Passeig de Gràcia adelantándose al desembarco en este paseo de las grandes marcas de moda es quizás la más significativa de estas decisiones.
Y es que Señor no ha querido nunca inclinarse por la opción de que la tecnificación del proceso de fabricación a medida significara una búsqueda de la cantidad de producción frente a la calidad, descartando la apertura de múltiples pequeñas tiendas en cualquier barrio de la ciudad o en los centros comerciales. Por eso la tienda de Passeig de Gràcia es quizás uno de los mejores distintivos de una marca que quiere seguir estando asociada a la calidad. De esta manera, la empresa puede aportar esa filosofía de marca a otras líneas de negocio como las tiendas SG4, en las que se comercializan productos ya acabados de una línea más juvenil o de tendencia.
Señor sigue innovando con proyectos de nuevas líneas de negocio que pronto verán la luz. Aunque eso sí, con la prudencia que siempre ha caracterizado el crecimiento autofinanciado de una empresa que no quiere perder su carácter familiar ni caer en la precipitación de la que siempre suele huir el buen artesano.
Fernando L. Mompó
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