Semi-personas

Semi-personas

 

Pocos dudan, creo, de que una parte considerable del servicio que podemos esperar de las empresas y administraciones en los próximos tiempos nos lo deberemos a nosotros mismos: es un futuro de más y más autoservicio (self-service).

 

Hoy nos ponemos la gasolina nosotros mismos. Miramos nuestras cuentas bancarias por Internet. Nos pesamos las verduras en el supermercado. Nos buscamos los libros o discos en las tiendas de ocio. Pagamos las autopistas con tarjeta o con un sistema que nos reconozca. De hecho, cada día más personas agradecen que lo que tiene realmente valor para ellas lo puedan hacer ellas mismas? y sin esperar en colas que te roban el recurso verdaderamente escaso: el tiempo.

 

Las máquinas que nos ?permiten? este nivel de auto-servicio son cada vez más ?simple-complejas?: son complejas por dentro pero, para que funcionen bien con los humanos, deben ser muy fáciles de utilizar. De aquí la paradoja del enorme esfuerzo que hay que poner para que una máquina parezca trivialmente simple en su ?relación? con nosotros.

 

Veremos (pronto) una nueva generación de máquinas de autoservicio:

 

? Máquinas que recojan los productos reciclables y los ordenen automáticamente (el reverse-vending ya muy extendido en Escandinavia).

? Robots verbales (verbots) que nos ayudan a encontrar el producto que nos interesa entre las múltiples opciones de una página web (ver el verbot Anne, de IKEA Inglaterra). Son los ?representantes comerciales virtuales?.  
  ? Robots de inteligencia artificial con los que puedes hablar para tranquilizarte, en una especie de ciencia ficción del ?teléfono de la esperanza? (probad una conversación con Alice). Si sabéis alemán, probad a conversar con el Gato Robbie, o en inglés con una personaje de comics Mitsuku.

 

Son robots que cada vez se parecen más a personas que hacen funciones rutinarias, como ?hablar por hablar? o ayudarnos a encontrar un producto en un catálogo. Son ?semi-personas?.

 

La paradoja: hay personas que hoy están literalmente ?entrenando? a la gente a usar las máquinas que sustituirán mañana a las primeras. Es una especie de suicidio laboral a la que algunas personas están forzadas por el desarrollo del ?progreso?.

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