Por qué Hollywood ayudó a triunfar a Silicon Valley

Por qué Hollywood ayudó a triunfar a Silicon Valley

Impulsar el territorio creativo, clave para la innovación y el desarrollo económico

Por Epi Amiguet

Durante la próspera década Clinton, el espectacular desarrollo de las TIC, que relanzó la entonces maltrecha economía de los Estados Unidos como primera potencia mundial, se produjo de manera simultánea en sus dos costas; la del Pacífico, en torno a los complejos científicos e industriales de Silicon Valley, y en el Atlántico, alrededor del binomio Harvard-MIT de Boston. Sin embargo, en apenas cinco años, la costa Oeste superó inesperadamente a la del Este, a pesar de que ésta última era, en principio, superior en empresas informáticas y financieras.

Pues bien, la razón, en gran medida, se debe simplemente a que los de Nueva Inglaterra no contaban con un Hollywood y todo ese emporio cultural de Los Angeles y el entertaintment audiovisual. Una industria creativa formada por profesionales altamente especializados e innovadores que necesitan un entorno intelectualmente estimulante con una variada oferta cultural, buenos servicios y calidad de vida para retroalimentarse, y cuya demanda es más diferencial y dinámica que los de las industrias convencionales. Un tipo de profesionales y empresas muy ligados a un enclave geográfico concreto, a los que hay que abastecer de productos y servicios informáticos muy cercanos, a diferencia de los de las industrias más convencionales de la costa Este, que se podían suministrar desde distintos puntos.

Las enseñanzas que se pueden aprender de este episodio son varias. Entre ellas que, contrariamente a la tradicional dicotomía entre dos culturas, la científica y la artística, en realidad, las artes y humanidades y las ciencias y tecnología están ya indisolublemente ligadas en la llamada industria cultural. La Cultura en todas sus manifestaciones (incluso, la aparentemente más minoritaria y marginal, pero que conforma ese tejido socio-cultural que sirve de inspiración a otros) es productiva también en términos puramente economicistas.

La otra gran conclusión es que, en pleno auge de las industrias de alta tecnología como panacea para combatir el creciente fenómeno de la deslocalización, la riqueza de un territorio dependerá de su capacidad atractora de las personas innovadoras y creativas (el llamado sector quinario formado por profesionales del sector audiovisual y cultural, el ocio y el entretenimiento, amén de la investigación científica y tecnológica) en pos de los cuales se instalarán dichas empresas. Y no principalmente al revés, como se ha predicado hasta ahora.

El quid de la cuestión es el desconocimiento de las administraciones para impulsar políticas orientadas a potenciar estos sectores quinarios en determinados enclaves geográficos o dicho de otro modo: cómo crear y potenciar territorios creativos.

Todas estas reflexiones aparecen reflejadas en el informe Un marco económico creativo para un territorio postindustrial. Los sectores quinarios motor de desarrollo económico del Area Metropolitana de Barcelona, elaborado por el catedrático emérito José Ramon Lasuén, de la Universidad Autónoma de Madrid, en colaboración con el profesor de la Autónoma de Barcelona, Ezequiel Baró.

Según se recoge en este interesante estudio, encargado por el Plan Estratégico de Barcelona, las ciudades españolas, como el resto de las europeas y, en especial, las de una gran tradición manufacturera como la Ciudad Condal, están sufriendo unos fuertes procesos de desindustrialización, que afectan especialmente a los sectores más bajos de tecnología, pero también a los que calificamos de tecnología media.

Para contrarrestar esta tendencia, los gobiernos están apostando por políticas industriales en sectores considerados claves, como potenciar el I+D y la innovación o la inversión en educación e infraestructuras. Sin embargo, las actividades de alta tecnología que se pretenden impulsar de este modo, incluso en los países más avanzados, apenas equivalen a un tercio de la ocupación de los sectores amenazados.

La cuestión es que, de hecho, las ciudades no son ya centros de producción industrial, sino centros de consumo masivo, en los que las personas se sienten atraídas por un determinado modelo de consumo colectivo: su oferta de ocio, entretenimiento y riqueza cultural, y el resto de servicios asociados a la calidad de vida. Y una vez allí buscan empleo. Por ello, como apuntábamos antes, cuanto más talento (más personas creativas e innovadoras: los llamados sectores quinarios), sea capaz de atraer y retener una ciudad, más industrias de alta tecnología aglutinará en torno suyo.

En el periodo 1991-2001, el número de ocupados en los sectores de servicios quinarios aumentó en Cataluña en 205.559 personas (cerca del 66%); una cifra equivalente al 36,7% del incremento total de la ocupación en el conjunto de la economía catalana. Y, en la actualidad, tan sólo en el Área Metropolitana de Barcelona representan alrededor del 20% de la ocupación total, estimada en unos 2 millones de personas. Pues bien, según se apuntó durante la presentación del informe, en los próximos años van a desaparecer 200.000 empleos en esta área metropolitana, de los cuales tan sólo 50.000 nuevos podrán crearse a través de las industrias de alta tecnología; el resto tendrán que salir de los sectores cuaternarios (finanzas, consultorías, etc.) y quinarios, que abastecerán a las mismas.

Queda patente, pues, que el futuro pasa por la consolidación de Barcelona como territorio creativo, que, según dicho estudio, cuenta con una ?gran ventaja competitiva? sobre otras capitales que se están intentado posicionar en esta dirección, como es su tradición cultural, su atractivo turístico y calidad de vida, y otros aspectos relacionados con los sectores quinarios en torno a la creatividad y la investigación en diferentes campos, como la sanidad o las comunicaciones, pero también,  ¿cómo no?, la gastronomía.

No obstante, el informe también remarca la necesidad de potenciar los todavía escasos servicios cuaternarios de la Ciudad Condal, esenciales para facilitar el desarrollo de las industrias de alta tecnología, así como la expansión de sectores quinarios que pudiesen absorber este tipo de producciones.

Por otro lado, aunque, según se desprende del informe, las administraciones locales son las más capacitadas para llevar a cabo estas políticas de transformación del territorio, por lo que se requeriría dotarlas de mayor poder y competencias, también advierte que Barcelona ?ha de superar el inconveniente que supone el nacionalismo de identidad que ha seguido hasta ahora?.

En este sentido, afirma que para ?la expansión de los servicios quinarios, que son los más dinámicos, y exportables se requiere un amplio mercado tan sólo asumible en uno de los tres grandes idiomas mundiales: chino, inglés y español? Y añade; ?Para decirlo más brevemente: Barcelona ha de potenciar el catalán de una manera compatible con su dominio del mercado quinario en español?. Es decir, pensando en el enorme potencial del mercado cultural iberoamericano.

A nivel de recomendaciones de planificación urbana, se recomienda una mejora de las infraestructuras verticales con el resto de España y Europa y una vertebración del área metropolitana policéntrica como la creación de un cuarto cinturón que una el Vallès Oriental, el Occidental y el Baix Llobregat.

La presentación del estudio, que tuvo lugar la semana pasada con la presencia de destacados representantes de los sectores quinarios la Ciudad Condal, fue llevada a cabo por medio de una de las herramientas propias de estos sectores, el estreno de la película ?La AMB: territorio quinario?. El film, realizado por la Corporación Catalana de Radio y Televisión, cuenta con la participación de reconocidos expertos en los diferentes campos de la innovación, entre los que se encuentra el presidente de Infonomía, Alfons Cornella.

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