Ke!958 Ibicuidad

Ke!958 Ibicuidad

Una de las principales preocupaciones de la gente en esta era de sobrecarga de información es cómo librarse de la ansiedad informacional o, al menos, cómo rebajarla. Es decir, cómo conseguir información cualificada que nos ayude a discernir cuál es la mejor opción de las muchas de que disponemos. O cómo conseguir la información que necesitamos, en el momento justo, para poder tomar una decisión que minimice esa ansiedad informacional.

Por ejemplo, cuando estoy en una estación de metro a la espera del siguiente tren, la información que realmente necesito es cuánto tardará en venir el siguiente metro. Observar una pantalla de televisión con información sobre acontecimientos que están pasando en la otra punta del mundo (noticias generales) no me va a ayudar a reducir mi ansiedad, aunque pueda distraerme un rato.

Y también me gustaría tener información sobre dónde se encuentra el siguiente tren en ese momento. Eso es posible ahora en lugares como Suiza, aunque todavía en período de pruebas, con sistemas como http://www.swisstrains.ch (resulta curioso que en el aviso de descargo de responsabilidad de este proyecto especifique que «la información actual está basada en el horario de trenes suizo, y no muestra la posición por GPS real de los trenes. No obstante, dado que los trenes suizos van casi siempre a la hora, la mayoría de las veces la posición es la correcta).

En una situación similar, cuando estoy esperando el autobús en la parada, la información que necesito para saber si debo esperar a que venga el autobús o si es mejor tomar un taxi es cuánto tardará el primero en venir. Si algún aparato de la parada me indica que el próximo autobús llegará en 2,5 minutos, quizá decida quedarme, ya que el lapso de tiempo es lo suficientemente razonable. Si me dice que el bus llegará en 10 minutos, si tengo prisa, tomaré un taxi.

A continuación podéis ver dos ejemplos de estos sistemas de reducción de la ansiedad en sendas paradas de autobuses de Berlín y Estocolmo.

  

Pero esto no se acaba aquí. El sistema de información ideal que me encantaría tener en una parada de autobús sería algo así: querría poder dibujar sobre el plano de autobuses de la parada, con sólo dos dedos (uno de la mano izquierda y otro de la derecha), el inicio y final de mi viaje, para que el sistema me dijese (es decir, me respondiese) cuáles son las mejores conexiones teniendo en cuenta la densidad del tráfico en ese preciso instante. Y más aún, que me informase del tiempo que me llevaría todo el trayecto, de manera que, de nuevo, yo pudiera decidir si tomo un taxi, una bici pública o si voy a pie.

Si me decido por el taxi, me gustaría ponerme en contacto con los taxis que se encuentren cerca. Así que, en vez de hablar con la estación de radiotaxi central, querría hablar con los taxistas que estén, por ejemplo, a un máximo de 500 metros de mi ubicación, sólo con usar mi móvil (el sistema detectaría mi móvil y determinaría qué taxis están cerca analizando sus señales de GPS). Zingo, en Londres, probó una cosa similar, aunque parece ser que ahora ya no funciona. Zingo era un nuevo concepto para llamar a un taxi desde la calle. Los pasajeros podían telefonear a los taxis negros desde sus móviles, y la llamada llegaba al taxi más cercano mediante tecnología satélite.  

Por cierto, Zingo es ahora el nombre usado por un nuevo servicio que te envía un conductor donde y cuando lo necesites (http://www.callzingo.com). Por ejemplo, si has bebido demasiado en una fiesta y decides que necesitas que alguien te haga llegar a casa sano y salvo. Es un servicio instantáneo, al momento. Zingo te proporciona un conductor asegurado que llega con su motocicleta plegable: la pliega, la empaqueta, la mete en tu maletero, te coge las llaves y te lleva a casa.  

Zingo Transportation, Inc. fue fundado en octubre de 2005 por los empresarios de Atlanta Jim Valentine & Charles Barfield. El servicio de Zingo parte principalmente de Buckhead, Midtown y Highlands, pero te llevará a cualquier sitio de Estados Unidos donde quieras ir. Zingo está esponsorizado en el ámbito local por Budweiser, y su página informa claramente de que «Budweiser y sus distribuidores son MUY conscientes de la necesidad de beber con responsabilidad, y se implican en cuerpo y alma con sus programas de concienciación y educación del consumidor».

Y, por cierto, si me decido por una bici pública, como las que están distribuidas por ciudades como Estocolmo o Barcelona (ver http://www.bicing.com), vería la diferencia entre tener que buscar la parada de bicis más cercana o simplemente subirme a una de las bicis dispersas por las calles. Esta última opción es la que propone DB en Berlín: las bicicletas pueden estar en cualquier lado, solas o en grupo, y para usarlas simplemente tienes que hacer una llamada que te proporciona un código para desbloquear la bici (y se paga por medio de la factura de teléfono). Una vez que has llegado a tu destino, dejas la bici donde quieras.

Abajo, a la izquierda, la opción de parada del sistema de bicis público (Barcelona). A la derecha, el sistema de bicis sueltas (Berlín).

  

Cuando estoy atrapado en un atasco, en hora punta, la información que podría necesitar es cuál va a ser el mejor camino entre diferentes opciones. El GPS que llevo a bordo debería aconsejarme la mejor ruta, a tiempo real, con datos actualizados. Y no sólo eso, sino que debería proporcionarme información sobre las mejores zonas de aparcamiento disponibles y más baratas. Y, por qué no, información a tiempo real sobre las plazas libres en la mejor opción para aparcar. Pero antes de llegar ahí, necesitaría que mi GPS me aconsejase sobre dónde debo reducir la velocidad. Y no porque, si no lo hago, conseguiré que me multen, sino porque suelo tener dificultad para ver las señales de límite de velocidad en la carretera (ese tipo de sistema estaría basado en informar al ciudadano, en vez de en sancionarlo, un giro notable en las políticas públicas relacionadas con el tráfico).

Al salir del coche, necesitaría información sobre dónde encontrar el producto que busco al mejor precio. El sistema me diría en qué tiendas y a qué precio estaría disponible. Por cierto, esta propuesta de valor ya la está desarrollando Slifter (www.sliftercom), un servicio en periodo de pruebas en algunas ciudades estadounidenses. Slifter permite que los establecimientos publiciten los objetos que quieren vender, de manera que los consumidores que se encuentren cerca de la tienda (marketing de proximidad) encuentren el mejor lugar para comprarlos. Una especie de GPS para la localización de productos en las distancias cortas

.

Este método también funcionaría a la hora de buscar un lugar donde comer. Y, sobre esa capa de datos, otro sistema social podría proporcionar información sobre qué pensaron tus amigos respecto a aquel lugar concreto del planeta. O mejor aún, podrías llegar a saber si alguno de tus amigos se encuentra cerca en ese momento.

En resumen…

El mensaje es que la tendencia actual de sistemas de información va mucho más allá de un mero enfoque en la accesibilidad. La preocupación principal no es poder acceder a la red desde cualquier lugar sino, más exactamente, conseguir la información que podemos necesitar donde y cuando la necesitemos.

Ya basta de tanto hablar sobre la ubicuidad de la información (acceso desde cualquier lugar). Centrémonos ahora en la ibicuidad de la información (obtener la información adecuada donde y cuando lo necesitemos). La cantidad de sistemas y servicios a los que este enfoque podría dar lugar es simplemente inimaginable.

(Mensaje 958. Serie empezada en 1995)

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.