10 Mar Ke!946 Twinning
En el verano de 1854, una epidemia de cólera explotó en uno de los barrios de la que entonces era la mayor metrópoli del mundo: Londres. Es establishment de la clase médica del momento se empecinó en darle una explicación basada en la mala calidad el aire, o sea, en el efecto perjudicial de las “miasmas” (uno puede imaginarse la colección de olores fétidos en una ciudad extremadamente densa sin un buen sistema de gestión de residuos: de hecho, hoy lo vemos en las que van a ser las grandes metrópolis de las próximas décadas). Se precisó de la obstinación de un científico “aficionado”, en la vida “normal” el médico que desarrolló de forma seria la anestesiología en Inglaterra, John Snow, así como de la “mapificación”, de la visualización de la información recogida durante la epidemia (quién había muerto, cuándo y dónde), para llegar a la conclusión de que el origen de la epidemia estaba en la comunicación de las aguas fétidas con los pozos de agua utilizados por los ciudadanos de esa zona, no en el olor de la ciudad.
Fue la fusión, la combinación, la fertilización de esas ideas, procedentes de personas con conocimientos diferentes, la que hizo posible dar una explicación que dejara fuera de combate la versión “oficial”, miasmática, de los orígenes de la epidemia. De la “multiplicación” de dos conocimientos, surge algo más que su suma: 1+1 dan como resultado tanto cómo energía se ponga en su suma. (Toda la historia de la crisis del cólera de 1854 se explica detalladamente en el libro “The Ghost Map”, de Steven Johnson).
“Twinning” (emparejamiento) es una palabra de futuro: de poner en contacto conocimientos diferentes va a depender que seamos capaces de generar riqueza en los próximos años. Así, en concreto, “emparejar” empresas (business twinning) va a permitir que emerja un valor económico superior a la mera suma de los componentes. Cuando la pura especulación con activos financieros ya no sea posible como forma de “inventar” valor (de la nada aparecían billones de euros, a base de colocar ofertas en un capitalismo popular ignorante pero sediento y avaricioso), quizás descubriremos que la combinatoria de conocimientos es una forma excelente de crear nuevos productos y servicios que, además de resolver los problemas del mundo, de sus habitantes, de sus ciudadanos, de sus consumidores, con nuevas soluciones, creen riqueza.
Empezamos a ver muchos ejemplos de creación de soluciones, y la consiguiente generación de riqueza, resultado de conectar conocimientos aparentemente distantes. Así, de la observación del comportamiento de los enjambres, hormigueros, y otros grupos numerosos de animales, se deriva un conocimiento sobre la “emergencia de orden” y la aparición de eficacia a partir de pequeñas reglas, que puede aplicarse a problemas concretos de logística de los humanos (cómo mover camiones de allí para allá de manera que se optimicen los recursos, por ejemplo, o cómo ser más eficiente en las reuniones de empresa (trata de este tema un reciente artículo en el National Geograhic, de julio 2007, p126, http://www7.nationalgeographic.com/ngm/0707/feature5/). ¿Qué tienen aparentemente qué ver las hormigas con los camiones o las reuniones?
Sobre este tema trabajan científicos como Eric Bonabeau, o como Thomas Malone, este último del Center for Collective Intelligence del MIT (http://cci.mit.edu/, cuyo tema principal de trabajo es: How can people and computers be connected so that—collectively—they act more intelligently than any individuals, groups, or computers have ever done before?).
National Geographic
Emparejar profesionales con conocimientos distintos es justamente uno de los objetivos principales de la red de Infonomia. Así, por ejemplo, un factor común de los participantes en nuestro acto anual, el renacer’07, es que son todos ellos personas que entienden la potencia de la hibridación en los negocios, o sea, de sumar y, mejor, multiplicar conocimientos.
Allí vimos ejemplos como el de un estudio de arquitectos en Londres (del estudio Arup) que responde a la oportunidad china de construir 200 nuevas ciudades de 1.5 millones de habitantes en los próximos 20 años (300 millones de personas pasarán del campo a la ciudad), sostenibles y autosuficientes energéticamente, creando un equipo multidisciplinar de arquitectos, ingenieros, expertos en energías alternativas, en ecología, etc.
O un físico brillante que inventa un nuevo tipo de instrumento musical, medio hardware medio software, una mesa en la que se componen sonidos moviendo piezas que se conectan entre sí de forma “mágica”, y que es el resultado de la combinación de conocimientos de física, ingeniería, informática y música, y que ha seducido a una cantante de “frontera” (Björk) hasta el punto de que la ha convertido en “estrella” de sus conciertos en todo el mundo (es el caso del Reactable del equipo de la UPF dirigido por Sergi Jordà).
O un médico se inspira en la Naturaleza, y se apoya en los sistemas de diseño 3D (biología más ingeniería), para encontrar una solución “biomimética” a problemas de la estructura dental de los humanos, y la convierte en un producto patentado en todo el mundo (es el caso de Clínica Carrière).
Más y más ejemplos nos esperan:
¿Podemos combinar el conocimiento de un constructor de globos aerostáticos con el de un equipo de ingenieros de telecomunicaciones, para fabricar satélites a baja altura (lo que se denomina un estratélite)?
¿Podemos contribuir a la solución del problema energético del mundo a través del cultivo intensivo de algas que generan biopetróleo como subproducto? (es el caso de la empresa valenciana BioFuelSystems, http://www.biofuel-systems.com)
¿Podemos repensar la estructura financiera del cine, a través de esquemas en los que son los futuros espectadores los que invierten pequeñas cantidades en la producción de las películas (como ya hace Robert Greenwald)?
¿Qué resulta de combinar GoogleEarth y SecondLife, de manera que podamos navegar por un entorno “virtual” que consiste en un mapa de la realidad (en la que, entre otras cosas, están “mapeados” los habitantes reales de una ciudad)? (ver el artículo sobre lo que resulta de esta “fusión”, la Second Earth, en último número de Technology Review, https://www.technologyreview.com/read_article.aspx?id=18911&ch=infotech).
¿Puede un pequeño teatro darle la vuelta a la crisis de espectadores adoptando las ideas de la “larga cola” que triunfa en la gestión de nichos en Internet?
¿Puede un médico especialista en el sistema digestivo humano combinar sus conocimientos sobre biología bacteriana con los de un biólogo experto en los ecosistemas bacterianos de los lagos de montaña?
Si, como sugiere Jacques Attali en su fascinante libro “Une brève histoire de l’avenir”, la humanidad será regida por las grandes compañías de seguros (que atemperen nuestro miedo por todo: por perder el trabajo, por quedarte enfermo, por perder a tu pareja porque finalmente descubre que le aburres, etc.), ¿no les será útil a esas compañías de seguros saberlo todo sobre nuestras psicosis, miedos, sobre nuestra psicología futurible para que esa predicción de Attali se convierta en “auto-cumplida”? ¿No tendrán que inventar la psicosegurología?
El futuro no es simple; no es un futuro de textiles y punto, sino de textiles técnicos, de textiles médicos, de textiles sanitarios. No es un futuro de juguetes y punto, sino de juguetes ecodiseñados, que ahorren energía, que transmitan valores, que den de nuevo a los niños la pasión de jugar con sus manos, construyendo, imaginando, creando. La energía económica de los próximos años viene de hibridar empresas (1+1=3 o 1+1=1000, según cómo hagamos la suma), o sea, de fundir las fronteras entre sectores, y de reducir la distancia entre los sueños y la realidad.
La historia ha sido bastante así, como demuestra de forma enciclopédica James Burke en su extraordinario texto (y serie de televisión) Connections. Muchos científicos e innovadores tuvieron su “inspiración” como resultado del “contagio” de ideas procedentes de personas muy “distantes” de su experiencia diaria (http://k-web.org/public_html/kweb.htm). Es fascinante, en este sentido, ver cómo podemos encontrar vínculos entre cosas como la campaña de Napoleón en Egipto y el surgimiento de los ordenadores…
Por ello hay que dar mucha importancia a la creación de condiciones, plataformas, circunstancias, redes, que permitan a distintos conocimientos encontrarse para mezclarse. Situaciones gracias a las que personas con distintos know-how conocen a personas que no conocerían en sus “gremios” habituales. Pero no sólo para “conocerse”, sino para investigar las posibilidades de “hibridar” lo qué saben.
Las ciudades son plataformas ideales para ese cruce, y es por ello que será seguramente en ellas dónde se definirá el futuro de la economía (las nuevas “ciudades estado”), como siempre así ha sido. Pero no ocurrirá de forma automática, sino si alguien pone “energía” para que ocurra, presentando a los “potenciales” novios entre sí. Habrá que hacer un “doble mapa”: uno de las empresas “sólidas” que explotan los mercados ya existentes, y otro de las empresas “visionarias” que exploran nuevas soluciones gracias a nuevas tecnologías. Y, después de este mapping, habrá que poner en contacto unas con otras, de forma no aleatoria. En mi opinión, así será cómo podremos superar (únicamente) la “ola asiática”.
Ya no sirve sumar. No hay tiempo. Hay que multiplicar conocimientos. Y eso puede conseguirse “emparejando” (twinning) conocimientos hibridables. Infonomia estará en esta nueva aventura… pronto, más noticias.
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