08 Feb Ke!941 Cómo innovar: 1 – la creatividad como fuente de negocio
En este primer artículo de tres consecutivos sobre cómo innovar, trataremos de la importancia de la creatividad en todo el proceso de innovación.
En el anterior mensaje (http://www.instituteofnext.com/blog/perm.php?id=4841) decíamos que para innovar es preciso tener ideas.
Estas ideas se consiguen tanto estimulando a tu gente para que las proponga (programa colaborativo), como montando un esquema de observación de lo que los demás innovan (programa de exploradores o scouts).
O sea, se trata de combinar la generación interna de ideas (laboratorio cerrado) con la observación atenta y curiosa de lo que nos rodea (innovación abierta).
En ambos casos, hay muchos métodos o mecanismos que facilitan la generación sistemática de ideas en equipo (brainstorming, watering holes, composición de híbridos, descomposición en factores esenciales, etc).
Hay tres libros que me parecen imprescindibles para aprender sobre prácticas de creatividad en grupo: el clásico “Thinkertoys: A Handbook of Creative-Thinking Techniques”, de Michael Michalko, el útil “When Sparks Fly: Harnessing the Power of Group Creativity”, de Dorothy Leonard-Barton y Walter C. Swap, y el divertido y fresco “Rethink: how to think differently”, de Nigel Barlow (http://www.nigelbarlow.com/books-re-think.html).
Paso a resumir lo más interesante, en mi opinión, de este último texto.
Nigel Barlow se define a si mismo como un rethinker, o sea, alguien que ayuda a profesionales y empresas a pensar de manera diferente, tanto aportando ideas (filosofía) como métodos prácticos (“lampistería de ideas”). Es, en definitiva, un “agente provocador”. Basta con ver su página web: http://www.nigelbarlow.com
Su libro aporta varias cosas interesantes. Quizás lo más útil son las 20 ideas para ayudarte a realizar un rethink de tu forma de trabajar. Sobre todo, ideas para superar las autolimitaciones que nos imponemos a la hora de pensar de forma creativa. Y para disfrutar de lo que nos rodea, de la belleza, de la vida, para sacar el máximo provecho de nuestras capacidades
.
No en vano el libro termina con una frase muy certera: “el más importante rethink del siglo XXI no se producirá en el campo de las tecnologías, sean cuales sean las invenciones que hagamos. Se producirán del estudio y experiencia de las infinitas posibilidades latentes en nuestra propia conciencia”.
En otras palabras, aflorará una enorme energía social y económica del descubrimiento de lo humano.
Algunas ideas útiles del libro, apara estimular la creatividad:
Evitar confundir nuestro “mapa mental” (marcado por nuestra experiencia) con la realidad del territorio que nos envuelve. Nuestra forma de ver el mundo nos puede llevar a poner el “piloto automático” y prejuzgar desde la ceguera del que cree saberlo todo sin haber visto más que su propia nariz. Consejos: buscar la opinión de gente muy diferente a nosotros o a nuestro equipo; buscar nuevos “héroes”, nuevos referentes; hacer limpieza periódica de nuestras creencias y convencimientos.
Estimular la curiosidad, utilizando sistemáticamente el “por qué no” (why not) y el “y si” (what if). Acudir a sitios y situaciones totalmente fuera de nuestra experiencia cotidiana (¿cuánto tiempo hace que no vas a un museo, o a bailar?). Entender que “las nuevas ideas surgen de las diferencias” (mensaje importante, por cierto, en un país que fuerza la homogeneidad en lugar de reconocer la pluralidad). Buscar conexiones entre personas e ideas, o sea, construir lo que en Infonomia hemos denominado frecuentemente “puentes mentales”.
Reconocer el poder de la intuición. En el texto se define la intuición como “pensar sin pensar” (thinking without thinking), lo que me parece simplemente genial. Y se afirma el poder que tiene para la creatividad la triple B: bath, bed and bus (baño, cama y bus), que son los tres típicos lugares donde se te ocurren las mejores ideas (así lo confirman las entrevistas realizadas en el proyecto rethink dirigido por el propio Barlow, que se añade como anexo en el libro). Estas actividades 3B son aquellas “en las que aunque cesamos de atacar analíticamente un problema, nuestra mente aún está procesando “por libre” las diferentes piezas del puzzle”.
Muchos científicos de la historia hablan de ese momento de “eureka!” que se produce sin pensar, que llega sin esperarlo, por ejemplo cuando estás bajando de un autobús (recuerdo que el gran matemático Poincaré ponía justamente este ejemplo como la situación en la que se le había ocurrido una de sus mejores ideas).
Para estimular la creatividad en grupo, por ejemplo, se recomienda dar importancia a esta fase de incubación, en la que la gente piensa sin ser consciente de lo que está haciendo: es muy notable la diferencia en un brainstorming cuando previamente se habla con cada participante y se le pide que venga con alguna idea o prototipo.
Finalmente, Barlow recomienda que mimemos nuestros momentos de “no hacer nada”, porque son los que cargan la energía de la creatividad.
Jugar para crear. Según Barlow, Arthur Koestler, que dedicó un parte importante de su vida a estudiar la creatividad humana, definió tres momentos importantes del continuo de creatividad:
AH! El momento de la emoción generada por la creatividad artística
AHA! El descubrimiento científico, el eureka histórico (el ajá! castellano)
HAHA! El humor en todas sus formas (el jajá! castellano)
No se puede crear sin jugar, sin jugar seriamente (algo a lo que dedicaremos cierto tiempo en nuestro reNacer’07: http://www.instituteofnext.com/renacer/07/), sin contemplar lo absurdo, lo ridículo, lo impensable. La distancia entre los “sueños” y la realidad es cada vez más escasa. Véase, por ejemplo, el caso del turismo espacial… Algo que puede parecer un juego sin sentido se convierte en una forma muy especial de generar energía en un proyecto serio.
El libro termina con algunos capítulos interesantes sobre la importancia de la belleza como generadora de ideas (encontrarse bien en nuestro entorno, nutre), para “cultivar el jardín de nuestra mente”; y también sobre la importancia de la explicación de historias para hacer confluir el trabajo de los grupos, así como de la meditación personal, para descubrir nuevos espacios de posibilidades para nuestra mente.
En fin, un interesante texto, con unas 20 fórmulas prácticas (sus rethinks) para estimular la creatividad.
Pero, como dijimos en el anterior mensaje, la innovación no consiste sólo en tener ideas, sino que hay que analizarlas en clave del valor aportado al, y percibido por, el cliente, y finalmente, hay que determinar en qué condiciones la inversión realizada genera un retorno.
De eso hablaremos en los próximos dos mensajes.
Mensaje 941. Serie iniciada en 1995.
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