Ke!864 Tech Dumbing Down

Ke!864 Tech Dumbing Down

En la primavera de 1991, en Nueva York, al salir de una librería me di cuenta de que no tenía monedas para tomar el autobús. Volví a entrar en la tienda con un billete de un dólar para pedir cambio, pero me topé con un problema inesperado: el joven que atendía la caja no sabía cómo abrirla en una situación que no fuera la venta de un libro. Literalmente no sabía qué hacer: le habían instruido en el uso de la caja para vender, pero no para dar cambio. Aunque sea difícil de creer, no pude conseguir cambio en esa librería.

La anécdota puede parecer exagerada, pero la realidad es que cada vez más se instruye a los empleados en el uso mínimo de las tecnologías, con una orientación muy concreta a lo que se espera de ellos, y no se les forma para hacer frente a contingencias inesperadas. Es el “modelo hamburguesería”: el empleado no sólo no tiene que recordar el precio de los productos, sino que ni siquiera tiene que recordar su nombre; basta con reconocer la similitud entre la forma de lo que vende y el dibujo que hay pegado a una tecla en la caja registradora. Este procedimiento, pensado, supongo, para trabajos con una elevada rotación de personal, recibe el nombre de dumbing down (atontamiento hacia mínimos).

Es evidente que precisamos tecnologías fáciles de usar, que no requieran mucha formación. También es cierto que muchas personas no se preocupan en absoluto por aprender lo mínimo, porque, en la interfaz tecnología-humanos funciona, como en muchas otras cosas, la ley del mínimo esfuerzo1.

Es un dilema interesante para el futuro el que se abre entre la posibilidad de que la tecnología aumente nuestras capacidades intelectuales o, por el contrario, nos atonte como especie. Uno lo piensa, por ejemplo, cuando ve cuántos estudiantes de secundaria consideran ya el SMSañol como su lengua normal y se preocupan poco por la construcción de mensajes que comuniquen ideas o sentimientos complejos. De hecho, diversos estudios psicológicos muestran que el uso constante de tecnologías de la información, ese estar constantemente pendiente del teléfono, y del correo electrónico, reduce temporalmente nuestro cociente intelectual2. La razón: la constante distracción generada por el always-on (estar siempre conectado en línea) impide concentrarse en nada; la mente se esfuerza menos y no progresa. Y el efecto es superior al que se produce al fumar marihuana. Esta situación, que se ha denominado infomanía3, nos llevaría a un aumento de la estupidez humana. Y, para prevenirla, se recomienda que en las empresas se acompañe la instalación de las herramientas informáticas con guías de uso sobre cómo emplearlas correctamente (information policies). Así, por ejemplo, se recomienda usar la tecnología para trabajar, pero también saber desconectar de ella para poder concentrarse. Porque es la concentración lo que construye cerebro. No aporrear un teclado.

1 O, más técnicamente, el principio de mínima acción de Maupertius.

2 Ver http://news.bbc.co.uk/1/hi/uk/4471607.stm.

3 Nada que ver con nuestro proyecto Infonomia (www.instituteofnext.com), aunque muchas veces así es como nos han denominado.

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