Ke!860 Niños como fuente de ideas

Ke!860 Niños como fuente de ideas

Un día intentaba explicarle a mi hijo menor la diferencia entre los conceptos ayer, hoy y mañana. No había manera: cuando se iba a la cama preguntaba si al despertarse sería hoy, ayer o mañana. Pero de pronto, una mañana, vino hacia mí y me dijo: “ya lo entiendo: hoy es el mañana de ayer”. ¡Quién podía haberlo definido de manera más concreta, precisa y resumida! En otra ocasión comenté al mayor de mis tres hijos que por error me había comprometido a estar en dos sitios distintos a la vez, y que no sabía cómo resolver el problema. Sin pensárselo, me respondió: “ponte enfermo”, real o imaginariamente, y “fin del problema”. Una solución brillante que a mí nunca se me hubiera ocurrido.

La libertad creativa de los niños es una fuente de ideas por explorar (y por explotar). Dicen lo que piensan, y eso vale mucho. Además, ven “desde fuera de la caja”, simplemente porque nadie les ha recluido en ninguna. Piensan sin tantos condicionantes, se fijan en elementos que nosotros obviamos y sus respuestas a nuestras preguntas pueden ser notablemente diferentes. Lo que es relevante para ellos es invisible para nosotros1.

Hay, por tanto, una interesante oportunidad de “sumar niños” a nuestras fuentes de creatividad. Algunas ciudades ya lo han hecho a la hora de pensar nuevos parques pidiendo a niños en los colegios que aporten ideas de cómo les gustaría que fueran2. Incluso creo que es buena idea que las ciudades tengan un Consejo de Niños que presente propuestas a los problemas ciudadanos. En mi opinión, cuando a los niños se les da responsabilidades, acostumbran a estar a la altura. Las empresas de videojuegos ya lo hacen, puesto que disponen de niños como beta-testers (probadores). Porque, ¿quién mejor que ellos para mejorar un juego visual, teniendo en cuenta cómo han desarrollado la parte del cerebro que procesa las imágenes? (nosotros somos seres Gutenberg, no seres Matrix). Algo parecido lo encontramos en las televisiones, cuando piden la opinión de los programas. Además, el SMS es una fantástica herramienta para recabar opiniones al instante3.

Pero el reto es aún mayor. Por ejemplo, la empresa suiza Brainstore4 utiliza a niños y jóvenes para responder a retos planteados por grandes multinacionales, porque son los únicos que pueden desvelar ideas radicalmente nuevas. Son los únicos que piensan con total libertad.

1 En Infonomía tuvimos esta experiencia con ocasión del lanzamiento de nuestro proyecto. Pedimos a niños de 3 a 8 años de diferentes escuelas que dibujaran un ordenador. Resultó interesante ver que prácticamente ninguno de ellos lo dibujaba de la misma manera: para ellos, el ordenador era una gran pantalla, un teclado y un ratón.

2 Una experiencia concreta es la de los Jardines Rosa Sensat de Cornellà (Barcelona). Las ideas fueron aportadas por niños y niñas de 5º y 6º de primaria durante el curso 1998-99.

3 Ver el planteamiento de la empresa MobileYouth para recabar vía SMS opiniones sobre productos y servicios móviles, en www.mobileyouth.org.

4 Ver www.brainstore.com.

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