Ke!818 Disidencia necesaria

Ke!818 Disidencia necesaria

En su imprescindible libro WhyNot,1 los profesores de la Universidad de Yale Barry Nalebuff y Ian Ayres comentan que en la antigua ley hebraica había una norma por la que no se podía condenar a muerte (por lo general por lapidación) a nadie si el “jurado” estaba al 100% de acuerdo. Tanta unanimidad, sin una voz discordante, resultaba sospechosa de que no había habido en realidad un debate, resultando en un juicio justo.2 3

Para funcionar de forma sana una sociedad necesita de una distribución de personas diversas que piensen independientemente y que se expresen con libertad. Ésta es una de las conclusiones del texto The Wisdom of Crowds de James Surowiecki, en el que el autor afirma que una multitud puede ser más inteligente que cualquiera de sus miembros, pero sólo si se dan tres condiciones básicas: que la multitud sea suficientemente diversa; que las personas de la misma puedan pensar de forma independiente (sin manipulaciones); y que haya algún mecanismo fiable para recoger sus opiniones (un sistema realmente democrático de votaciones, por ejemplo). El problema está en asegurar la independencia de opiniones de las personas. Cosa difícil, como Cass Sustein muestra en su libro Why Societies Need Dissent: los grupos de personas están fuertemente afectados por efectos de feed-back; cuando individuos que piensan lo mismo interaccionan, sus opiniones se radicalizan (se entra en resonancia mental).

Y aquí es donde empezamos a tener un problema. Si miramos el caso norteamericano, se nos avisa de que la gente está empezando a querer trabajar y vivir con gente parecida. Así, empieza a ser posible encontrar pueblos con altas concentraciones de personas similares: techies idealistas o conservadores, financieros conservadores o liberales, personas con la bandera por ropa interior, o ciudadanos del mundo que casualmente viven en ese país. La radicalización política y social que se puede derivar de esta “clusterización” de los pensamientos en pequeñas comunidades de gente idéntica es una de las principales amenazas de Occidente en las próximas décadas.

El problema del conformismo social aumentará. Al parecer hay razones de orden neurológico que llevan a las personas a ceder a la presión del grupo, aceptando algo que saben que es falso o incorrecto. Se ha descubierto que la independencia de criterio reside en las mismas zonas cerebrales que la emoción. Si es así, tenemos un conflicto: defender lo que crees te puede crear un problema porque se decide en espacios de la mente en los que se rige la emoción, que es básicamente relación con los demás. Defender tu criterio tiene un gran coste emocional: puede que prefieras ser un borrego acompañado antes que un águila solitaria. De todo ello se deriva que la disidencia y el debate deben estimularse (en las escuelas, en las empresas, en la sociedad). Incluso deben institucionalizarse, porque si por nosotros fuera, no aparecerían.

1 Ver la web de su proyecto en www.whynot.net

2 Los autores citados también comentan que en los tribunales de tesis doctorales no se debería dar el aprobado (cum laude, claro) si todos los miembros del Tribunal están de acuerdo: alguien, sistemáticamente, debería tener por función intentar demostrar que el doctorando ha hecho mal su trabajo.

3 Bueno, algo parecido se contaba en la legendaria película de 1957 Doce Hombres sin Piedad (Twelve angry men), en la que un justo Henry Fonda se negaba a acabar rápido con un fallo unánime no suficientemente discutido.

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