Ke!785 Astropreneur

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El espacio: la última frontera, decían las series de ciencia ficción. Cuando la gente con posibles ya ha estado en todos los confines (incluso se puede viajar en crucero a la Antártida con recursos medios), lo único realmente diferente y exclusivo hay que buscarlo en el cielo (o en las profundidades marinas). Y como los más inquietos, los norteamericanos, siempre han tenido claro que innovar consiste en abrir nuevos horizontes espectaculares, a lo Far West, a nadie le debería extrañar que ahora apuesten por el turismo espacial como revulsivo emocional para los ricos aburridos.

Así, algunos de los nuevos millonarios norteamericanos como Jeff Bezos (fundador de Amazon), Elon Musk (cofundador de PayPal), o Paul Allen (cofundador de Microsoft), han invertido parte de sus (inmensos) recursos en emprendedores del espacio (astropreneurs).

La historia comenzó en 1995 al constituirse el «Premio X»1, con 10 millones de dólares a la primera iniciativa privada que pusiera a tres humanos (o a un humano y al equivalente en peso de otros dos) a una altura de 100 kilómetros y los devolviera sanos a tierra. Y que fuera capaz de repetir el viaje en dos semanas. El premio, constituido por empresarios privados, quería repetir a finales del siglo XX, y en la industria espacial, algo que había funcionado muy bien a principios de siglo: los concursos para estimular la industria de la aviación. El resultado fue que, a finales de 2003, unas 24 empresas se habían inscrito, aunque al parecer muy pocas disponían de la tecnología suficiente para conseguirlo.2

Finalmente, y frente a los escépticos que creían que sólo era posible para quién tuviera presupuestos à la NASA, la empresa ScaledComposites lo consiguió el 4 de octubre de 2004. Richard Branson, el conocido emprendedor fundador de Virgin, entró en el capital de la empresa con el objetivo de fundar Virgin Galactic. El efecto del Premio X fue doble: no sólo se demostró que la iniciativa privada podía desarrollar naves espaciales (aunque empezando por cosas sencillas como llegar a la estratosfera), sino que se podía crear toda una nueva industria: la del turismo espacial. O sea, se crearon de golpe dos nuevos mercados: el de naves espaciales (The Spaceship Company) y el de los viajes.3

Su público objetivo hoy se limita a los grandes millonarios. Pero es obvio que el precio irá descendiendo. Y se ha dicho que el primer trillonario (quién consiga ganar una fortuna de más de un millón de millones de dólares) se hará gracias a este nuevo negocio. Porque subir al espacio no será precisamente barato.

1 Ver www.xprize.com

2 Algunas de las empresas contendientes fueron las siguientes: Scaled Composites (www.scaled.com/projects /tierone/index.htm), Canadian Arrow (www.canadianarrow.com), o Armadillo Aerospace, www.armadilloaerospace.com. Bezos apuesta por BlueOrigin (www.blueorigin.com), y Musk por SpaceX (www.spacex.com).

3 Lo más curioso es cómo los fundadores del Xprize consiguieron el dinero para su aventura. Nos lo contó Nathan Myhrvold en la primavera de 2005. Los organizadores del Xprize no disponían, en realidad, de los 10 millones con los que fundaron el premio, sino que lo que hicieron fue acudir a una serie de empresas de seguros para asegurar la no-posibilidad de que alguien se lo llevara. Las compañías aseguradoras, con su hábil forma de entender la innovación, preguntaron a diferentes expertos sobre la posibilidad de que una empresa privada consiguiera llevar antes de acabar el 2005 a tres personas a 100 Km. de altura (una misión espacial suborbital). La respuesta de los expertos: “esto es imposible, para conseguirlo se precisa, por lo menos, algo tan complicado y caro como la NASA”. El resultado ya lo conocéis: diferentes empresas privadas lo probaron, estimuladas por el premio, y finalmente Scaled lo consiguió.

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