Ke!772 Innovar es renacer, no engordar durmiendo

Ke!772 Innovar es renacer, no engordar durmiendo

Terminamos aquí un curso que, si se ha caracterizado por algo, lo ha sido por la irrupción del término “innovación” en el discurso económico y político. Por tanto, se ha abierto la veda para que consultores y empresas “camaleón” (que se dedican a lo que el mercado de proyectos públicos decida en cada momento) saquen provecho del nuevo negocio de “ayudar” a innovar a las empresas, en particular las pequeñas y medianas.

A nosotros, que nos hemos dedicado a este tema, a cambio de nada, desde hace diez años, que la “innovación” se ponga de moda nos parece muy bien, y lo celebramos. Bienvenida sea la ola. Pero creemos necesario hacer algunos comentarios.

Innovar no puede ser una moda más. Innovar es una actitud que requiere de su tiempo, como el buen vino. Innovar es un sistema, transversal, que afecta más a lo social que a lo económico y político. No se trata de encontrar ahora una solución (económica, o sea política) de urgencia para los errores de los últimos años, sino de fundamentar las bases de un desarrollo futuro de nuestra sociedad. Creo que no estamos entendiendo que sin un sistema social que viva la innovación como forma de ser, nuestro estándar de vida caerá significativamente en la próxima generación.

Nuestros hijos deben vivir la innovación como forma de vida. Deben superar la “tranquilidad” de lo estable. Deben entender que nada es inmutable y que el cambio será su sustancia, como lo es ahora su estilo.

Creo que debemos entender que, como pensadores importantes ya han advertido, nos enfrentamos a un cruce con dos alternativas disyuntivas: o volvemos a una nueva edad media, de núcleos sociales aislados con una política basada en el miedo que garantiza la seguridad frente a “los otros” (el enemigo), o volvemos a un nuevo renacimiento, en el que nos atrevemos a pensar de forma diferente, aparecen nuevos “mecenas” que dan alimento a los nuevos Leonardo y Miguel Angel, que investiguen nuevos caminos que ayuden a superar un sistema, el del capitalismo global de base puramente financiera, que no lleva a ninguna parte (más que al embrutecimiento generalizado: el dinero como única medida de las cosas).

Yo apuesto, claramente, por un nuevo renacimiento. Por una nueva edad de la libertad de creación. Por nuevas búsquedas de caminos. Por la hibridación de conocimientos, por el cruce de ciencia, arte y empresa para definir nuevos objetos (físicos y conceptuales) que nos hagan más felices y eficaces.

Es por ello que hemos apostado por inventar un nuevo tipo de acontecimiento, que hemos bautizado como Re-nacer, no porque seamos una secta (como alguien sugirió en un mensaje que envío a una serie de amigos al leer nuestra propuesta del acto, y que, por aquellos errores de la Red, me llegó a mí involuntariamente), sino porque apostamos por la necesidad de un nuevo renacimiento.

Re-nacer es preciso. Y así lo han entendido las 60 personas que nos acompañarán en el marco del festival Shakespeare en Santa Susana. Con 12 ponentes extraordinarios con los que vamos a vivir el placer de pensar de forma creativa.

Amigos/as, no se trata de crear programas de “subvención a la innovación”, que será dinero en saco roto (como la mayoría de subvenciones, me atrevo a sugerir). Se trata de crear un contexto de discusión que muestre cómo está el mundo.

Yo apostaría, por ejemplo, por hacer ver a los periódicos la poca relevancia que tienen hoy sus páginas de internacional, ancladas aún en el discurso de “lo político” y ausentes de lo que realmente importa, “lo cambiante”. Me gustaría que las primeras páginas de los periódicos nos mostraran lo que está pasando DE VERDAD en el mundo, los desafíos que se están planteando, y resolviendo, países como Irlanda, Finlandia o los estados bálticos. Cómo Estados Unidos está intentando reinventarse (recuérdese el informe Innovate America, del que hablamos en XXX), buscando un lugar en el mundo a base de su permanente apuesta por la creatividad y la innovación (una sociedad de innovadores, una vez más). Cómo China, a pesar de nuestra duda razonable de que se finalmente se puede tratar de un inmenso globo económico cuya débil base social hará estallar, está acelerando sus “saltos de rana” (leapfrog) de manera que dentro de 10 años nadie la reconozca.

España está atontada en un discurso anticuado. Es muy curioso cómo la televisión más trivial así lo desvela: la única imagen de “empresa” o “empresario” que vemos en los seriales de televisión de este país corresponde al “malo” de la serie, al corrupto, al que sólo le interesa el dinero. En cambio, el “bueno” es el propietario de un bar, o de una farmacia, incluso, si me apuráis, un abogado.

¿Cómo vamos a avanzar hacia un modelo moderno de sociedad de la creatividad y de la innovación si el único motor para conseguirlo, la empresa, está vista en nuestro país por la mayoría de la población como un mal que hay que aguantar?

¿Cómo vamos a dar un futuro a nuestros hijos si en la escuela nadie les dice que la empresa no es sólo “algo que se monta para hacer dinero”, sino que empresa es igual a proyecto, a crear riqueza, a transformar el mundo?

Ir a una sociedad innovadora no es sólo crear nuevos programas públicos de subvención a la innovación. Es cambiar el discurso social. Es entender definitivamente que lo tenemos muy mal si no cambiamos pronto, ahora mismo. Es remarcar que sin más asunción de riesgo por parte de todos (trabajadores, familias, empresas, instituciones, etc) no hay ningún futuro.

Vivimos demasiado bien y esto nos lleva directamente a la decadencia.

Nosotros, desde Infonomia, seguiremos arriesgándonos más de lo que nuestra conciencia nos aconseja, porque creemos que alguien debe decir claramente que hay que salir del atontamiento general en el que nos hemos dormido.

Quizás no lo consigamos, porque somos pequeños y nadie (a veces, ni siquiera los que más creen en nosotros, como los propios lectores) nos ayuda, pero si fracasamos nadie podrá decirnos que no lo intentamos… y que no lo hicimos todo sólo por dinero…

Creemos firmemente en el renacimiento… y por ello, en septiembre, prometemos que veréis una nueva infonomia… diez años después de haber empezado la aventura…

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