Ke!722 Zarandear el país, de pies a cabeza

Ke!722 Zarandear el país, de pies a cabeza

He tenido hoy la ocasión de participar en un “diálogo” organizado en ESADE entre empresas exportadoras catalanas y el gobierno de Cataluña. Ahí he podido explicar lo que he visto durante cinco años mezclado entre las empresas, los emprendedores y los innovadores…

(Tiempo estimado de lectura: 6 minutos)

He tenido hoy la ocasión de participar en un “diálogo” (la palabra se ha puesto de moda con el Forum2004, http://www.barcelona2004.org) organizado en ESADE entre empresas exportadoras catalanas y el gobierno de Cataluña. Ahí he podido explicar lo que he visto en cinco años de “liberado” de la academia, mezclado entre las empresas, los emprendedores y los innovadores.

Y también he aprendido unas cuantas cosas que quiero compartir aquí.

La primera, y más importante, es que es impresionante la diversidad de nuestra economía. Hay empresas con vocación de punteras en todos los sectores (de la óptica a la biotecnología, pasando por la industria aerospacial o los globos aerostáticos).

Todas se nutren de la materia fundamental de la economía del conocimiento: la gente, nuestra gente. Gente que sigue preparándose para un futuro difícil, incierto, muy competitivo.

He visto mucho talento. Desde los profesionales de la educación que “perfilamos” cada semana para la Xtec ( http://www.xtec.es/perfils/), hasta los de las 100 empresas, en su mayor parte catalanas, que hemos descrito en nuestros microcasos (publicados en el texto Días de 25 horas, que este mes será acompañado por una nueva entrega de 50 casos más, Más días de 25 horas). Pasando, claro está, por los miembros de nuestra red.

He visto que no importa en qué tecnología uno piense, hay alguien aquí que no sólo lo está pensando, sino que lo está haciendo:

• ¿Piensas en IDEO ( http://www.ideo.com)? Mira CDN ( http://www.cdn-international.com).

• ¿Piensas en las pantallas con apariencia de 3 dimensiones ( http://www.dti3d.com)? Mira Wututu ( http://www.wututu.com).

• ¿Piensas en la telefonía IP ( http://www.skype.com)? Mira VozTelecom ( http://www.voztele.com/)

Pero he visto demasiadas empresas micro, con tecnología de primer nivel, de categoría internacional, que no han superado sus primeros dos años de vida. He visto una economía plagada de “moscas”, ágiles, pequeñas, maniobrables, y escasa en “elefantes” (grandes empresas con notable capacidad financiera). Y muchas empresas en medio (medianas) con grandes dificultades por no ser ni pequeñas ni grandes.

He visto que las moscas están muy solas. Que no se conectan entre sí. Que no se asocian. Que no colaboran. Que no se ven como partes de un mismo ecosistema.

Las moscas deben entenderse. O desaparecer. Y aquí veo una clara oportunidad para iniciativas como Infonomia.

También he visto, lamentablemente, menos riesgo del que querría ver. He visto que hay dinero, pero que no quiere saber nada de las moscas. Y tienen bastante razón, porque las moscas pueden tener buenos tecnólogos, pero acostumbran a tener malos vendedores.

Se dirá que hay un mal precedente para la inversión en empresas innovadoras (el punto.com). Y tienen razón. Pero también es cierto que si uno mira lo que está ocurriendo hoy en el mundo, en el mundo que está intentando (y puede) decidir su futuro, la invención de nuevas ideas, de nuevos procesos, la apuesta por la conexión entre ciencia, tecnología y sociedad es el elemento fundamental de creación de la riqueza de la que deberemos vivir en los próximos años.

Uno lo ve cuando grandes empresas como P&G reinventan cómo inventan (Fortune 31/05/04, p59): más observación inteligente de lo que la gente quiere, más reconocimiento para el que aporta ideas y, más importante, para el que las recibe, acepta y aplica. Y más humildad: hay que buscar innovación fuera del propio laboratorio: hay que ir a un modelo de innovación abierta (open source innovation).

Uno lo ve en el artículo sobre supercomputación publicado en el BusinessWeek (07/06/04, p75): máquinas y softwares que redefinirán la manera en la que se investiga en farmacia, sanidad, aeronáutica, etc.

Uno lo ve en nuestras empresas, que se empiezan a preguntar no “qué hacemos bien” (que es hoy irrelevante) sino “qué sabemos hacer” (que es vital para definir los productos y servicios que reinarán en los próximos 5 años. Y que dejan de hacer lo que han hecho siempre, pero en lo que hoy no son competitivos, para lanzarse a cosas nuevas, en las que hay un (pequeño) margen de monopolio temporal. Y eso se llama, hoy, tecnología combinada con servicio.

Hay que zarandear la economía local. NO podemos vivir de las rentas acumuladas por nuestros padres (y abuelos). El futuro no está nada claro. NO ves no lo que quieres ver.

Algunas ideas de acción:

• Hay que crear una cultura de la innovación: hay que creer y mostrar a los innovadores como nuevos “héroes” invisibles del cambio tranquilo que precisa nuestra economía (post fascinación inmobiliaria). Hay que llevar a los innovadores del país al primetime de televisión.

• Hay que fomentar el riesgo, y no sólo por parte de los bancos, que, según nos dicen, facilitan créditos a tipos más bajos que en otras partes del mundo desarrollado. Cómo va a invertir un banco si tú no demuestras que crees en tu idea, y que por ello has convencido a tu familia y amigos? Mójate si quieres que otros se mojen. Invertir tus ahorros debería tener un tratamiento fiscal especial.

• Pero hay que exigir, al mismo tiempo, a las nuevas empresas innovadoras que se apliquen a crear soluciones manifiestamente útiles, para empresas y ciudadanos. En esto no deberíamos tener ninguna contemplación.

• Hay que crear nuevos esquemas formativos, conectando know-how hoy diseminado por el país, como el conocimiento en tecnología (buenas universidades politécnicas), en gestión (buenas escuelas de negocios), y en diseño (industrial y conceptual). Hay que diseñar modelos híbridos en formación.

• Además, hay que implementar el “doctorado de empresa”, un doctorado aplicado a las necesidades reales de una empresa, que los escandinavos están aplicando, parece ser que con éxito, y que aquí promueve con entusiasmo Rolf Tarrach, ex presidente del CSIC.

Pero, sobre todo, hay que definir una visión global del país. Una visión que apasione. Que sea verídica. Honesta. Que nos proyecte a todos hacia el futuro (todo lo que sea antes del 2020 no debería interesarnos).

Una visión que una las políticas educativas (el futuro son nuestros hijos), las políticas industriales (procesos más inteligentes para competir mejor), y las políticas tecnológicas (la ciencia, al centro de nuestro desarrollo; no la mera copia de lo que hacen otros).

Y las políticas sociales (la bomba de la desigualdad y la pobreza acabará explotando):

• Aunque sólo sea porque no podemos permitir que el trabajo de tantos años se esfume: ¿podemos realmente permitir que el 20% de la población de Barcelona sea pobre, en términos de ingresos disponibles? (El País Catalunya, 02/06/04, p1).

• ¿Queremos seguir un modelo, el norteamericano, en el que 28 millones de trabajadores, el 25% de la fuerza de trabajo entre 18 y 64 años, cobran menos de 9 dólares la hora (el umbral de pobreza en los Estados Unidos? (Business Week 07/06/04, p81).

Muchos, miles, millones, estarán dispuestos a contribuir, estoy seguro, con su trabajo e ilusión. Otros no lo harán porque sólo les interesa el dinero. Pero acabarán haciéndolo si entienden que no hay futuro en el egoísmo neoliberal.

Pero para todo ello, hay que zarandear al país. Se lo merece y lo espera.

En estos cinco años he descubierto algo trivial. Que hay gente dispuesta a poner su cuello por crear riqueza en forma de empresas. Que hay gente que es la última en cobrar y la primera en trabajar. Sin empresas no hay país posible.

Hay que decirlo muy claro: tenemos empresas comprometidas con todos nosotros. Sólo les falta descubrir que innovar no es un capricho, y que hay gente capaz de hacerlo. Y a esta otra gente le falta demostrar que innovar es útil, y que lleva a resultados.

Cómo dice Michael Moritz, el gran gestor de Sequoia Capital, “la” leyenda en el capital riesgo en el mundo, se trata de “casar la extraordinaria pasión (del innovador) con el enorme potencial de los mercados (comprendida por el empresario)”.

El innovador sabe inventar, arriesgar ideas que rompen con lo existente. El empresario sabe arriesgar dinero y recursos con un objetivo de resultados.

Es crítico para el país que los innovadores y los empresarios se conozcan, flitreen, y se casen.

Quiero otro país, y sólo lo veo posible a través de un vuelco innovador de nuestra sociedad.

Alfons Cornella
Infonomia.com

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