Ke!674 Ayudar a Africa vendiéndole cerveza

Ke!674 Ayudar a Africa vendiéndole cerveza

El mismo vehículo, distinta situación
http://www.home.no/migreg/
norsk/ost.html

La retroinnovación, la «reanimación» de lo antiguo (léase auténtico) para su lanzamiento en el momento presente es algo que ya está funcionando en Occidente, por razones puramente emocionales (el nuevo Mini, las radios tipo años 50, etc.), pero también podemos esperarlo en países en desarrollo aunque por motivos diferentes.

Hay diferentes iniciativas en África, pero la gestión de este tipo de proyectos puede ser muy compleja.

PARA PENSAR:
(Tiempo estimado de lectura: 5 minutos)

En una ocasión tratamos de la retroinnovación ( http://www.instituteofnext.com/extranet/index.asp?idm=1&idrev=1&num=599), la «reanimación» de lo antiguo (léase auténtico) para su lanzamiento en el momento presente. En la línea, claro está, de que lo antiguo es más auténtico.

Pues bien, esto que ya está funcionando en Occidente, por razones puramente emocionales (el nuevo Mini, las radios tipo años 50, etc), parece que podemos esperarlo también en los países en desarrollo, aunque por motivos diferentes.

De hecho, la historia de este mensaje surge trás la lectura de una breve noticia en el Wall Street Journal Europe (06/05/03 pA6). Al parecer, un grupo de empresarios alemanes intenta resucitar el mítico Trabant (véase su historia en http://users.netlink.com.au/~andrewl/mct/intro.htm), el «coche del pueblo» tras el muro de Berlín, repensándolo como el coche de las masas del mundo en desarrollo.

El Trabant presenta, dicen, una ventaja sustancial respecto a otros vehículos: su extraordinaria simplicidad mecánica. Por no llevar, no llevaba ni filtro de aire ni de aceite ( http://users.netlink.com.au/~andrewl/mct/prod.htm). En el fondo, con su motor de dos tiempos, era una moto con chasis de coche.

Esto le hace especialmente idóneo para países en desarrollo, en especial para aquellos que empiezan a disponer de una cierta renta per cápita. Así, nos dicen en el artículo citado, el grupo empresarial que está pensando en la idea quiere dirigirse primeramente al mercado de SudAfrica, donde la renta es de unos 8000 euros. El Trabant saldría al mercado por unos 3000 euros, la mitad, aseveran, que el coche más barato en ese mercado, el Fiat Uno Mia.

n cualquier caso, me parece muy interesante que, de nuevo, como ya vimos en su momento cuando comentamos el caso de las radios y teléfonos de cuerda ( http://www.instituteofnext.com/extranet/index.asp?idm=1&idrev=1&num=662), aparezca en el escenario el mundo en desarrollo como target comercial.

La idea del Trabant en SudAfrica es buena. Pero la gestión de tal tipo de proyecto puede ser muy compleja. De hecho, he encontrado que ya hubo durante los años 80 una iniciativa similar, que intentaba construir y vender un vehículo especialmente pensado para Africa: el Africar. Hecho con materiales autóctonos baratos (madera, por ejemplo), y preparado para resistir las duras carreteras (o caminos) del continente.

La aventura del Africar acabó mal:
http://www.team.net/www/ktud/africar.html
o http://www.oldwoodies.com/feature-africar.htm

La pregunta que debemos hacernos es triple: 1) ¿conoce Occidente realmente las necesidades de esa parte del mundo?, 2) ¿conviene al mundo que los «vicios» consumistas de Occidente cuajen en todas partes?, 3) ¿es Occidente honesto cuando se dirige a esos nuevos mercados?

La primera pregunta me parece fácil de resolver: Occidente vive en una burbuja. La segunda también: los problemas ecológicos y los derivados de un modelo económico no sostenible crecerán enormemente cuando todo el mundo se apunte al consumismo narcotizante. Qué podemos esperar de mil millones de chinos y mil millones de indios haciendo cola en las autopistas para comprar como locos en los centros comerciales?

En cuanto al punto tercero, creo que hay un ejemplo reciente que indica hasta qué punto puede ser sutil la cuestión.

Resulta que se acaba de lanzar en Africa la réplica local del agente 007. Se trata de Michael Power. El apellido lo dice todo: es el super más del no va más. Lo curioso de su primera película, «Critical Assignment», es que el guión se construye sobre una temática de corrupción, a la que el público africano parece estar familiarizado. No hay aquí agentes terroristas de países asiáticos que valgan. La trama va de un político corrupto que ha desviado fondos destinados a la construcción de sistemas de distribución de agua potable para la población, hacia la compra de armas.

 

Pues bien, resulta que la producción de la película ha sido posible gracias al programa «Water for Life» de la fundación Diageo ( http://www2.diageo.com/pageengine.asp?site_id=3§ion_id=10&menu_id=138&status_id=3000&page_id=125). Porque, claro está, la película trata de la distribución de agua a las masas.

Pero también resulta que Diageo es la empresa propietaria de distintas marcas de bebidas alcohólicas, entre ellas la famosa cerveza Guinness. 

El objetivo del programa «Water or life» parece noble: asegurar el suministro de agua potable a millones de personas en el mundo en desarrollo. Pero algunos, incluido The Economist (08/03/03, p46), han criticado que la primera película de Michael Power parezca un continuo anuncio de cerveza. El product placement domina la pantalla…

Incluso uno encuentra que gracias a una serie de anuncios previos, protagonizados por el mismo Power, Guinness ha conseguido aumentar significativamente sus ventas en Africa ( http://free.financialmail.co.za/report/adfocus2002/africa/af2x.htm)

En fin, quizás es el peaje que hay que pagar. O no.

Alfons Cornella
Infonomia

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