Ke!660 No hay innovación sin riesgo. Se camina cayendo al andar

Ke!660 No hay innovación sin riesgo. Se camina cayendo al andar

Use your imagination
General Electric

¿Qué debe hacer un país para estimular la innovación?

Algunas ideas nos las da Negroponte en un interesante artículo: estimular la diversidad, dejar tener errores, escuchar a los jóvenes, apoyar la interdisciplinariedad, estimular la toma de riesgos, favorecer el intercambio de ideas).

Negroponte enfatiza como la cultura norteamericana no estigmatiza a los que han probado algo y se han equivocado. Más aún, afirma que «muchas empresas de capital riesgo muestran hoy más interés por alguien que se ha equivocado que por alguien que prueba por primera vez». Porque equivocarse es la mejor manera de aprender. 

(Tiempo estimado de lectura: 6 minutos)

PARA PENSAR:

Durante las últimas semanas he recogido algunos ejemplos de innovaciones que me han hecho pensar.

Algunas proceden de la extraordinaria revista de Herramientas Útiles que David Ramon elabora cada semana en Infonomia. Por ejemplo, hace unos números comentó el nuevo concepto de micrófono desarrollado por la empresa Design Continuum ( http://www.dcontinuum.com), que responde al nombre de Sputmik ( http://www.idsa.org/whatis/seewhat/idea2002/winners/S8016.htm). Se trata de una especie de globo que contiene un micrófono, y que puede ser lanzado a las distintas partes de un audiencia, por parte del propio ponente (en lugar de tener que utilizar los servicios de un/una azafato/a). El invento puede resultar una simple curiosidad, una extravagancia. Pero también puede ser que, además de ser un instrumento de “ahorro de costes” su simple “forma” afecte a la “función” sociológica de participación de una audiencia. La innovación no cabe reducirla al instrumento, sino al uso del mismo. El aparato permite, en mi opinión, inventar nuevas formas de “participar” en un evento, o, mejor, nuevas formas de “hacer participar” a la gente.

Otro gadget. Se trata de un cacharrito de nombre Spotme ( http://www.spotme.info/). Básicamente, sirve para que los asistentes a una conferencia, a un congreso, sepan quien tienen cerca en un determinado momento, con el fin de facilitar ponerse en contacto con personas por las que hay un interés de comunicación. La base de datos de asistentes, con los datos principales y la foto de los mismos, se vuelca en el aparato (que tiene el aspecto de un buscapersonas). Mediante un sistema de radiofrecuencia, los aparatos se reconocen mutuamente. Así, el tuyo te avisa de quién tienes cerca, y cuando ves en la lista de los de tu entorno local puntual (los que están, digamos, a treinta pasos de distancia en ese momento), a alguien que te interesa conectar, y que normalmente no conoces, puedes ver en la pantalla su foto para poder dirigirte a él directamente. Obviamente, el usuario puede escoger ser “invisible”. De nuevo, creo que se trata de una innovación que puede cambiar la “rentabilidad” de la asistencia a un seminario, a un congreso, a una conferencia. Porque, cada vez más, el interés de estos actos se volcará en la audiencia más que en los ponentes. Del modelo de “talking head” (alguien que sabe habla) vamos hacia el modelo del “peer-to-peer- learning” (la inteligencia colectiva acumulada en la audiencia es más valiosa). Más en Wall Street Journal Europe, 27/01/03, p.13.

Más ejemplos. Me ha sorprendido la noticia de lo bien que le ha ido a McDonalds en Francia durante el año pasado, comparado con los malos resultados que ha tenido el grupo a escala mundial. Además, uno tenía entendido que Francia era el bastión contra el imperialismo gastronómico (véase el caso de José Bové…). Pues bien, resulta que ante esa mala imagen que tenía la empresa en Francia, los directivos respondieron con “innovaciones” arriesgadas, pero eficientes. Una de ellas, una serie de anuncios en los que se ridiculizaba a obesos norteamericanos que no entendían porque en las hamburgueserías galas se utilizaban alimentos no tratados genéticamente. Atrevido, y casi honesto. Otra, adaptar a decoración de los locales al gusto francés. O sea, romper la regla de que todo MacDonald’s del mundo está hecho con el mismo molde. Una innovación en las formas que acaba teniendo su impacto en la cuenta de resultados. (Business Week, 13/01/03, p19)

Más ideas. De una conversación de hace unas semanas con un amigo (gracias Albert por la idea), surgió la posible oportunidad que la industria fotográfica quizás estaba perdiendo. Cualquiera que tenga hijos en edad de empezar a socializar en grupo, sabe del gusto que le toman a hacer fotografías con una cámara. Lo más frustrante, y caro, es ver las pocas imágenes que, al ser reveladas, tienen algún sentido (caras que no aparecen, excesivo número de pies en las fotos, imágenes oscuras o alternativamente quemadas, etc). Obviamente, la fotografía digital sería aquí una aportación muy interesante para los padres y para los hijos. Barato para los primeros, divertido para los segundos (manipular las imágenes, o enviarlas por e-mail, etc). Ahora bien, ¿cuántas cámaras digitales para niños habéis visto estas navidades en las tiendas? Algo paradójico que, en mi opinión, será corregido en el próximo futuro. La innovación de la fotografía digital no está sólo en el producto, sino en la “invención” de derivaciones de los productos que vengan a responder a situaciones concretas de determinados segmentos. Véase como ya hay empresas que se han focalizado en ese nicho de la cámara infantil ( http://www.zillions.org/Features/Digital/dcam001.html). Tiempo al tiempo… 

A veces la innovación viene de lo más inesperado, de lo impredecible. Hace unas semanas veíamos en el equipo de Infonomia algunas páginas donde el usuario podía dibujar directamente sobre la página, con una especie de rotulador virtual. Pues bien, nos pareció gracioso (“cute”, dirían los americanos). Pero no se nos ocurrió más, lo confieso. Pues, mira por donde, ahora descubro que General Electric lanza una campaña publicitaria de envergadura (100 millones de dólares) basada en el software en cuestión ( http://www.ge.com/en/company/companyinfo/ads.htm). Bajo el lema “all big ideas start with a sketch” (las grandes ideas empiezan por un esquema), el anuncio permite al usuario hacer su dibujo (su esquema) y enviarlo a sus amigos (Wall Street Journal Europe, 22/01/03, p a6). Un fantástico ejemplo de marketing viral. La pregunta es: ¿por qué no se nos ocurrió a nosotros?

La respuesta es simple: porque innovar es cada vez más complejo. Se requiere de muchas mentes, y muchas ideas de esas mentes, para encontrar una que tenga sentido. No es de extrañar que empresas como Alessi ( http://www.alessi.it), una empresa italiana líder en el diseño de objetos, cuide como un capital valiosísimo su red externa de 300 diseñadores free-lance que, literalmente, se ponen a romper las reglas cada día. En ese trabajo altamente creativo, Alessi actúa como “intermediario entre los diseñadores y los consumidores”. Su objetivo: “poner en la vida de la gente algo de arte y poesía a través de los objetos de uso cotidiano”. Algo que en España hace muy bien, en el espacio de los muebles y objetos de iluminación, la empresa SantaCole ( http://www.santacole.com)

Alessi

Estas empresas han reinventado el diseño, o mejor dicho, el interfaz entre la creatividad y el consumo. Han llegado, en ocasiones, al límite de lo que es posible, económicamente, fabricar a coste adecuado en series limitadas. Y la clave de su negocio consiste en “editar” objetos: traducir a realidad la creatividad de los imaginativos creadores. Una posición intermedia entre lo industrial y lo artesanal. Un intersticio entre los dos extremos de un dipolo de larga historia (producción en masa, producción a medida).

En fin, la economía de la innovación. Los países que lo entiendan tienen futuro. Pero, ¿qué debe hacer un país para estimular la innovación? Algunas ideas nos las da Negroponte en un interesante artículo, “Creating a Culture of Ideas” en el Techreview de febrero 2003 ( http://www.technologyreview.com/articles/negroponte0203.asp) (gracias Didac, por la sugerencia): estimular la diversidad, dejar tener errores, escuchar a los jóvenes, apoyar la interdisciplinariedad, estimular la toma de riesgos, favorecer el intercambio de ideas).

Una nota final del artículo de Negroponte: la cultura norteamericana no estigmatiza a los que han probado algo y se han equivocado. Más aún, afirma que “muchas empresas de capital riesgo muestran hoy más interés por alguien que se ha equivocado que por alguien que prueba por primera vez”. Porque equivocarse es la mejor manera de aprender.

No hay innovación sin riesgo. Se camina cayendo al andar.

Alfons Cornella

Infonomia.com

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