Ke!626 – Moore tenía razón, pero quizás Mooers tenía aún más

Ke!626 – Moore tenía razón, pero quizás Mooers tenía aún más

Mooers, uno de los pioneros de la recuperación automática de información (information retrieval), afirmó que «un sistema de recuperación de información tenderá a no ser usado cuando sea más difícil y molesto para alguien «tener» información que no tenerla».

La ley de Mooers tiene pues, una doble lectura: la trivial, según la que una persona no utilizará un sistema de información si «conseguir»(buscar mediante una máquina, por ejemplo) la información es complicado; y la más sutil, según la cual una persona no utilizará un sistema de información si «utilizar» (hacer algo con) la información no le aporta un beneficio, o no es «socialmente» recompensado en el entorno concreto de trabajo en cuestión.

La pregunta es, pues, ¿disponemos en nuestras empresas de una cultura de la información que valore disponer y usar de información? Porque sin esta cultura de la información, cualquier esfuerzo puramente técnico de mejora del sistema de información puede resultar estéril.

(Tiempo estimado de lectura: 8 minutos)

PARA PENSAR:

¿Qué puedo decir aquí sobre la archiconocida Ley de Moore? Pues que ha sido la ley que ha estado detrás del desarrollo tecnológico que ahora vivimos y de la transformación social de base tecnológica que está por venir: disponemos de tecnología cada vez más potente a menor precio. En efecto, Gordon Moore, cofundador de Intel, predijo, como sin querer, hacia 1965, que el número de transistores que podríamos poner en un chip se duplicaría cada 2 años (ha acabado siendo cada 18 meses).

Moore pasará a la historia por su “ley” (que, en realidad, es una regla empírica: hasta ahora se ha cumplido, pero nada nos dice que se vaya a seguir cumpliendo).

Calvin Mooers no tendrá la misma suerte. ¿O quizás sí?

En 1959, Mooers, uno de los pioneros de la recuperación autómatica de información (information retrieval), afirmó que “un sistema de recuperación de información tenderá a no ser usado cuando sea más difícil y molesto para alguien “tener” información que no tenerla”.

En un artículo de hace más o menos un año, Brice Austin nos recuerda lo importante que es esta ley para el desarrollo de la sociedad de la información («Mooer’s law: in and out of context», Journal of the American Society for Information Science and Technology, JUne 2001, resumen en http://www.asis.org/Publications/JASIS/vol52n8.html).

Esta “ley” de Mooers puede ser interpretada de dos maneras.

La interpretación que se la ha dado normalmente es la que cae dentro del discurso puramente tecnocrático: la gente no utiliza los sistemas de información si éstos son “díficiles de usar”. Ergo, hay que diseñar mejores sistemas de organización de información, de navegación, de búsqueda, etc, y cuanto más intuitivos mejor.

En otras palabras, se ha llegado a decir (y seguro que mucha gente lo tiene en su cabeza ahora mismo, al leer esta nota) que “la información será más usada en proporción directa a la facilidad con que aquella pueda obtenerse”.

Si esto fuera cierto, la llegada del Web representa un hito importantísmo en la sociedad de la información: ¿qué mejor manera podríamos haber imaginado de facilitar la búsqueda de documentos entre miles de millones de ellos que a través de instrumentos como Google o Theoma?

Pero, por desgracia, Mooers era mucho más sutil…

La interpretación simplista de la ley, la puramente “tecnocrática”, presupone que la gente acepta por principio, en cualquier entorno y situación, que tener información es bueno. O sea, que cualquier persona mínimamente normal prefiere disponer de información que no disponer de ella. Si esto fuera cierto, entonces tiene toda la lógica que cuanto mejor sea el “sistema tecnológico” para obtener esa información, más contenta y satisfecha estará la persona.

El problema es que es falso presuponer que la gente acepta que tener información es siempre bueno.

En muchos contextos (o, en clave más técnica, à la Mooers, en muchos “entornos” de trabajo), disponer de información no es considerado necesario, y aún menos crítico. En un entorno en el que disponer de información no te aporta un beneficio claro, no importa en absoluto que dispongas de un buen sistema de información.

Mientras, hay entornos, como los puramente científicos, en los que disponer de la mejor información, y disponer de tiempo para digerirla, está altamente bien visto, e incluso recompensado (con el reconocimiento del colectivo).

La ley de Mooers tiene pues, una doble lectura:

1) la trivial, según la que una persona no utilizará un sistema de información si “conseguir”(buscar mediante una máquina, por ejemplo) la información es complicado.

2) la más exacta, según la cual una persona no utilizará un sistema de información si “utilizar” (hacer algo con) la información no le aporta un beneficio, o no es “socialmente” recompensado en el entorno concreto de trabajo en cuestión.

Las implicaciones son enormes, desde mi punto de vista, para el futuro del uso de Internet en las organizaciones, y para la consecución de una “sociedad de la información” en un determinado colectivo.

Porque Mooers nos enseña que en un entorno en el que no se valora disponer de información y saber usarla, no importa lo bueno que sea el sistema de información, este tenderá a no ser usado.

Mientras que también nos dice que en un entorno donde se valora usar la información, los sistemas de información se usarán, por muy pedestres que estos sean.

La mera construcción de sistemas de información potentes, o de infraestructuras de cable galácticas, por ejemplo, no garantizan que se use la información.

Como apunté en su momento, en lo que vanidosamente denominé la “ley fundamental de la sociedad de la información”, sin una “cultura de la información” no llegamos a una “sociedad de la información”, por mucha “economía de la información” (disponibilidad de infraestructuras) que tengamos. Véase http://www.instituteofnext.com/extranet/index.asp?idm=1&idrev=1&num=267.

La pregunta es, pues, ¿disponemos en nuestras empresas de una cultura de la información que valore disponer y usar de información? Porque sin esta cultura de la información, cualquier esfuerzo puramente técnico de mejora del sistema de información puede resultar estéril.

¿Demasiada información?

Cualquiera que utilice el correo electrónico estará de acuerdo, creo, en que éste se está convirtiendo en un problema: entre el spamming y la manía de la gente de reenviarte mensajes con archivos inmensos adjuntados, ya no hay quien viva.

Lo expresaba muy bien un titular de hace unas semanas del BusinessWeek, «e-mail: killer application or just a killer» (disponible en http://www.businessweek.com/technology/content/mar2002/tc2002031_3760.htm).

Diversos estudios van evidenciando que los directivos empiezan a pedir medidas urgentes para controlar la inundación del correo. Véase, por ejemplo, el artículo «Managers complain of email overload» ( http://www.vnunet.com/News/1118317) señala que, aunque los directivos reconocen que una parte sustancial de la información que precisan para tomar decisiones les llega ya a través del correo electrónico, también empiezan a pedir formas de controlar la inundación.

No es extraño, en este sentido, que aparezcan ideas que nos hubieran sorprendido hace tan sólo unos meses, como, por ejemplo, que el fundador de Groove (y en su momento de Notes), Ray Ozzie, sugiera que hay que utilizar sistemas de trabajo en grupo, como Groove ( http://www.groove.net) para limitar tus contactos a la gente con la que trabajas en proyectos concretos (véase «The new spam buster», http://news.com.com/2008-1082-882392.html).

Tampoco extraña el éxito que están teniendo sistemas de filtrado de correo, ya sea a nivel personal como corporativo (véanse Postini, http://www.postini.com, o BrightMail, http://www.brightmail.com).

O que haya gente que ya no te da su dirección de correo electrónico, sino la de su web, desde el que puedes conectar con ella a través de un formulario. Cuando le envías un mensaje, el sistema genera un mail automático solicitando que confirmes que eres, realmente, una persona (y no un robot que genera mails automáticamente, como un robot de spamming).

O que haya sistemas que sustituyan la relación 1-a-1 del correo electrónico por paneles donde los participantes en un proyecto comparten sus contribuciones. Véase, por ejemplo, la propuesta de Intraspect ( http://www.intraspect.com).

Todo esto es útil. Hay que controlar la inundación. Pero, ¿la pregunta no es, quizás, que no estamos todavía en entornos muy intensivos en información, aquellos en los que asumes que todo tu trabajo consiste en manejar símbolos?

O sea, tenemos demasiada información, o ¿es que no encontramos la manera de extraer valor de la información que nos rodea?

Nuevas herramientas

No paro de sorprenderme con el descubrimiento de nuevas herramientas pensadas, en principio, para hacer más sencilla mi “vida informacional”.

Algunos ejemplos:

o Atomica ( http://www.atomica.com), un software que te “explica” (o, al menos, lo intenta) el significado, de cualquier palabra que aparece en tu pantalla. se trata del heredero del histórico Gurunet, que algunos antiguos lectores recordarán.

o Logik ( http://www.coredge.com/), permite « indizar » cualquier tipo de documento existente en tu máquina, creando asímismo una síntesis de los mismos.

o Enfish ( http://www.enfish.com), permite buscar un documento de cualquier tipo a partir de cualquier cadena de carácteres contenida en el mismo (se puede bajar una demo).

o 80-20 Retriever ( http://www.80-20.com/products/retriever/index.htm) hace lo mismo (se puede bajar una demo).

Pero esto es sólo un paso. Me ha sorprendido mucho el software de Mayaviz ( http://www.mayaviz.com), que sugiere, y permite realizar, su concepto de “comunidades de decisión”. La idea es que una red de personas, conectadas en tiempo real, puedan discutir sobre una cuestión para llegar a una decisión. Hay una excelente demostración en http://www.mayaviz.com/demo/.

Por no hablar de los nuevos intrumentos de captura de la opinión de tus clientes, que complementan (o quizás superan) la utilidad de un focus group. Véanse las demos de sistemas como PlanetFeedback ( http://www.planetfeedback.com) o InsightExpress ( http://www.insightexpress.com).

En fin, que la interpretación simplista de la ley de Mooers (“mejor tecnología hará que la gente use más la información”) está en plena marcha…
<BR<

Pero la cuestión está en trabajar de otra manera

Mi opinión es que Mooers dió exactamente en el blanco. No podemos presuponer que todo el mundo considera que tener información es intrínsecamente bueno, y que, por consiguiente, todo el discurso se centra en el diseño de sistemas más intuitivos.

Las empresas deben aprender a crear “entornos sociales informacionalmente intensivos”, donde se entienda que disponer de información es crítico, donde se valore que se digiera adecuadamente, que se comparta y que se proyecte.

En una empresa que “no es información”, los sistemas son sólo estética.

Tendremos que aprender de aquellas empresas que ya están en el camino de definirse como entes informacionales, y que aprender a trabajar con las nuevas herramientas. Véanse algunas propuestas en el artículo «Virtualy there» ( http://www.fastcompany.com/online/56/virtual.html).

No me extraña que en Stanford se haya creado el Center for Work, Technology and organization ( http://www.stanford.edu/group/WTO/splash.shtml)…

Más en un próximo mensaje…

PARA TRABAJAR:

1) ¿Has medido alguna vez cuánto de tu actividad diaria se invierte en manejar información? ¿Podrías intentar dar una cifra, en porcentaje de tiempo?

2) ¿Te consideras abrumado por el correo electrónico? ¿Cómo crees que se debería resolver el problema de la infoxicación por mail en tu organización? ¿Estáis ya haciendo algo?

3) Diseña una estrategia de 5 puntos críticos para mejorar el uso del correo en tu organización.

4) Reune a tu equipo de trabajo. Tema de la reunión: ¿cómo podríamos ser más eficientes en el trabajo en grupo?

5) Identifica si tu grupo de trabajo cree que el problema es la falta de tecnología, de procesos de gestión de la información, o de cultura informacional.

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