Ke 768! De exportar empleos a importar competitividad

Ke 768! De exportar empleos a importar competitividad

Coordinar la India con el Far West… (© Ruca)

En un breve pero incisivo artículo de esos que se deberían leer, C.K. Prahalad, profesor de la universidad de Michigan (http://www.bus.umich.edu/FacultyBios/FacultyBio.asp?id=000161713) y autor de “Competing for the Future“, entre otros, propone una idea sugerente sobre cómo deberíamos ver de otra forma el proceso de deslocalización desde Occidente a otras partes del mundo (Wall Street Journal Europe, 08/06/05, p A6). No es que yo esté de acuerdo con todo, pero, en fin, comentémoslo.

La idea central del artículo es que exportar empleos, en forma de la externalización y deslocalización de tareas y trabajos hacia otros países, es bueno porque implica aumentar la competitividad de las empresas que así lo hacen en los mercados internacionales. O sea, el mundo es duro y para competir hay que ser tremendamente coste-eficiente. Si eso significa ir al fin del mundo, pues vayamos.

La “exportación “de empleos no es, dice Prahalad, nueva. Se empezó a producir en los 80 y 90 dentro de los propios Estados Unidos, entre empresas, a través de la fiebre del outsourcing de servicios informáticos. Lo que ahora ha ocurrido es que se está generalizando, desde lo industrial (China como receptora de trabajo) a los servicios (India en este caso) al propio diseño de conceptos (a ver en el futuro quien se lo queda).

Porque, y en esto estoy de acuerdo, el juego para las empresas consiste en encontrar los mejores recursos de producción allí donde estén en el mundo. En especial, los recursos de fabricación (operaciones) y de innovación (diseño). En ese sentido, no hay algo así como un marco de “innovación nacional”. Prahalad afirma que “la competencia global es entre empresas, no entre países”. Las grandes multinacionales van a buscar los recursos en las mejores “fuentes”, tanto en términos de capacidades como de costes. Estoy de acuerdo.

(© Ruca)

Pero la idea más interesante que se deriva de esto, de esta búsqueda de lo mejor allí donde se encuentre, es la necesidad del par “fragmentación-coordinación” de la cadena de valor. La búsqueda de los mejores recursos allí donde estén implica “fragmentar” la cadena de valor (cómo hacemos las cosas, desde las materias primas al servicio final al cliente) para que cada parte sea realizada por el mejor partner posible. Pero para que el resultado final sea excelente, es preciso que exista una precisa “coordinación” entre los procesos fragmentados de la cadena de valor.

En términos de economía en red, la idea es clara: ahora se trata de repensar los procesos de la cadena en forma de red de procesos, que puedan ser fragmentados en especialistas a la vez que conectados a través de nuevos esquemas de coordinación. Por primera vez en la historia tenemos la tecnología necesaria para hacerlo a bajos costes (coordinación extendida de procesos fragmentados en elementos especializados), lo que resuelve una de las versiones del teorema de Coase, que explica en qué condiciones es mejor un mercado (una red) que una empresa (una jerarquía), y al revés.

Por tanto, si del fenómeno (económico) de la deslocalización (outsourcing y offshoring) saldrá algo positivo para las empresas es un conocimiento sofisticado de gestión de procesos en red. Por tanto, aviso, palabras clave para los próximos años en el campo del management: procesos, red, coordinación.

Es un futuro que podríamos denominar (como se intuye en el artículo citado) una economía RTR: “real time remote” (en tiempo real y a distancia). Hay la tecnología para hacerlo. Lo que no se es si tenemos las herramientas y métodos de gestión para hacerlo: funcionar en red es muy distinto que funcionar desde un esquema de monitorización y control.

Una de las ventajas de este repensar la empresa en clave de procesos susceptibles de ser realizados en red distribuida, es que hay que documentar bien los procesos. Lo recuerda Prahalad: “muchas empresas se han dado cuenta de que la externalización les ayuda a documentar mejor sus procesos internos”. No hay más remedio que organizar mejor los procesos, coordinándolos, si no se quiere que la externalización deshaga valor más que lo cree.

Por tanto, un efecto positivo de la “exportación de trabajo” (lo que en los Estados Unidos se empieza a llamar, quizás de forma peligrosamente populista, “la exportación de América”) podría ser la “importación de competitividad”. Ser mejor empresa aprendiendo a buscar un incremento constante de competitividad, buscándola allá dondé se encuentre.

En resumen, y en palabras de Prahalad: “las empresas que aprendan a innovar rápidamente gestionando de manera diferente (a la actual), con una fragmentación granular de los procesos de trabajo (workflow) y una coordinación eficiente de las partes fragmentadas, serán las empresas que retendrán su ventaja competitiva”.

Por tanto, no se trata de luchar contra Oriente, sino de apalancarse con ellos, superando la idea del maniqueo dipolo dependencia-independencia, para entender que el mundo va en la línea de la interdependencia.

Todo esto está muy bien, claro está. Pero el problema es si tendremos el tiempo para digerirlo y metabolizarlo antes de que la ola populista inunde Occidente. Estamos ya cerca, en mi opinión, de la politización radical de las pérdida de capacidad industrial de nuestros países.

Más si tenemos en cuenta las cifras que nos llegan de Asia, en especial las que hacen referencia al incremento constante de su esfuerzo en I+D. Una artículo en Financial Times (09/06/05 p11) avisaba de que en 2001 el 36% de todos los doctorados en ciencias e ingeniería otorgados por las universidades norteamericanas, lo fueron a ciudadanos extranjeros (un 86% de ellos con visado temporal, o sea, no residentes). Más de la mitad de todos esos doctorados fueron a chinos, coreanos, indios y taiwaneses. La contribución de China a la producción de artículos científicos mundiales pasó del 0.4% en 1981 al5.1% (40000 artículos) en 2003. Incluso en ámbitos como la biotecnología, en el que se dice que Occidente aun va por delante, uno se encuentra con que en las afueras de Beijing está creciendo CapitalBio, con la ambición de convertirse en la empreesa “capital” de los biochips del mundo (http://www.capitalbiochip.com).

O sea, Oriente dejará ser una mera fábrica barata…

Una nota final. Prahalad intentó por si mismo probar suerte en el campo de la tecnología, a través de la empresa Praja (http://www.fastcompany.com/online/49/prahalad.html), hoy comida por TIBCO (http://www.tibco.com/software/business_optimization/businessfactor.jsp).

En fin… Hay un documento claramente contrario a las “ventajas” del outsourcing y offshoring en http://www.aea.org/documents/Offshoring_Analysis.pdf. Quizás lo comentaré otro día.

© Ruca

Valga aquí resumir alguno de sus puntos en lo que comenté hace un tiempo en una de nuestras ideas-fuerza: si los empleos se van de nuestros países, ¿quién va a tener dinero para comprar los productos que vienen de ellos? Es como quitar los ladrillos de la base de edificio para irlos cargando en el techo. Una especie de suicidio económico de Occidente? Ver: http://www.instituteofnext.com/ideasfuerza/suicidio.asp

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