18 May Joanna Berzowska, fundadora de XS Labs
Joanna Berzowska, experta en textiles electrónicos y prendas sensibles a estímulos externos, dirige innovadores proyectos de investigación en los que el principal objetivo es el placer o la belleza, no la productividad o la funcionalidad. Quizás por ello sea en su laboratorio, XS Labs , donde en estos momentos se esté gestando la moda que llevaremos la próxima década.
Video-entrevista
Aparentemente, durante los últimos años se han producido importantes innovaciones en el terreno de los materiales textiles avanzados, pero ¿cuánto tiempo tardaremos en ver estas novedades en las rebajas de unos grandes almacenes junto al algodón, la seda o la lycra de toda la vida?
Es cierto que durante la última década ha habido numerosos avances en estos terrenos, pero a la hora de convertirlos en un producto comercial se ha optado mayoritariamente por sectores como el militar, el de la salud o el deportivo. Así, se han fabricado uniformes de soldado que actúan a modo de antena para facilitar la comunicación con el mando o unas zapatillas deportivas capaces de indicar a nuestro iPod nuestra progresión como deportistas. En mi opinión, estos productos no han acabado de llegar a la calle porque su valor añadido está centrado en la productividad, y la moda es un fenómeno cultural que no entiende de productividad, sino de placer, de tener una buena apariencia, de sentirse bien, de divertirse, y de hacer todo ello en compañía de otra gente.
¿En qué tipo de funciones o capacidades se deberían aplicar entonces estos avances para poder llegar a la calle?
Apenas hace un par de años que algunos pocos diseñadores han empezado a utilizar estas tecnologías para proponer en sus colecciones piezas capaces de cambiar de color o de forma respondiendo a estímulos externos. La introducción de estos elementos en la alta costura supone un importante punto de inflexión respecto a una futura aceptación general. Creo que las nuevas aplicaciones tomarán forma principalmente, por una parte, en relación con la posibilidad de personalización y de individualización y, por otra, en relación con la conexión a nuestra red social en el plano físico de la misma manera que en un plano virtual lo hacen Facebook o MySpace. Imagino, por ejemplo, una prenda que reacciona de una determinada manera ante la cercanía de otra persona con la que me une alguna circunstancia sin yo saberlo hasta que así me lo indica un movimiento en el cuello de mi camisa.
¿Es éste el tipo de aplicaciones en las que trabaja XS Labs?
En XS Labs trabajamos a la vez en un montón de proyectos de diversa índole. Pero precisamente el último de ellos ha sido una colección de trajes y vestidos que no suponen un prototipo tecnológico sino que han sido diseñados exclusivamente desde el punto de vista de la moda y las tendencias. Hemos utilizado la aleación Nitinol con memoria de forma para dotar a estos vestidos de comportamientos dinámicos y orgánicos protagonizados, por ejemplo, por pequeñas ventanas de tela que se abren y se cierran, o una especie de visera acoplada que actúa a modo de sombrilla y que decide por ella misma cuándo se repliega o no para proteger la cara. En otro plano más tecnológico estamos realizando también diferentes investigaciones encaminadas al aprovechamiento energético del movimiento de nuestro cuerpo.
¿Es esta variedad de proyectos fruto del enfoque diferencial de innovación con el que se suele presentar el estudio?
Ciertamente. Y la razón principal de este enfoque es que XS Labs está ubicada en Canadá, país en el que existe un entorno socioeconómico muy diferente al existente en Estados Unidos e incluso en Europa. Canadá ha tenido históricamente un gran interés por las llamadas industrias culturales, por lo que resulta relativamente sencillo encontrar financiación para proyectos de investigación de carácter social o cultural. XS Labs ha conseguido para este tipo de proyectos más de un millón de dólares en los últimos cuatro años. Eso nos permite jugar y experimentar sin la presión de tener que producir algo en el que resulte inmediatamente obvia la manera en la que puede ser transformado en un producto comercial. Disfrutamos del gran lujo de trabajar en áreas de investigación, como la moda, cuyo principal objetivo es el placer o la belleza, no la productividad o la funcionalidad.
¿En qué proporción forma parte la hibridación de la fórmula de innovación de su trabajo?
Siempre he creído en los resultados positivos de un enfoque multidisciplinar de la innovación. Con un título universitario en Matemáticas Puras y otro en Arte y Diseño, yo misma soy fruto de esa hibridación. Curiosamente, este concepto está ya hoy generalizado y las dos diferentes universidades en las que realicé mis estudios cuentan hoy en sus programas con cursos en los que resulta obligatorio estudiar conjuntamente, por ejemplo, programación de ordenadores y diseño artístico. En todo caso, lo importante es tener una mentalidad abierta y una comprensión básica de muchos otros campos diferentes a aquél en el que uno está especializado.
¿Cómo aplica esta idea en XS Labs?
Creo que la innovación más interesante nace en lo que yo llamo áreas de incomodidad, aquellos espacios o situaciones en los que nos vemos forzados a encontrar soluciones fuera de la comodidad con la que actuamos cuando creemos dominar un determinado tema. Por eso empiezo por hacer que los ingenieros de mi equipo se pongan a coser y por obligar a los diseñadores a construir circuitos integrados.
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