Hoy somos mucho menos innovadores de lo que fuimos en el pasado

Hoy somos mucho menos innovadores de lo que fuimos en el pasado

¿Qué es una idea? ¿Qué ideas nos han hecho lo que somos hoy en día? ¿Qué fuerzas, qué caras se esconden tras las ideas, y cómo se relacionan? ¿Los experimentos son una idea? ¿Y Europa? ¿Y producimos tantas ideas realmente revolucionarias como hace 150 años?
Las respuestas a todas estas preguntas, se encuentran en un libro maravilloso titulado Ideas: Historia intelectual de la humanidad, escrito por Peter Watson, el gran historiador e intelectual británico, autor también de The modern mind y coautor de The Medici conspiracy. En Ideas describe la historia del pensamiento y los descubrimientos, remontándose a dos millones de años atrás, en la Prehistoria, y viajando hasta el presente. Hasta el momento, el libro se ha traducido a 17 idiomas, incluidos el coreano y el chino, y ha vendido más de 300.000 ejemplares en todo el mundo.

¿Por qué resulta tan fascinante la historia de las ideas?

Si pensamos, por ejemplo, en la relatividad, nos viene Einstein a la cabeza; si pensamos en el inconsciente, entonces aparece Freud. En su época, a mucha gente se le ocurrían ideas similares. A finales del siglo XIX, en los países germanófonos todo el mundo tenía la palabra inconsciente en la boca. Lo mismo pasó con Mendel y su descubrimiento de los genes en las décadas de 1830 y 1840; había otras personas en esa misma época con ideas similares, dándoles nombres diferentes. Pero todos confluían en las mismas ideas. ¡Eso es lo que me fascina! Mi manera de enfocarlo es tomar distancia y ver cómo se forman las ideas y cómo se conectan.

Ese enfoque podría cambiar la manera en que pensamos sobre la ciencia y los descubrimientos.

En vez de aprender en la escuela, por ejemplo, la teoría de la relatividad, o la electricidad, o lo que es un ohmio, se nos debería enseñar todo eso tal y cómo dieron con ello sus descubridores, con toda esa rivalidad, los callejones sin salida… Si lo hiciéramos así, sería mucho más interesante; no tendríamos únicamente un conocimiento abstracto de la electricidad, sino que sabríamos cómo se le ocurrió a alguien por primera vez la idea de la electricidad. En química orgánica, por ejemplo, están todas esas historias asombrosas sobre cómo al alemán Kekulé se le ocurrían en sueños ideas sobre el anillo de benceno. Mucha gente dijo que se lo había inventado para establecer sus prioridades, pero todo eso forma parte de la historia.

Hoy en día, estamos convencidos de que vivimos en tiempos revolucionarios, en un mundo que cambia a toda velocidad. Pero usted disiente.
No estoy tan seguro de que el mundo esté cambiando rápidamente. De hecho, creo que estamos viviendo en un período de consolidación. Los coches son básicamente iguales que hace 50 o 60 años. El teléfono, igual; el avión, también. De acuerdo, tenemos Internet. Sí, tenemos la píldora. Y son cosas revolucionarias. Supongo que lo más nuevo que tenemos actualmente es que estamos viviendo en una época de paz. En Europa, una generación ha crecido desde la guerra, mientras que la generación de sus padres tuvo que vivir dos guerras. Eso es no un invento, pero sí que es un cambio. Aún así, no cabe duda de que hace 100 años, con todo lo que estaba sucediendo en la física y las artes, los cambios eran increíblemente más nuevos, más revolucionarios que lo que vemos ahora a nuestro alrededor. No paramos de repetirnos la cantidad de cambios que vivimos, pero creo que detrás de esa afirmación se esconden una gran cantidad de intereses comerciales creados para que acabemos adquiriendo los últimos productos del mercado.

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