HomoWatt

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Muchos de los objetos de nuestra vida cotidiana requieren alimentación energética. Nuestro móvil, nuestra radio, nuestra PDA, etc. Nuestra dependencia de las pilas es cara, económica y ambientalmente. Y lo peor es que la tendencia es que cada vez nos vendan más y más gadgets que hacen cosas muy concretas, y que requieren pilas para hacerlo. ¿Alguien había pensado, por ejemplo, que las maquinillas de afeitar de hojas llevarían algún día pilas para poder darte un masaje conforme te rasuras?

Diversos desarrollos permiten pensar en sistemas de autosuficiencia energética personal (self-energy). Así, por ejemplo, pude adquirir hace poco una radio de cuerda, que adquiere una autonomía de una hora con sólo dar vueltas a una manivela (una dinamo manual), y una linterna para el automóvil que se carga con sólo sacudirla (un núcleo metálico oscila dentro de una bobina, generando corriente: ¡gracias Faraday!). También existen ya teléfonos de cuerda, como los que han desarrollado FreePlay, junto con Motorola, para el mercado de ciertas zonas de África e India, en los que es más fácil tener cobertura que encontrar pilas o un enchufe. Sabia tecnología de cuerda (wind-up) que inventó el remarcable inglés Trevor Baylis, a principios de los 90. Esperamos pronto un ordenador portátil de cuerda.

También tuve la ocasión de ver en el Stanford Research Institute, en San Francisco, una demostración por el científico Roy Kornbluh de un prototipo de músculo artificial que podía servir para cargar otros aparatos de pequeño consumo. Se trata de una especie de polímero que cambia de forma de acuerdo con el paso de corriente eléctrica: se expande y contrae como un músculo. Puesto en el tacón de un zapato, por ejemplo, es capaz de generar corriente conforme caminas, la suficiente para alimentar un teléfono móvil o, quizás, un GPS.

Hay más ejemplos de autosuficiencia: el tubo solar para aprovechar al máximo la luz solar dirigiéndola a las diversas estancias de una casa, placas solares flexibles, plegables, que pueden hacer la doble función de alimentadoras de un ordenador y de funda resistente, la mochila oscilante, o SLB (suspended load backpack), que bascula en tu espalda, de acuerdo con tu movimiento al caminar, y con ello se genera la energía que precisan tus aparatos, como un GPS, teléfono móvil y lámpara de emergencia (un sistema pensado por ahora para los super-soldados de ya mismo).

Más aún: alguien propone que los gimnasios del mundo estén conectados a la red eléctrica, de manera que el esfuerzo de los humanos no se evapore sólo en sudor. De hecho, el aliciente de poderte convertir en el “mayor generador” del mes (el que más Watts ha generado) puede resultar interesante (incluso económico: te lo podrían descontar de su recibo mensual).

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