07 Feb Fabricación personal (del libro Futuro Presente)
© Ruca
Neil Gershenfeld, profesor en el MIT, y fundador allí del Center for Bits & Atoms, propone que en el siglo XXI hagamos con los átomos lo que hemos hecho con los bits durante el siglo XX: manipular, combinar, crear, y no en grandes instalaciones, sino sobrenuestra propia mesa*. Lo que hemos aprendido del “ordenador de sobremesa” (desktop computer) quizás podría aplicarse a las “máquinas de sobremesa” (desktop machines) que también podríamos denominar “fabricadores personales”.
La idea sería combinar ordenadores, herramientas de software y otros instrumentos como impresoras 3D (estereolitografía), para concebir y fabricar objetos por uno mismo, volviendo así, en cierta forma, a una nueva versión del taller mecánico doméstico de nuestros padres o abuelos, en el que remendaban, con notable habilidad, todo lo que se estropeaba en la casa (las cosas se arreglaban antes de tirarlas, hay que recordarlo aquí). Video-demostración del Fab Lab en Barcelona:
Se trata de hacer realidad lo que nuestra inventiva genera. En lugar de quedarnos en el esbozo de algo, pasar a construirlo. Y, por primera vez en la historia, esto no tiene por qué hacerse en grandes fábricas con instrumentos poderosos, sino en tu propia casa. Y, ¿qué no podremos hacer pronto con los superordenadores de sobremesa de los próximos años?
Uno de los precursores de este concepto es, quizás, la propuesta MindStorms de Lego. Con este juego del fabricante danés, puedes combinar hardware (sus piezas, más motores, mecanismos diversos, etc) con software muy fácil de “ensamblar” (se hacer a través de una interfaz gráfica tan intuitiva como conectar sus bloques de plástico), para fabricar “máquinas” que hacen funciones, programadas por ti mismo.
Hay diversas derivadas de esta idea. Primera, este sistema podría acelerar la innovación, vía prototipos, en las empresas: “de la idea a la cosa” en pocas horas, o, por qué, no, de forma instantánea. Segunda, se pueden intuir grandes posibilidades en la educación, en especial si se tiene en cuenta el mundo de rapidez y competencia al que van nuestros hijos; como consecuencia, estas máquinas deberán pensarse como meras herramientas para cultivar y extraer la creatividad de los niños, y habrá que desarrollar los adecuados métodos pedagógicos. Tercera, el hoy denominado “tercer mundo” podría competir en la economía mundial con una estrategia distinta a la de las grandes corporaciones, puesto que la fabricación personal no requiere de grandes inversiones o instalaciones. Y cuarta, podemos imaginarnos una explosión de creatividad parecida a la desarrollada con el software, en especial, podemos intuir una especie de fabricación “open source”, en la línea de lo ocurrido hasta ahora con el software mal denominado “libre” (más adecuadamente designado por “abierto”).
Enlaces relacionados:
Artículo "Llega la fabricación personal: juntar Bits y átomos ", por Marc Vidal.
* Véase el curso “How to make (almost) anything” de Neil Gershenfeld, así como una entrevista sobre este tema en el think-tank Edge.
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