El motor de la innovación

El motor de la innovación

Innovar consiste en generar ideas, que alguien perciba como valor, de manera que con ello se produzcan resultados sostenibles para todas las partes (beneficios económicos o beneficio social). Por tanto, la innovación es un “motor de tres tiempos”, ideas/valor/resultados, que no debe parar nunca. Para que ello sea posible, la organización debe contar con un claro liderazgo que apueste por la cooperación de las áreas dedicadas a la explotación del negocio actual con aquellas implicadas a la exploración de nuevos negocios.

Para innovar es preciso tener ideas. Estas ideas se consiguen tanto estimulando a tu gente para que las proponga (programa colaborativo), como montando un esquema de observación de lo que los demás innovan (programa de exploradores o scouts). En ambos casos, hay muchos métodos o mecanismos que facilitan la generación sistemática de ideas en equipo (brainstorming, watering holes, composición de híbridos, descomposición en factores esenciales, etc.). Una de las cuestiones que más cuesta hacer entender en innovación es que la única manera de tener buenas ideas es tener muchas ideas.

Las ideas deben ser convertidas en valor. No sirve de nada que en una empresa se generen ideas si no son analizadas en clave del valor que aportará a alguien capaz de apreciarlo. En ese sentido, es innovación lo que el mercado acepta (eso es claramente lo que distingue una innovación de un acto de invención, generalmente resultado de un acto creativo individual). El análisis del valor (value factor analysis) es un tema sustancial en innovación. Antes, era de valor algo que simplemente funcionaba. Hoy, los aspectos funcionales son una condición necesaria, pero no suficiente. El estilo, la experiencia al usar o vivir una propuesta, puede ser mucho más importante como valor percibido, que la cosa en sí.

El objetivo último de la innovación es generar resultados (sostenibles en el tiempo). La innovación debe ser un instrumento para generar resultados económicos positivos para la empresa, porque sin ellos no podrá sobrevivir. Y un elemento fundamental para conseguirlo consiste en saber gestionar la curva del payback, o sea, la curva de inversiones/resultados: cuánto tiempo estás invirtiendo en la innovación, y cuánto tiempo necesitas para recuperarte de la inversión.

La forma de conseguir una curva de payback positiva pasa por decidir un modelo de sistema de innovación: integrador, orquestador, o licenciador. En la integración la empresa gestiona todo el proceso, y lo ejecuta en su totalidad, de forma muy vertical. En la orquestación, la empresa idea pero coordina estrechamente a diversos partners que realizan el producto. En la licencia la empresa idea, pero ni realiza ni coordina a otros, sino que deja que sean otros los que lleven la idea a la práctica, que lo fabriquen y que lo comercialicen.

Finalmente, el éxito de un proceso de innovación depende fuertemente del liderazgo en la gestión del mismo. No hay innovación sin liderazgo.

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