25 Feb Diseño racional para fármacos más eficientes y menos agresivos
Capítulo extraído del libro de Infonomia 25 empresas de futuro
Crystax (empresa ganadora del Premio Emprendedor XXI de Catalunya) es la primera empresa española de biotecnología dedicada al descubrimiento de nuevos fármacos a partir de la obtención de la estructura tridimensional de las moléculas. Es una de las pocas empresas del mundo que utiliza esta técnica para conseguir un diseño de fármacos racional. Toda esta aventura empezó cuando a principios del 2002 los investigadores Miquel Coll (profesor deInvestigación del CSIC) y Joan Aymamí (investigador en la Universidad Politécnica de Cataluña), cofundadores de Crystax, descubrieron los valores curativos contra el cáncer de una sustancia que se encuentra en una liana africana.
La liana Cryptolesis sangrienta, a pesar de su siniestro nombre, suministra la cryptoletina, un alcaloide utilizado por la medicina tradicional africana para combatir la malaria, enfermedad que causa alrededor de 2,7 millones de muertes al año. Joan Aymamí la fue a buscar a las selvas del África Occidental y, a raíz de su investigación, descubrieron que también era eficaz contra las células cancerígenas, incluso contra las más resistentes a los fármacos habituales. La razón es que este principio activo es el único conocido con la particularidad de situarse entre bases iguales de ADN, cuando la mayoría de moléculas similares lo hacen entre bases diferentes y de manera mucho menos específica. «Es por esta razón que los anticancerígenos son tan agresivos y tienen tantos efectos secundarios, porque son poco específicos y porque la diferencia genética entre una célula normal y una cancerígena es mínima, de manera que matan las células enfermas pero al mismo tiempo también las sanas», explica Aymamí. «Con este nuevo principio se ha abierto la puerta para diseñar moléculas que interactúen con secuencias más específicas de ADN, es decir, más eficaces y mucho menos agresivas». Su investigación apareció en las prestigiosas revistas The Lancet y Nature pero también abrió otra puerta, la de Crystax.
Crystax
Crystax es la primera aventura empresarial de Miquel Coll y Joan Aymamí. La empresa ha pasado de los 4 empleados con los que empezó en 2002 a los 18 actuales. En mayo de 2004 cerró una ampliación de capital de hasta 2,1 millones de euros cubiertos por Najeti Capital S.C.R -sociedad francesa de capital riesgo-, Invertec y Barcelona Emprèn S.C.R. Actualmente, entre sus clientes encontramos a Uriach, Esteve y Almirall, las tres farmacéuticas más importantes del país y de las pocas que tienen capacidad para utilizar una tecnología tan cara, además de a diversos clientes internacionales.
Diseño racional de fármacos
¿En qué consiste esta tecnología? El diseño clásico de fármacos se realiza por aproximación, al azar o teniendo en cuenta los efectos secundarios. Por ejemplo, el efecto secundario de los antihistamínicos es la somnolencia. Entonces se diseñan moléculas parecidas para comprobar si pueden provocar más sueño y, así, crear un somnífero.
Todos los fármacos actúan en dianas en nuestro cuerpo, que acostumbran a ser el ADN o las proteínas, dependiendo de la enfermedad. Generalmente actúan sobre una proteína, ya que son moléculas funcionales de los organismos vivos. Teniendo en cuenta este mecanismo natural, «se está pasando poco a poco a un método más racional a la hora de diseñar fármacos que consiste en conocer primero la estructura de las proteínas y detectar correctamente las dianas y, a continuación, diseñar fármacos que encajen perfectamente con ellas. Este diseño racional permite acortar hasta 4 años el tiempo de desarrollo de un medicamento, lo que permite reducir la inversión o dedicarla a apuestas más seguras», afirma Aymamí.
La clave tecnológica es la visión tridimensional de la estructura de las proteínas para la que Crystax utiliza una plataforma propia. «El proceso que denominamos fragment screening consiste en clonar, producir y purificar una proteína hasta que alcanza las condiciones adecuadas para crear cristales de 0,1 mm en 3D. Una vez se han obtenido los cristales, se congelan en nitrógeno líquido y se someten a rayos X en el sincrotón (acelerador de partículas). Los rayos se difractan al atravesar los cristales y, a partir de la información obtenida de todas las difracciones, se puede obtener la imagen de las moléculas dentro del cristal 3D. No es una observación directa, como la de un telescopio, sino que, detrás de ello, existe todo un proceso de cálculos por computación hasta obtener las estructuras y concretar la diana. «Y a partir de aquí puedes diseñar la molécula adecuada para tu objetivo», aclara Joan Aymamí.
Modelo de negocio
Crystax posee dos líneas de negocio. Además de desarrollar su propia investigación sobre moléculas anticancerígenas y otras, también ofrece servicios basados en su capacidad de proyectar estructuras tridimensionales de dianas farmacológicas. «Una empresa biotecnológica como la nuestra en el extranjero sería 5 veces más grande y sólo investigaría, no ofrecería servicios. Aquí, de momento, tenemos que jugar a dos bandas», reconoce Aymamí.
En Crystax tanto pueden llevar a cabo las primeras fases de creación de nuevos fármacos y vender después los derechos como establecer una alianza para su comercialización o establecer alianzas estratégicas y desarrollar fármacos conjuntamente, como en el caso del proyecto Neurocure con las empresas catalanas Oryzon Genomics, Advancell y Laboratorios Esteve. O el más reciente, Genios Pharma, un consorcio para desarrollar fármacos junto con Almirall-Prodesfarma, Esteve, Uriach, Enanita y GalChimia. La realización de este proyecto durará cuatro años y cuenta con un capital de cerca de 37 millones de euros, además de una subvención de 17 millones del Ministerio de Industria a través del programa Consorcios Estratégicos Nacionales en investigación Técnica (Cénit) de marzo de 2006.
En la fase preclínica del lanzamiento de un nuevo fármaco, se dan procesos comunes en los que es posible generar sinergias sin entrar en competencia. Son proyectos de alto riesgo con un largo camino por delante, pero que demuestran que una nueva cultura de la innovación se está instalando en el país. «Las perspectivas son buenas porque el capital se está animando y al fin existe una conciencia de que hay que conseguir resultados de todo lo que se invierte en ciencia. En Barcelona contamos con una masa científica importante, pero de los centros de investigación de la universidad todavía no ha salido ningún fármaco al mercado, a pesar de que las industrias farmacéuticas están ahí. Por eso está claro que se tiene que poner dinero en serio», afirma Aymamí.
Perspectivas de futuro
Este año se ha incorporado al Comité Científico de Crystax, en calidad de presidente, el Dr. José María Palacios, que aporta una larga experiencia industrial adquirida durante más de 14 años al frente del Departamento de I+D de Almirall con más de 500 personas a su cargo. «Debemos tener claro que nosotros somos académicos, no ejecutivos, y que necesitamos otros perfiles para sacar adelante la empresa», constata Aymamí. «Zeltia es la única empresa biotecnológica española que ha salido a bolsa. Nosotros tenemos la previsión de hacerlo en 5 o 7 años».
Ideas fuerza
Crystax es la primera empresa española de biotecnología dedicada al descubrimiento de nuevos fármacos a partir de la obtención de la estructura tridimensional de las moléculas.
Con este nuevo principio se ha abierto la puerta para diseñar moléculas que interactúen con secuencias más específicas de ADN, es decir, más eficaces y mucho menos agresivas.
El diseño racional de medicamentos permite acortar hasta 4 años el tiempo de desarrollo de un medicamento, lo que permite reducir la inversión o dedicarla a apuestas más seguras.
Crystax tiene dos líneas de negocio. Además de desarrollar su propia investigación sobre moléculas anticancerígenas y otras, también ofrece servicios basados en su capacidad de proyectar estructuras tridimensionales de dianas farmacológicas.
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