Certificado social

Certificado social


© Ruca

 

Las noticias vuelan, en especial las malas. En esto, Internet ha acelerado la diferencia entre el antes y el después: hoy, una noticia sobre explotación infantil por parte de una marca de ropa en Tailandia tarda minutos en llegar a miles de webs en todo el mundo. Y la gente, o al menos mucha gente, ya no está dispuesta a permitir que los bajos precios de los productos se consigan gracias a condiciones laborales deplorables en esos países. Un artículo en el Wall Street Journal (08/06/04, portada) trataba sobre cómo ciertos consumidores norteamericanos están dispuestos a pagar más por productos de comercio justo (?fair trade?).

 

Por ello, las empresas se esmeran y se esmerarán en exigir a sus proveedores en todo el mundo que sus prácticas laborales respeten unos ciertos principios, con el fin de evitar la explosión de noticias negativas que corren como la pólvora.

 

Alguien deberá extender esos certificados de buenas prácticas laborales (o certificados sindicales), una garantía de que las cosas se hacen correctamente desde el punto de vista laboral. Una especie de ?homologación social?, en la línea de las homologaciones técnicas y económicas que permiten a una empresa escoger los proveedores más adecuados de entre los que se presentan a sus ofertas.

 

Leído en ?Supply and the Brand?, por Eliot Schrage, Harvard Business Review, Junio 2004, p20.

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