Enric Rovira, el genio del chocolate o la innovación más dulce

Enric Rovira, el genio del chocolate o la innovación más dulce

por Fernando L. Mompó   Cuando hablamos de un laboratorio de I+D resulta corriente que la primera imagen que nos venga a la mente sea la un montón de gente en impecables batas blancas trabajando en una aséptica sala repleta de los ordenadores y el software más potentes o las herramientas más tecnológicamente avanzadas. Pero es necesario desterrar esa imagen para comprender el concepto de innovación en toda su amplitud.

Enric Rovira, nacido en el seno de una familia de pasteleros artesanos de Barcelona, aprendió su oficio de la mano de su padre y de varios cursos de maestros franceses. Pero cuando en 1993 decidió montar su propia empresa lo hizo con la idea de romper de manera definitiva con la tradición, haciendo del obrador de su chocolatería un auténtico laboratorio I+D. Un laboratorio en el que experimentar continuamente con ingredientes, sabores y formas pensando en un cliente al que le gustara el chocolate pero cansado de los bombones de toda la vida.

El resultado es que Enric Rovira S.L. se ha consolidado hoy como una factoría de chocolates semiindustrial, dotada con las últimas tecnologías y una plantilla de 25 empleados, que vende sus productos a las mejores tiendas especializadas de una veintena de países. La empresa facturó en el último ejercicio dos millones de euros, lo que supuso un incremento del 50 por ciento con respecto al año anterior. Todo ello sin la necesidad de realizar ninguna campaña publicitaria planificada.

El propio Rovira basa las claves de su éxito en los conceptos de calidad y de innovación. La calidad que supone la utilización siempre de las mejores materias primas y la innovación que se deriva de la originalidad de todos sus conceptos, desde los propios sabores hasta el mismo packaging. A estas claves añade Rovira el de una cuidada distribución vendiendo en los mejores puntos de venta internacionales.

Del grado de innovación de Enric Rovira S.L. habla uno de los elementos diferenciadores que han caracterizado la producción chocolatera de la marca desde sus inicios: la empresa crea gamas limitadas a uno o dos años e incluso se han llegado a renovar estas gamas dos veces por año, importando este concepto propio de diseñadores de moda al mundo del chocolate. De esta forma, cada año salen nuevos productos, renovándose con el paso del tiempo un catálogo en el que unos productos se convierten en clásicos, otros son eliminados y otros evolucionan.

Convencer también al canal

En ocasiones hay que tener en cuenta que la innovación puede ser aceptada con entusiasmo por el consumidor final pero puede al mismo tiempo presentar dificultades con otros elementos del entorno igualmente necesarios para nuestro éxito. Enric Rovira reconoce que tuvo que trabajar duro durante los primeros años para superar el escollo de la distribución. Mientras el público se mostró rápidamente abierto a las nuevas tendencias y propuestas gastronómicas, el canal de ventas, en este caso las pastelerías y pequeños comercios del sector, no quiso arriesgarse en un primer momento.

Rovira apostó desde sus inicios por locales especializados de calidad y trabajó él mismo personalmente los contactos con los puntos de venta escogidos. En esa lista se encontraban locales de grandes capitales del mundo en las que existen cadenas que ofrecen una selección de las grandes marcas internacionales, un tipo de tienda extraña todavía en España donde lo habitual es encontrar locales especializados como Chocolat Factory o Cacao Sampaka que venden productos de una única marca.

La dificultad de darse a conocer en otros países y en un terreno en el que grandes firmas suizas o belgas se mueven con años de experiencia pudo superarse únicamente gracias a la propuesta de gran calidad y totalmente innovadora en cuanto a diseños y sabores. Gracias a ella, hoy es posible encontrar productos de Enric Rovira en las mejores tiendas de Hong Kong, Nueva York u Oslo.

Pero además de trabajar la innovación en producto y canal, Enric Rovira S.L. ha tenido que ser capaz de estandarizar los procesos de calidad para llevar a cabo una producción semiindustrial que resultase competitiva. Para ello no ha dudado en introducir las últimas innovaciones tecnológicas en el sector, diseñando él mismo en ocasiones la maquinaria necesaria para un determinado proceso,  asegurándose de paso la mayor dificultad para ser copiado.

Rovira asesora ahora en innovación a grandes marcas, desarrollando alternativas a la famosa Caja Roja de Nestlé o los Ferrero Rocher, mientras continúa experimentando con formas, texturas y combinaciones de gustos, sin olvidar que también en innovación hay que encontrar el punto justo y que el sabor final dominante ha de ser el del cacao.


-La innovación como valor añadido puede ser aplicada a cualquier terreno y sector de mercado. El éxito de Enric Rovira está basado en haberse atrevido a desarrollar nuevos productos en un ámbito tan tradicional como el de la confitería y el chocolate.

– Es necesario considerar más elementos que el factor cliente a la hora de innovar. A pesar de la existencia de un público demandante de nuevas propuestas, Enric Rovira experimentó en sus inicios dificultades con un canal de distribución tradicionalista.

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