Ke771! Tres cosas que deberemos tener en la Red, pronto

Ke771! Tres cosas que deberemos tener en la Red, pronto

nanoeuros

Conviene que, de forma periódica, uno piense sobre lo que tiene y sobre lo que le gustaría tener, sin ansiedades ni exigencias. Y hoy mi reflexión quiere ir en la dirección de preguntarse qué no tenemos en la Red que ya deberíamos tener.

Y para ser más concretos, propongo tres ideas de cosas que, cuando las tengamos (que creo que será pronto), cambiarán no sólo nuestra experiencia de la Red sino que influirán en nuestra evolución económica y social (o sea, son tres cosas hoy latentes pero que pueden generar un montón de “microsectores digitales emergentes”.

Allá va:

1) Ordenador que comprende lo que me gusta a partir de mi navegación

Me paso horas delante de una pantalla que parece no aprender de lo que me gusta y lo que no. La “memoria” de mi ordenador es, en este sentido, tremendamente primitiva. Por no recordar, ni siquiera recuerda la secuencia de los lugares que visito frecuentemente para buscar información. Creo que me gustaría que, automáticamente, me diera la opción de recorrer ciertas páginas, en un orden basado en un “peso” derivado del tiempo que normalmente “gasto” en esas páginas.

Y cuidado, no estoy hablando de un sistema tipo RSS: no quiero tener que hacer yo el esfuerzo de “escoger” (suscribirme) las fuentes de información a las que quiero estar “abonado” para que me alimenten (recibiendo “feeds”). Quiero que el sistema aprenda de mi navegación y me proponga rutas lógicas.

De hecho, me juego lo que sea a que esto es exactamente en lo que debe estar trabajando Google, porque si alguien sabe por donde me muevo y cuales son mis “intereses informacionales” es sin duda el “dios buscador”. Google debería poder aprender de en qué páginas de las que me ha propuesto tras un búsqueda me he parado finalmente, en cuáles he estado más tiempo, qué rutas desde ellas he ido siguiendo, etc.

Porque, al final, cada persona tiene un “estilo informacional propio”, o sea, que de cada propuesta de solución a una búsqueda que se le hace en forma de páginas posibles, cada uno escoge lo que más le gusta. Dicho de otra forma, no hay, posiblemente, una “respuesta objetiva” a una necesidad informacional, sino que hay “estilos informacionales” propios.

El buscador deberá, pues, convertirse en “mi” buscador. En “mi” agente. Que aprenda de mi comportamiento. Así pues, algo que prometía tanto y que quedó aparcado, como la promesa de los “agentes personales”, deberá si duda volver, y yo apuesto a que lo hará de la mano de los buscadores.

Quizás ayude en este camino la “pequeña” revolución de la folksonomy (que con desparpajo he traducido por gentonomía): la calificación (peso) de los recursos en la red realizada por el criterio de la propia gente (ver http://www.instituteofnext.com/ideasfuerza/index.asp?): o sea,

Google + gente = superbúsqueda.

2) Navegación inserta

Otra de las cosas que me inquietan en que en estos años no hayamos superado uno de, creo, los principales escollos de la navegación: el “salto de página” que generan los links. Me explico. Los enlaces es “la” cosa que da sentido a Internet. Saltar de una página a otra, esté esta donde esté en el mundo, independientemente del ordenador, etc, es el gran invento. La Red es, en este sentido, una gran maraña de “páginas” conectadas las unas a las otras.

Pero la forma en que una página se “abre” cuando pinchas en un enlace creo que no está bien resuelta. Porque el resultado de pinchar es “cambiar de página” (saltar a otra web desde la ventana del navegador en la que estás) o, como mucho, “abrir una nueva ventana”. La confusión que eso genera es considerable y acaba, con frecuencia en lo que se denominó en su día “web lag” (el “mareo” de acabar llegando a un sitio sin saber muy bien de dónde salías, o sea, que estabas buscando).

Creo que ha sido Ted Nelson (http://www.instituteofnext.com/grandes/grandes.asp?id=6740), el inventor “avant la lettre” del concepto de hipermedia e hipertexto, quien ha propuesto que las páginas deberían abrirse “dentro” del texto que estás navegando, en lugar de “fuera” del texto. O sea, la idea sería que “entre las líneas” en las que estás leyendo en un determinado momento, apareciera el texto complementario al que apunta en enlace en el que has pinchado. Así, no perderías el contexto.

Pero, claro está, para que esto funcionara sería esencial que toda página tuviera alguna forma de resumen de lo mejor de la misma, de forma que cuando la página fuera llamada “desde otra” a través de un enlace, no apareciera “entera” entre las líneas de la otra, sino que sólo “asomara” con lo esencial para así determinar si uno la quiere “llamar entera” o no.

Parece raro? Pues lo acabaremos teniendo. Estoy seguro.

3) Pago digital fluido

Para acabar, creo que lo más urgente en la Red es inventar una forma de pago que no exija tomar cada vez una decisión. Lo dijo en su día Clay Shirky (http://www.instituteofnext.com/grandes/grandes.asp?id=5805): no puede funcionar un mercado en el que hay que tomar cada vez una decisión complicada a la hora de pagar.

Poner, por ejemplo, tu número de tarjeta en una tienda digital es una decisión demasiado complicada y la sensación de riesgo que hoy tenemos es tan exagerada como comprensible (los medios sacan Internet en portada sólo cuando alguien consigue robar tantos millones de registros de tarjeta de crédito: más registros, más tamaño del titular).

No habrá forma de desarrollar una “industria” digital de contenidos si no se resuelve el sistema de pago.

Y la solución no pasa, creo, por facilitar el poner tus datos…

Yo creo que la solución es intuitiva, pero técnicamente complicada: se trataría de no pagar por el acceso a la Red (tal cosa se considerará un derecho del público), sino de pagar por lo que consumes en la Red, por todo, pero de forma totalmente fluida, casi sin darte cuenta (tales páginas consumes, tanto pagas por ellas).

Así, pagarías absolutamente por todo, pero en cantidades tan infinitesimales (deberemos inventar el nanoeuro, 10 elevado a menos 9 euros?) que al final de mes la cantidad consumida por todos los contenidos (tu “feed” informacional, necesario para vivir en una sociedad del conocimiento) sería razonable (la misma que hoy pagas sin rechistar por el “acceso”).

Esto generaría un estímulo a la producción de contenidos, pero, sobre todo, a su mantenimiento y mejora. Sin un sistema por el que la gente pague por el esfuerzo, el mundo digital acabará multiplicado por mil, pero sin estímulo para mejorar. La basura reinará. Véase la TV.

Son hoy, pues, tres ideas de mejora de una Red que puede que nos parezca ya estable, pero que todavía debe cambiar mucho. Estamos en una Red “en blanco y negro”, y no sólo debe llegar una “Red en colores”, sino una Red “estereofónica” y ambiental…

Una Red ubícua y totalmente imbrincada en nuestras formas de hacer.

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