Ke!731 La innovación sólo ocurre cuando cambian las prácticas sociales

Ke!731 La innovación sólo ocurre cuando cambian las prácticas sociales

Un urinario sin agua: ¿lo usaremos? ( http://www.falconwaterfree.com)

En este mensaje voy a comentar el capítulo 2 del libro Networks of Innovation, de Ilkka Tuomi, que creo que tiene un mensaje muy potente sobre cómo debemos entender hoy la innovación

(Tiempo estimado de lectura: 4 minutos)

He tenido ocasión de empezar a leer este verano un libro fascinante, que me recomendó Ricardo Ruiz de Querol. Se trata de Networks of Innovation, de Ilkka Tuomi ( http://www.amazon.com/exec/obidos/tg/detail/-/0199256985/infonomia). El título ya me llamó la atención, porque “conecta” dos de las ideas que estructuran el discurso de Infonomia: las redes y la innovación.

En este mensaje voy a comentar el capítulo 2 del libro, que es el más genérico, y que creo que tiene un mensaje muy potente sobre cómo debemos entender hoy la innovación.

Su reflexión parte de una crítica al modelo lineal de innovación. Aquel que surge de no sé qué lógica de la experiencia, y por la que primero inventamos (alguien en alguna cueva) y después va y se produce la innovación, en una secuencia consecutiva. Tuomi señala, con acierto, que la historia nos enseña que todo proceso de innovación es una serie de iteraciones de comunicación (dar a conocer tu propuesta, y que la gente lo difunda en sus entornos), aprendizaje (incorporarlo a lo que sabes hacer) y de interacciones sociales.

En otras palabras, toda innovación tiene una “historia” compleja, en la que hay muchos protagonistas. Uno es el “inventor” claro está, pero lejos de creer que este es el héroe de la historia, Tuomi pone el acento en que debemos empezar a pensar en que otro de los “héroes” es el usuario. Porque, en la mayoría de ocasiones, quien decide qué acaba siendo una innovación es el que lo usa: sin usuario no hay innovación, sólo un acto creativo que puede acabar estéril.

O sea, la innovación no sólo requiere cada vez más una participación multidisciplinar, porque los productos se nos hacen más sofisticados (tecnología conectada al diseño de emociones), sino que sólo hay innovación cuando la gente (o alguna gente, alguna “comunidad” de usuarios) lo “incorpora” a sus prácticas habituales.

En palabras de Tuomi: “la innovación ocurre sólo cuando la práctica social cambia”. Y el protagonista de este cambio es el usuario.

En muchas ocasiones hay una “distancia” notable entre los usos pensados por el “inventor” y los usos que la gente acaba adoptando. Un ejemplo histórico es el de los SMS de móviles: pensado como un sistema para que la operadora telefónica avisara a sus clientes de que tenían mensajes de voz, se ha acabado convirtiendo en un sistema de comunicación social muy versátil, que permite cosas antes difíciles. Así, algunos estudios han determinado que uno de los principales usos del SMS es el flirteo, el dating, el adulterio digital light.

La gran incógnita de muchas propuestas de innovación es, en efecto, qué acabará haciendo la gente con tu propuesta. Así, por ejemplo, la atrevida hibridación de moto y coche que nos hizo BMW, con su C1, parece no haber cuajado significativamente. En contraste, el iPOD de Apple es un hit enorme, quizás impensable (hasta el punto de que la frase de moda en California bien podría ser “iPOD, therefore I am”: “yo iPOD, luego existo”.

Un ejemplo que Tuomi utiliza inteligentemente es el del mundo de la moda. Hoy, la moda surge de la gente. Es la gente la que decide lo que es moda y lo que no. La moda “emerge” espontáneamente del comportamiento de las multitudes. La industria lo que debe hacer es responder ágilmente a lo que la gente establece con su comportamiento (caso de Zara, que en 15 días es capaz de pasar de la idea a la tienda).

La “observación” del comportamiento de la gente es sus usos, y, más concretamente, de cómo incoporan nuevas propuestas en sus prácticas sociales es fundamental para la empresa. No se puede innovar sin observar cómo se comporta la gente, cómo participa en la “historia” de un producto, cómo aparecen las “tensiones” y contradicciones entre prácticas sociales que abren una ventana de oportunidad a nuevas propuestas.

La innovación es saber leer las contradicciones entre lo que la gente hace y lo que quiere hacer. Es por ello que empresas como IDEO ( http://www.ideo.com) están revolucionando el mundo del diseño industrial, conceptual y de espacios. Tuve ocasión de visitarlos en San Francisco este verano, y lo vi con mis propios ojos. Hablaré de ellos en una próxima ocasión.

Las oficinas de IDEO en el puerto de SF

Toda innovación no debe verse como la propuesta de un “objeto”, sino como el estímulo de un nuevo significado, cuyo definidor es la gente. Y nadie más.

Tuomi utiliza una metáfora muy bella. Las palabras existen, y se pueden inventar nuevas. Su significado se adquiere por el uso. Una misma palabra tiene diferentes significados para diferentes personas, en situaciones diferentes. En diferentes conversaciones las palabras toman significados diferentes. Una innovación es una “palabra” en busca de significado.

Todo esto es exactamente lo que estamos viendo en algunos campos de nuestro interés. ¿Por qué es tan difícil avanzar en gestión de conocimiento en las organizaciones? ¿Por qué pensamos tan poco en nuestro trabajo diario? ¿Cómo incorporar el e-learning como instrumento de desarrollo de negocio?

Tenemos ideas, pero las manejamos desde el punto de vista tradicional de la innovación: las proponemos y esperamos que la gente las adopte automáticamente.

Tuomi nos muestra que estamos equivocados. Es la gente la que determina lo que es innovación, integrándolo, “dándole un sentido en sus prácticas sociales habituales”.

http://www.biceberg.es

Un ejemplo final. Uno puede intentar promover que la gente vaya en bicicleta por una ciudad. Puede poner carriles bici. Puede poner semáforos para bicis. Pero la gente no irá en bici si no se consigue que puedas dejarla en la calle con seguridad. Para la gente es más importante (obviamente) que no le roben la bici que que haya carril bici.

Uno se enfrasca en mirar hacia el suelo cuando el Sol está realmente en el cielo.

Alfons Cornella
Infonomia.com

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