Ke!713 Ser demasiado productivos quizás tampoco sea la solución

Ke!713 Ser demasiado productivos quizás tampoco sea la solución

¿Nos quitan el trabajo los chinos o los robots? 

La pregunta de “¿por qué no se está creando empleo en los Estados Unidos?” tiene, más interés que el puramente económico. Es una pregunta muy

(Tiempo estimado de lectura: 8 minutos)

Puede verse una versión sintética de este mensaje en versión audio de mi intervención sobre este tema en Catalunya Radio, el día 26 de Marzo de 2004 en http://www.instituteofnext.com/extranet/audio/ke713.mp3 (sólo en catalán).

Hace unos días me comentaron que una empresa de componentes de automoción catalana había trasladado parte de su fabricación a Asia, con el claro objetivo de reducir sus costes laborales. Pero que, al mismo tiempo, había tenido que instalarse en Alemania, cerca de la marca de automóviles a la que servía, porque el proceso de producción así lo requería. En este último caso, los elevados costes laborales en Alemania le habían obligado a robotizar al máximo sus operaciones.

Así, en línea con lo que nos comentaba Sergio Vásquez en un artículo reciente en Infonomía ( http://www.instituteofnext.com/tematiques/index.asp?idm=1&idrev=44&num=56, y también en el Papeles de Infonomía del mes de Marzo de 2004), una parte creciente de la producción de las empresas pasará a países con menos costes laborales, pero la otra parte, la ligada a los servicios directos a personas y a empresas (como por ejemplo, los técnicos “interfície” entre los desarrolladores y las empresas), quedará en nuestros países.

El comentario coincidió en el tiempo con la lectura de un interesante artículo en el Business Week (22/03/04) sobre el “precio de la eficiencia”, en el que se comentaba que quizás hay que buscar las causas del poco crecimiento del empleo en los Estados Unidos más en el aumento de la productividad que en la deslocalización y la externalización de las operaciones.

Vayamos por partes. La situación económica en los Estados Unidos durante los últimos meses muestra elementos positivos, nos dicen los expertos: aumento de la demanda de los consumidores, aumento de los beneficios empresariales, incremento de las inversiones de las empresas, y disminución de los inventarios de las mismas (por su colocación en un mercado en crecimiento).

Pero también nos advierten de un dato negativo: no está aumentando el empleo. Un dato muy concreto al respecto: se esperaba que en febrero, en esta economía tan boyante, se hubieran creado unos 250.000 puestos de trabajo, pero en realidad se crearon sólo 21.000.

La poca creación de empleo parece que está afectando especialmente a los jóvenes, y a los sectores industriales. Algo especialmente delicado en un año de elecciones presidenciales. Un dato interesante en este punto: de los 10 estados norteamericanos con más desempleo, la mitad tienen un porcentaje de empleo industrial superior a la media del país. Y esos cinco estados disponen del 25% de los votos electorales para la presidencia. Y si se les suma California, que tiene un porcentaje de empleo industrial como la media norteamericana, el conjunto suponen la mitad de los votos electorales para la presidencia (Business Week 24/11/04, p18). Dicho de otra forma, los estados con tradición industrial, el sector con más problemas de empleo en estos momentos, son decisivos a la hora de la elección del próximo Presidente.

http://www.globalinsight.com/MultiClientStudy/MultiClientStudyDetail680.htm

La pregunta de “¿por qué no se está creando empleo en los Estados Unidos?” tiene, pues, más interés que el puramente económico. Es una pregunta muy relevante en el ámbito de lo político y lo social.

Pues bien, parece que hay dos explicaciones posibles:

1) La deslocalización del trabajo: las empresas norteamericanas están “exportando” los empleos a otros países, en especial a la China y la India. Algunos estudios indican que hasta un 11% de la población empleada en los Estados Unidos es “vulnerable” a esta deslocalización (Universidad de Berkeley). Pero otros estudios parecen indicar que sólo 300.000 de los 2,7 millones de empleos perdidos durante los últimos tres años en el país se deben a la deslocalización (outsourcing) (Forrester Research). La principal razón de esta deslocalización es la competencia de esos mismos países terceros: los bajos costes de China obligan a las empresas norteamericanas a instalar sus fábricas en China para poder competir con ellos.

2) El aumento de la productividad: es ésta una tesis igual de plausible pero de la que no se habla tanto. De hecho, en el artículo del Business Week citado (“The price of efficiency”, 22/03/04. p58) se afirma que quizás está es la principal causa de la poca creación de empleo actual: la economía norteamericana se está haciendo demasiado eficiente como para que requiera más empleados para hacer lo mismo o para hacer más. Es una economía más productiva con menos gente. Para demostrarlo, dan la cifra que me ha parecido crítica: “un uno por ciento de incremento de la productividad anual en el conjunto de la economía representa la pérdida de 1,3 millones de empleos”.

Así, si en su día Robert Kuttner dijo que “Internet es un mercado demasiado perfecto para generar beneficios” (un mercado con información perfecta, en la que el consumidor podía comparar precios y estar al control, http://www.instituteofnext.com/extranet/index.asp?idm=1&idrev=1&num=336), ahora quizás deberíamos también decir que la economía norteamericana se está convirtiendo en demasiado eficiente como para generar empleos.

Una cifra de CISCO: dicen que sólo cuando lleguen a la cifra de 750.000 dólares de ventas por empleado empezarán de nuevo a ser algo más generosos a la hora de contratar gente. Hoy están ya en los 632.000. ¿No es esto una productividad sorprendente?

El futuro es, pues, de los robots. Al menos en la producción aún localizada en Occidente. De hecho, los datos del United Nations World Robotics Report ( http://www.unece.org/press/pr2003/03robots_index.htm) indican que el crecimiento del parque de robots en el mundo durante 2003 ha sido el mayor conocido hasta la fecha. Por cierto, en este curioso ranking, la primera posición la ocupaba en 2002 Japón, con un parque de 350.000 robots, y la séptima España, con 18.000 (la industria automovilística española está más robotizada que la francesa).

Pero si, en principio, esperaríamos que esta “robotización” de la economía “real” se limitara a la parte productiva (las fábricas), la realidad es que este paradigma “manufacturero” se está extendiendo a los servicios. Así, por ejemplo, son ya muchas las empresas que están pensando en sistemas de autochecking, para que el cliente haga su pedido y pague, como el que Ideo está desarrollando para McDonald’s. (ver ilustración más abajo).

Recordemos lo que comentamos en el ke 695: podemos ya ver cuartetos de Mozart interpretados por menos de cuatro músicos ( http://www.instituteofnext.com/extranet/index.asp?idm=1&idrev=1&num=695). Las tecnologías salen de las catacumbas de las operaciones para complementar a los humanos.

Es el salto (anunciado ya hace unos años) del paradigma de la automatización de rutinas a la aumentación de las capacidades de los humanos.

Lo mismo nos dicen que está haciendo HomeDepot, lo que le permite pasar a gente que antes estaba en caja directamente a la planta de ventas, atendiendo a los clientes, que es dónde realmente se genera valor. También lo estamos viendo en nuestros aeropuertos con las máquinas de check-in automático. O las compañías aéreas que estimulan a sus clientes a hacer las reservas por Internet (siguiendo el modelo de pioneros como EasyJet). Es la filosofía “cajero automático” extendida a toda la economía. Y más está por venir con las etiquetas de radiofrecuencia RFID (“no hemos visto nada”).

Lo que está ocurriendo, pues, es que estamos, en realidad, en una “nueva” economía. Una con las siguientes características:

1) El capital tecnológico hace cada vez más por menos: tenemos tecnologías más baratas pero con las que se pueden hacer más cosas (hasta un call-center puede empezar a ser sustituido por un verbot: http://www.instituteofnext.com/extranet/index.asp?idm=1&idrev=1&num=663). Mientras, el capital humano no ha parado de crecer en costes. O sea, en términos relativos, quizás resulta más económico invertir en stock tecnológico.

2) Las empresas que adaptan sus procesos de trabajo a las posibilidades de las nuevas tecnologías consiguen rendimientos superiores. La combinación de innovación, productividad y marca, con el soporte transversal de la tecnología, son la clave de la competitividad. Ya vimos en http://www.instituteofnext.com/extranet/index.asp?idm=1&idrev=1&num=695 como la tecnología no lo hace todo, y que los mejores éxitos los encontramos en aquellas empresas en entornos muy competitivos que deben utilizar las tecnologías para hacerse más eficientes en operaciones y más serviciales para el cliente. Pero cambiar cómo se trabaja no es fácil. Requiere mucha visión, más allá del secuestro del día a día.

3) Hay más gente bien preparada (intelectual y tecnológicamente) en más lugares de la Tierra. En Estados Unidos se han perdido en el 2002 y 2003 más de 750.000 trabajos de “alta tecnología” (datos de la American Electronics Association, recogidos en el Financial Times, 19/11/03, p4). Estos técnicos trabajan en estos países geográficamente distantes pero digitalmente próximos: Internet hace de la geografía una mera anécdota de cambio horario. El futuro es de los BRICs ( http://www.instituteofnext.com/ideasfuerza/bricks.asp).

En fin. Si bien es cierto que el aumento de la productividad de UNA empresa es algo deseable, la paradoja es que quizás que TODAS lo consigan quizás no lo sea tanto. Porque alguien deberá crear empleo, para que existe capacidad de consumo, que es, al fin y al cabo, el motor del actual sistema económico (que, claro está, no es el único posible).

Y, además, incluso cuando se genere trabajo nuevamente, se tratará posiblemente de puestos de cualificación considerable. Porque los otros los harán en Asia (más tarde en Africa) o los harán robots en nuestras mismas ciudades.

Por tanto, la solución no pasa por más camino que por la educación, la ciencia, la investigación y la tecnología. Y por un entorno de empresarios arriesgados que así lo entiendan. Y por una sociedad receptiva a la innovación que absorba de buen grado las nuevas propuestas de productos y servicios que se le hagan. Una sociedad innovadora.

Un entorno EPIC ( http://www.instituteofnext.com/extranet/index.asp?idm=1&idrev=1&num=709):

Si no actuamos ahora, el problema de desigualdad de oportunidades de empleo (en especial para los jóvenes sin experiencia demostrada, y para los analfabetos tecnológicos o no especialistas en nada) en una economía robotizada super-eficiente será de primer orden.

Visto así, resulta curioso ver la “distancia” entre los problemas que hoy nos preocupan (aunque, ciertamente, muy importantes) y los que, creo, que nos deberían preocupar de verdad.

El futuro político está plagado de xenófobos (“los extranjeros nos quitan el empleo”) aliados con los neoluditas (“las máquinas nos quitan los empleos”). Todos ellos hábilmente manejados por los fundamentalistas de todo tipo (“los valores de la tradición”).

Porque apostar por la ciencia y la razón es caro. Y requiere esfuerzo de la mente. Algo muy poco sexy en un mundo simplista y ordinario.

Alfons Cornella
Infonomia.com

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