Ke!955 Pensar radicalmente más allá del Jules Verne de hoy

Ke!955 Pensar radicalmente más allá del Jules Verne de hoy

Uno tiene crecientemente la impresión de que todo está ya dicho. No voy a extenderme ni en el cómo ni el por qué. Pero quiero insistir en remarcar que muy poco de lo que se dice y publica es realmente nuevo. Vivimos días con escasísimos pensadores originales.

Y es que ser original se ha puesto casi imposible. Son miles de millones los que piensan en el mundo, y cientos los que lo explican en la Red. Y es cada día más absurdo intentar hacerlo sólo. De hecho, las inmensas redes que hoy tenemos, conectando millones de personas, podrían incitar uno de los mayores cambios en la historia de la Humanidad: la creación colaborativa de ideas. El inicio de un salto en la especie humana, hacia lo que Eudald Carbonell denomina la “era del pensamiento”.

Quizás para ser “original” debemos superar el límite de lo posible o lo próximamente resoluble. Hay que hundirse más en el pensamiento radical. Usar la locura cuerda del pensamiento para imaginar lo que, siendo hoy imposible, podría ser algún día frecuente. Hay, pues, que hacer más de Jules Verne, y menos de analista de la realidad. Sólo así se conseguirán ideas realmente disruptivas, que generen mercados radicalmente nuevos, totalmente vírgenes.

¿Probamos con algunas ideas locas? Algunas de ellas ya en el mercado… ¿Estamos hablando de un mundo de animación, de “dibujos animados”, o de realidad radical?

¿Reinventar la lectura? Hace años que fracasamos repetidamente a la hora de reinventar el libro y la forma en qué lo usamos. Los lectores digitales no han funcionado. Pero, ¿será el Kindle de Amazon el llamado a cambiar radicalmente nuestra experiencia de lectura? Un instrumento que utiliza la ya “madura” tecnología de la “tinta digital” (e-ink) para convertir en obsoleto el texto en papel.

¿Fabricación en tu casa? ¿Podremos diseñarnos el mueble a medida con sólo marcar con los dedos sus dimensiones en la pared, como resiguiéndolo con los dedos? (ver sketch furniture en http://www.frontdesign.se/sketchfurniture/). ¿Podremos entonces pedir a algún fabricante que os corte las diferentes piezas necesarias para construirlo, y nos las envíe por correo? (por algún nuevo tipo de correo-fábrica, por cierto) (ver ponoko.com para intuir por dónde pueden ir las cosas)

¿Confección de conocimientos a partir de tus experiencias? ¿Podemos pensar en un ordenador que mezcla tus conocimientos y es capaz de generar textos totalmente nuevos, sin tu intervención? Por ejemplo, ¿podemos pensar que una máquina podría combinar todas las páginas que he visto en Internet últimamente, y confeccionar con ello un nuevo elemento de conocimiento, sin que tenga que ser yo el que lo haga sacando tiempo de una agenda imposible?

¿Calculo instantáneo del retorno de una inversión de acuerdo con el comportamiento de avatares? En lugar de tener que invertir en prototipos y en estudios de mercado convencionales, ¿podemos pensar en qué un sistema inteligente “prueba” sobre las réplicas digitales de nuestros clientes (con todos sus atributos cualitativos, respetando la diversidad psicográfica) una nueva propuesta, de manera que el resultado nos diga si tiene sentido o no lanzarlo al mercado?

¿Conexión automática entre proyectos que pueden tener sinergias? ¿Podemos imaginar un sistema que establezca potenciales conexiones de negocio entre proyectos? Por ejemplo, ¿podemos imaginar que una especie de “celestina infonómica” podría conectar a los miembros de nuestra red que tienen altas probabilidades de tener algo potencial en común, en términos de proyectos? (una especie de match-making entre empresas, como ya funciona entre personas a través del speed-dating).

¿Generadores de business-cases directos desde inputs de ideas? ¿Podemos imaginar un sistema que, a partir de la entrada de centenares de ideas por parte de los miembros de un colectivo pensante (crowd-sourcing), se calcule automáticamente cuáles son las que tienen más sentido des del punto de vista del negocio?

¿Saber lo que piensan de tu propuesta en tiempo real? ¿Tiene sentido pensar en algún tipo de mecanismo que permita calcular con alto grado de precisión si lo que quieres proponer al mercado será aceptado? Más exactamente, ¿alguna forma de reducir al máximo el tiempo entre la idea y su lanzamiento al mercado?

¿Psicomedidores, que te ayudan a comprobar si cumples los estándares pedidos por tu compañía de seguros? En un mundo en el que las industrias que más prosperarán serán la del entretenimiento (superar el miedo al presente) y la de los seguros (protegerse del miedo al futuro), como sugiere Jacques Attali, tendrá sentido que dispongamos de instrumentos que midan hasta que punto nuestro “estado” personal (físico, psíquico, laboral, emotivo, etc) se desvía de los estándares establecidos en la póliza de seguros. Y una vez determinado nuestro grado de “desviación”, deberemos contar con manera de volver a la “normalidad” (¿una especie de prozaquización de la humanidad?)

¿Determinadores de “ibicuidad” (que no de ubicuidad)? Agentes de software que ayuden a determinar qué información precisa un usuario en una determinada situación, previamente a que ninguno de ellos use el sistema. O sea, algún tipo de mecanismo lógico que permita descifrar todos aquellos ítems de información que pueden ser eventualmente necesitados por un usuario. Una manera de prever lo informacionalmente necesitable.

¿Buscadores en tu memoria? Sistemas, como el que utiliza en Microsoft el veterano pionero Gordon Bell para almacenar toda tu vida (todos tus textos, todas tus experiencias, en audio y video), de manera que puedas buscar cualquier detalle en ella (¿cómo era la lluvia aquel día en que ella me dijo “no”?

¿Convertidores de la realidad en videojuego? Software que convierta un a situación real en una escena de videojuego, y que a partir de su interpretación de los “futuros posibles” de la misma, construya toda la lógica del juego (“los diferentes posibles futuros de tal situación, animados automáticamente desde la foto real de presente”).

¿Toda cosa, con su historia en realidad aumentada? Cada objeto, cada edificio, cada persona, con su historia grabada, de manera que al verlo pudieras reconstruir cual ha sido esa su historia. ¿Qué ocurrió en este valle durante tal guerra? ¿Quién estuvo aquí tal día de hace tantos años?

Imaginar este tipo de ideas radicales quizás no sirva de nada. O quizás es justamente lo que ahora necesitamos para abrir espacios totalmente nuevos en los negocios. Obviamente, no se trata de retos fáciles.

Pero, ¿no resultan atractivas ideas como la de que algún día pueda ser posible descubrir, gracias a esos grabadores-de-la-historia-de-cada-cosa, que, siendo niño, te habías cruzado más de una vez con la que años más tarde sería tu pareja?

Ese será realmente otro mundo…

Pero recordemos que Jules Verne se quedó, finalmente, algo corto en su prospectiva…

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