Ke!861 Who is really who

Ke!861 Who is really who

Seth Godin1 propuso hace tiempo fundar una escuela de negocios tremendamente rentable: no tenía ni locales, ni profesores, ni prácticamente ningún gasto fijo de mantenimiento. La denominó New Order Business School (NoBS) y se basaba en dos principios: en un proceso de selección de alumnos tremendamente duro, de manera que los seleccionados serían muy probablemente reclutados por grandes empresas sin necesidad de asistir a clases; y en la celebración de reuniones periódicas de antiguos “alumnos” en actos de networking, en los que se “traficaría” con proyectos e influencias. Por estas dos aportaciones, la escuela de negocios de Godin podría cobrar importantes cantidades. Obviamente, era una broma de Godin, pero cuando uno ve cómo funcionan las escuelas de negocios se pregunta si no sería una buena idea.

Es cada vez más relevante contactar con personas a través de personas. Es crítico encontrar gente que no sólo tenga conocimientos, sino que tenga una determinada actitud, y esto es muy difícil de valorar si no es desde la experiencia de proyectos compartidos. A mí me ocurre a menudo: me piden contactos de personas que tengan no unas determinadas habilidades, sino una cierta actitud. Las redes sociales, que conectan a millones de personas entre sí, por enlaces generalmente débiles (en la terminología de la ciencia de redes, contactar conocidos más que familiares, que son enlaces fuertes), tienen esa finalidad: localizar talento con la garantía de un mediador. Porque lo importante no es saber quién es quién (who is who: los datos asépticos y fácilmente manipulables del curriculum) sino quién es realmente quién (who is really who: lo que dices y lo que no dices).

Por otro lado, a un país le conviene descubrir la gente que realmente hace las cosas, y no el establishment. Hay quienes viven de cara a la galería (who is who), mientras que otros “llevan las calderas” del país (who is really who). Reconocer esta diferencia, y dar espacio de desarrollo a la gente de las calderas, es un acto de inteligencia colectiva. Así, por ejemplo, es hoy más fácil encontrar en la lista de las 500 personas más influyentes del país a políticos, periodistas y artistas, que a empresarios jóvenes o científicos, a los que deberíamos oír mucho más, porque son nuestro futuro.

Finalmente, cada vez será más vital que uno tenga cierto control sobre lo que se dice de él, especialmente en el mundo digital, y buscar maneras para gestionar la reputación online2. Y, en otra dirección, habrá que pensar los perfiles personales a partir de perspectivas más amplias que el mero curriculum vitae. Porque, más importante que los estudios es explicar aquello en lo que cada uno considera que es bueno, a partir de la experiencia vital y profesional. Una persona no es un título universitario.

1 Ver www.sethgodin.com.

2 Ver ZoomInfo (www.zoominfo.com) o Ziggs (www.ziggs.com), herramientas que construyen un informe instantáneo con la información que hay sobre cada uno en Internet.

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