Ke!832 Las personas pegamento

Ke!832 Las personas pegamento

Una de las tendencias más claras en el diseño de tecnologías y modelos de negocio es la “hibridación”: de la conexión de disciplinas aparentemente distantes surgen nuevas ideas con gran potencial. Una de las evidencias de que este fenómeno de hibridación de campos ya es una realidad la encontramos en la selección que anualmente hace la Technology Review del MIT 1 de los jóvenes menores de 30 años que más prometen en el mundo de la tecnología: uno lee a qué se dedican y no entiende absolutamente nada, porque la mayoría está inventándose nuevos campos a partir de la fusión de áreas ya existentes.

Esta hibridación es fundamental para Occidente, porque de nuestra capacidad de inventar nuevas categorías de productos o servicios directamente a partir de las ciencias básicas puede depender que seamos capaces de crear una economía que sobreviva a la deslocalización de industrias tradicionales hacia países de estructuras productivas más baratas. Un simple ejemplo: la conexión de biólogos e ingenieros, en la que los primeros enseñan a los segundos las soluciones de diseño que la naturaleza ha adoptado por evolución a la largo de millones de años, puede ser una importante fuente de soluciones que funcionan de forma contrastada en el tiempo. Y esta conexión genera toda una nueva industria: la biomimética.

Pero inventar nuevos espacios no es tarea fácil, porque los investigadores tienen hoy más incentivos en quedarse (yo diría “estacionarse”) en campos ya maduros que en aventurarse en nuevas áreas, incógnitas. En esto la ciencia ha fracasado, ha traicionado uno de sus principios básicos: ir más allá. Hoy, la señal que reciben muchos científicos jóvenes en nuestro país (que no en otros) es que para progresar en su carrera es mejor que se dediquen a un área bien establecida, y no se aventuren a inventar nuevas ciencias.

Para conseguir esta hibridación, hay una clave crítica: personas que se interesen por diversos campos simultáneamente. Personas que tengan un pie en cada disciplina, que conozcan ambas, que sean respetados por los dos lados, y que mariden ideas de una forma que sólo el que bebe de ambas puede intuir. Porque de nuestra voluntad y capacidad de conectar comunidades de científicos generalmente aisladas en sus ideas y desarrollos (en la cómoda endogamia del conocimiento reduccionista) puede depender el futuro de nuestra economía y nuestra capacidad de generar riqueza.

Son “personas pegamento”, cuya habilidad consiste en saber tender puentes entre disciplinas aisladas por el intenso reduccionismo científico al que hemos llegado (analizar pequeñas partes de la realidad con toda intensidad, olvidando frecuentemente que esas partes no pueden entenderse sin verlas como parte de un todo). Así, los enlaces entre pequeñas redes de inquietudes no deberían ser instituciones, sino personas. Porque son las personas las que mejor pegan las diversas partes, cuando ésas implican humanos.

1 Ver www.techreview.com.

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