El orden se genera al buscar

El orden se genera al buscar

Es obvio que en el mundo digital no podemos pretender ordenarlo todo como en una biblioteca. De hecho, este desorden (que no podamos asignar un sitio a cada cosa) puede ser incluso beneficioso: ¿por qué no poner una información en diferentes sitios simultáneamente, de manera que diferentes personas buscando de diferentes maneras tengan mayores probabilidades de encontrarlo?

Esto es exactamente lo que se está haciendo en sitios como Amazon. Un mismo libro puede ser catalogado en diferentes partes del catálogo. El número de etiquetas que puede llevar es infinito. El potencial lector lo puede encontrar (tropezarse con  él) de muy diferentes maneras. En el extremo, cada palabra del libro es una potencial etiqueta cuando buscamos en «texto completo». Los propios lectores, con sus comentarios, pueden ayudar a ordenar el libro de muy diferentes maneras (los usuarios se convierten así, en cierto modo, en editores).

Ésta es una de las paradojas desveladas por David Weinberger en su libro Everything is miscellaneous: The power of the new digital disorder: la solución a la sobreabundancia de información es justamente más información. Cuantas más etiquetas se pongan a una información concreta, más maneras posibles de llegar a ella por múltiples caminos.

Por tanto, quizás el exceso de información actual nos obliga a pensar que no hay un orden natural de la información, y que no hay nadie que tenga el privilegio y la virtud de poder ordenarla. Es la colaboración desordenada de mucha gente en la etiquetación de todo tipo de informaciones en Internet la que genera un nuevo tipo de orden (por ejemplo, una foto etiquetada en Flickr con distintos nombres puede ser encontrada por distintas personas que buscan distintas cosas). El orden emerge de la colaboración informal de millones de personas desordenadas (un nuevo tipo de mano invisible, à la Adam Smith).

Algunas conclusiones para las empresas. ¿Debemos continuar creyendo que nuestros productos responden a una única forma de catálogo y que nuestros clientes tienen que ajustarse a ella? (lo que Weinberger denomina el “esencialismo” en los negocios: esto es lo que hago, se llama así, y tienes que usarlo de esta forma). Al contrario, no importa cómo te presentes al mercado: en realidad, representas diferentes cosas para diferentes colectivos. Tu consumidor se convierte en un útil catalogador de tus productos cuando expresa para qué le sirve a él el producto o cuando, incluso, se inventa nuevos usos del mismo.

La participación en masa de los usuarios en el etiquetado de las informaciones permite que emerja orden en el desorden digital (the power of new digital disorder). Toda cosa puede ser clasificada de múltiples maneras: no hay un orden natural. No hay un sitio para cada cosa, sino que cada cosa puede estar en múltiples sitios, simultáneamente. Cuanto más miscelánea sea una cosa al organizarla, más encontrable  será cuando la buscas.

En el mundo digital, el orden se genera cuando buscas.

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