03 Ene Paradoja de la sociedad de la información
Mientras aumenta sin cesar la capacidad tecnológica para enviarnos más información por unidad de tiempo (i/t), o sea, mientras aumenta sin (aparente) freno el ancho de banda, entendido éste de manera genérica, nuestra capacidad de atención para absorber, por no decir entender, toda la información que se nos proyecta, en términos del tiempo que podemos dedicar a cada información que recibimos (t/i), no para de decrecer. Cada vez tenemos menos tiempo para intentar absorber más información.
Curiosa situación histórica: es más fácil que nunca emitir grandes cantidades de información, pero la tecnología que lo ha hecho posible ha ido más veloz que la evolución de nuestra capacidad para absorberla. La ley de Moore es más acelerada que la evolución biológica de nuestro cerebro (una situación que se ha descrito como ley de demi Moore, o de 1/2-Moore).
Frente a esta paradoja, tenemos la suerte de que está emergiendo con fuerza el negocio de la comprensión, en una doble forma de soluciones informacionales. Por un lado, tecnologías que permitan manejar mejor el incremento de ancho de banda informacional (?B), y por otro, psicologías y sistemas de aprendizaje que ayuden al cerebro humano a absorber más rápidamente y mejor la información que se le proyecta (o sea, a superar la disminución de nuestra capacidad de atención, ÑA).
Desde el lado de la tecnología, aparecen instrumentos informacionales que persiguen extender los momentos en los que puedes dedicarte a gestionar el alud informacional (à la BlackBerry), en una especie de conexión à la Martini (“donde estés y a la hora que estés”). Otro ejemplo lo vemos en las tecnologías ambientales de información, por las que percibes una información sin que debas interrumpir lo que estás haciendo, y sin que tampoco debas ir a buscarla (información no intrusiva).
Así, por ejemplo, puedes saber cómo se están comportando tus activos en la bolsa simplemente observando de reojo cómo está cambiando el color de un globo de cristal. O música como otra forma de información no intrusiva: cuando el córtex visual ya está saturado (por demasiada información por unidad de tiempo), ¿por qué no utilizar música como aportadora de información? Una mesa de contratación bolsaria, muchas pantallas por centímetro cuadrado, operadores estresados: de pronto, cuando los ojos ya no pueden discriminar más información, la música de la Danza del sable nos informa de que las acciones de tal empresa están subiendo.
Desde el lado de la psicología, de lo que se trata es de diseño informacional, o sea, de pensar formas en las que presentar la información para que sea más fácil de entender (easy to understand), de forma más intuitiva, con menor esfuerzo. Por ejemplo, y como dispositivo informacional para hacerlo, se puede sintetizar la información a través de infografías u otras herramientas de visualización de información, desde un paradigma de pensamiento visual (visual thinking).
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