Ke!621 – Guantes para entender a los sordos. Coches ubicuos que se consumen por segundos. La segunda ola del Web: el web de servicios.

Ke!621 – Guantes para entender a los sordos. Coches ubicuos que se consumen por segundos. La segunda ola del Web: el web de servicios.

La segunda etapa en la evolución de las tecnologías de la información, en la que ahora entramos, consistirá en «aumentar nuestras capacidades», manuales e intelectuales: tecnología para superar, pedazo a pedazo, las «ineficacias» de nuestro día a día. Y no sólo en las empresas, sino en montones de rutinas diarias. En el mundo de los «servicios web» al que vamos, veremos cómo multitud de pequeñas máquinas «hablan entre ellas» para transaccionar información sobre nuestras necesidades. La web que viene es una web de servicios pequeños pero importantes, que se irán entrelazando hasta convertirse en una «malla» transparente de la que no nos daremos cuenta. Una nueva infraestructura basada en el intercambio de información entre pequeñas máquinas. Una «infoestructura» que generará centenares de nuevos servicios y, potencialmente, empleos.

(Tiempo estimado de lectura: 6 minutos)

PARA PENSAR:

Hace unos días, una amiga (y simultáneamente lectora: gracias por duplicado) me contó cómo está consiguiendo «generar tiempo» para poder estudiar un programa de dirección de empresas a la vez que trabaja y «gestiona» una familia con dos hijas pequeñas.

Los domingos por la tarde tiene en casa una canguro que le ayuda a dar de cenar a sus hijas; una vez éstas en la cama, la canguro le graba en un casete los «casos» que debe trabajar durante la semana en el programa de alta dirección que está siguiendo. Así, puede aprovechar el trayecto diario en automóvil hasta su trabajo para «leer» los casos. Un sistema que le ha permitido aflorar tiempo en una agenda apretada.

En este caso, mi amiga está utilizando una tecnología ya muy madura (la grabación en un casete) para estudiar «de otra manera».

Hace unos meses, otro lector me explicó una experiencia muy parecida. Teniendo en cuenta que se pasaba muchas horas en el automóvil, a causa de su trabajo, había decidido grabar los mensajes de Infonomia!com que más le gustaban. En este caso, la tecnología era algo más sofisticada: utilizaba un software de conversión de un texto en pantalla en voz sintética, utilizado normalmente por personas con visión reducida (las tecnologías de aumento de las capacidades de ciegos han mejorado mucho en los últimos años; forman un campo de actividad que se conoce como tiflotecnología. Hay información al respecto en http://www.once.es/home.htm).

Uno puede probar un sintetizador, aunque algo primario, de voz en http://www.kidsdomain.com/down/pc/msplusforkp1.html.

Estos son dos ejemplos de lo que está viniendo con fuerza: la segunda etapa en la evolución de las tecnologías de la información. La primera, ya bastante avanzada, casi comoditizada, fue la de la «automatización de rutinas» (conseguir que un proceso rutinario, cuyos pasos pueden ser muy bien definidos, sean realizados por una máquina: el mejor ejemplo, los robots que encontramos en una cadena de producción en una fábrica de automóviles). La segunda etapa, en la que ahora entramos, consistirá en «aumentar nuestras capacidades», manuales e intelectuales. Algo que ya expliqué con más detalle en mi último libro ( http://www.instituteofnext.com/libro/).

Un tercer ejemplo nos ayudará a entender hacia dónde vamos. Ayer, 12 de marzo de 2002, se dieron a conocer en Washington los «premios Nobel juveniles» del 2002 ( http://www.sciserv.org/sts/press/20020311.asp). Bueno, se les considera así, aunque en realidad la competición se denomina «Intel Science talent Research Competition» ( http://www.intel.com/education/sts/). Está patrocinada, como el nombre indica, por Intel.

Pues bien, el ganador de este año ha sido un estudiante de 18 años, Ryan Patterson, con un proyecto de «guante que transfiere el lenguaje de signos, para sordos, en un texto visible en una pantalla portátil». Así, los «analfabetos» de este lenguaje de signos (en este caso la «versión» norteamericana), podrán entenderlo (leerlo en una pantalla) con sólo pedir a quien lo usa que se «calce» el guante.

La verdad es que es un ejemplo fascinante de lo que viene: tecnología para superar, pedazo a pedazo, las «ineficacias» de nuestro día a día. Y no sólo en las empresas, sino en montones de rutinas diarias.

Como se comentaba hace poco en un artículo en la TechnologyReview (marzo 2002, p. 47, http://www.technologyreview.com/articles/hiltzik0302.asp), este tipo de aplicaciones son consecuencia de una nueva era en la «inteligencia artificial». Lejos ya de aquellos momentos históricos en los que se pretendía «entender cómo comprende un cerebro humano para así poder replicarlo», la «nueva» inteligencia artificial tiene un objetivo más modesto, pero a la vez más eficiente: diseñar sistemas y aplicaciones que «aumenten nuestras capacidades, nuestras habilidades humanas.

En este sentido, no podemos esperar más que ventajas que irán aumentando de manera progresiva, de décima en décima, más que de manera brusca. Por ejemplo, volviendo a la amiga que «lee» (escucha) los casos en el casete del coche, podemos esperar que en poco tiempo el propio casete será capaz de detectar las partes más críticas (en particular porque se podrán haber marcado previamente al grabarlos), de manera que éstas se escuchen más lentamente, con voz más pausada. Sería el equivalente de las frases remarcadas en una «caja» que vemos en un texto en una publicación impresa. Hasta podemos esperar que el sistema permita a quien escucha la cinta grabar directamente encima sus comentarios, convirtiéndole así de «escuchador» en «anotador». Y que esos comentarios sean transcritos después directamente a la PDA localizada en algún punto de automóvil.

Si esto os parece demasiado ciencia ficción, mirad lo que había pensado Sony para grabar directamente las canciones que a uno le gustan en la radio del coche ( http://www.bricklin.com/emarker.htm). Lamentablemente, parece que el mercado no estaba preparado, y el producto (eMarker) ha desaparecido del Web.

Veamos otro ejemplo realista de «pequeños cambios», causados por la tecnología, que pueden transformar algunos sectores. ZipCar ( http://www.zipcar.com/) está «reinventando» el alquiler de automóviles, la industria del taxi e incluso la del vehículo privado simultáneamente (debo esta idea a Daniel Calabuig). Esta empresa ofrece a los miembros de su «club» la posibilidad de utilizar un automóvil por horas. Sólo pagas por el tiempo que lo usas. Además, los coches están ya aparcados en distintos puntos de las ciudades donde operan. Sólo tienen que reservar uno on-line, llegar a él, y abrirlo con la «llave de socio». En el momento en que empiezas a usarlo, un contador empieza a contar el tiempo, para cargar los minutos exactos a tu tarjeta de crédito a final de mes.

No ves nunca a la gente de ZipCar. Las reservas se hacen on-line. Pagas sólo por el tiempo que lo usas.

FastCompany la ha considerado una de las iniciativas más innovadoras del año ( http://www.fastcompany.com/fast50/people/trendsetters/31.html).

Incluso me parece poco. Porque en el mundo de los «servicios web» al que vamos, veremos cómo multitud de pequeñas máquinas «hablan entre ellas» para transaccionar información sobre nuestras necesidades.

Veamos cómo podría ser el ZipCar de mañana. Gracias a mi PDA de telefonía inalámbrica (conectada a Internet por una red WiFi ofrecida gratuitamente por la ciudad, como un servicio público más), localizo los coches ZipCar que hay aparcados cerca. Cuando me acerco al más próximo, el coche me detecta (mi PDA me presenta, o lo abro con mi móvil). El coche se abre sólo, porque la PDA me ha identificado correctamente como «miembro del Club». Desde ese momento, se inicia un apunte contable en mi cuenta en ZipCar.

Empiezo a circular. Pongo el casete del curso de alta dirección que antes citábamos. Las notas que le voy dictando son enviadas directamente a mi servidor, en mi casa o en la empresa, según la preferencia que mi PDA le indique.

Cuando paso cerca de alguna valla publicitaria con alguna información referente al perfil de intereses que he marcado en mi PDA, lo anota (como el eMarker que comentábamos).

Todo esto es lo que nos prometen los diseñadores de la próxima ola del Web: el web de servicios. Pequeñas cosas que se harán automáticamente y que nos harán la vida más fácil. Bueno, yo creo que será así si así lo queremos, porque también nos pueden amargar algo más.

Si estos ejemplos no han gustado, un último más humano. Las tecnologías de proximidad. En Local2me ( http://www2.local2me.org/), disponible en algunas ciudades norteamericanas, un usuario define su localización, así como su «radio de confianza» (la zona geográfica alrededor suyo en la que quiere encontrar gente con la que intercambiar información y consejos).

http://www.local2me.org

El objetivo: contactar con gente que comparte problemas e intereses de índole local. Para resolver problemas quizás triviales pero que, al final, acaban consumiendo mucho tiempo: encontrar un lampista, un pintor, un piso de alquiler, una tienda especializada, etc.

Información de calidad, filtrada por gente «de la que te fías» (aunque sólo sea porque vive tus mismos problemas, de proximidad). Personas que se encuentran porque sus «radios de confianza» se intersecan. Recuérdese lo que comentamos en su día sobre el «radio de confianza» a partir de la lectura del texto The Great Disruption, de Francis Fukuyama ( http://www.instituteofnext.com/extranet/index.asp?idm=1&idrev=1&num=592).

En fin, qué enorme diferencia respecto a las tiendas de venta de comida para animales en Internet, que pasaron a mejor vida.

La web que viene es una web de servicios pequeños pero importantes, que se irán entrelazando hasta convertirse en una «malla» transparente de la que no nos daremos cuenta. Una nueva infraestructura basada en el intercambio de información entre pequeñas máquinas. Una «infoestructura» que generará centenares de nuevos servicios y, potencialmente, empleos.

Pero, para todo ello, antes quizás será preciso que desarrollemos la «web semántica»… En el próximo número lo explicaremos… de manera sencilla y espero que comprensible.

PARA TRABAJAR:

1) Observa con detenimiento las dos primeras horas de una de tus jornadas habituales. ¿Qué pequeños actos podrían ser más simples si la web de servicios ya estuviera en marcha? (Por ejemplo, detección automática de tu persona en las taquillas del metro, instrucción automática a la máquina de café de qué variedad te gusta, organización de tu correo electrónico de acuerdo con tus prioridades o preferencias, etc).

2) Entra en la página de ZipCar, intenta comprender su modelo de negocio, y critícalo. ¿Cuáles son sus puntos débiles?

3) ¿Qué debería ocurrir para que una propuesta como Loca2me funcionara en tu ciudad? ¿Hay alguien que ya lo está haciendo?

4) ¿Por qué crees que a nadie se le había ocurrido antes diseñar un guante para facilitar la comprensión del lenguaje de signos de los sordos?

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