30 Sep Innovación accidental
Quién crea que la innovación es el resultado de una acción racional, programada, orientada a unos objetivos especificados desde el principio, que piense de nuevo. Porque la historia de la innovación está plagada de ejemplos de cosas que se pensaron en una dirección y que han sido finalmente aplicadas en otras.
Se cita con frecuencia, por ejemplo, el caso de los Post-it (un fracaso de cola, que pegaba poco, pero que resulta útil cuando justamente se trata de eso, de que pegue poco). Otro ejemplo es la Talidomida, que tantas malformaciones ocasionó en los 50 y principios de los 60, y que hoy encuentra otros usos médicos en el campo dermatológico. También se cita a veces la Viagra. Otro ejemplo curioso es el de las cuerdas de guitarra Elixir, producidas por W.L. Gore & Associates, los creadores del GoreTex (una empresa, por cierto, totalmente orientada a la innovación). Se trata de una “cuerda” inicialmente pensada para las marionetas en los parques temáticos Disney, y que han acabado siendo cuerdas muy apreciadas por los guitarristas (duran mucho más, suenan mejor).
Lo relevante de estos ejemplos es, a mi entender, que muestran las oportunidades que emergen al establecer un “puente mental” entre campos de trabajo aparentemente distantes. Puede que empieces en un campo, pero no por ello tienes que limitarte a él. Hay que observar, permanente y sistemáticamente, en las “orillas” de tu negocio. En este sentido, será muy importante, en los próximos años, disponer de personas que establezcan analogías, isomorfismos, conexiones entre campos aparentemente distanciados. ¿Conectólogos? Porque, ¿no explica el creador del exitoso “zapato que respira”, el Geox, que la idea de la suela con poros se le ocurrió mientras hacía jogging en Nevada y sus botas retenían el sudor de sus pies? Precisamos personas que se proyecten desde su intuición y que no se frenen por su análisis. Gente que sepa lo que hay que hacer simplemente porque lo sabe, como un experto en arte sabe que una determinada pieza es auténtica o no. Una comprensión basada en una experiencia profunda que no puede explicarse.
En el libro Why Innovation Fails, de Carl Franklin, se listan las diversas fuentes de ideas que ha habido detrás de importantes innovaciones de éxito (fuentes como, por ejemplo, seguimiento de los mercados, determinación de tendencias, posibilidades de la tecnología, etc). Curiosamente, la fuente más habitual detrás de las buenas innovaciones (en el sentido de éxito en el mercado) es la de “sacar partido de acontecimientos casuales”. En otras palabras, hay que estar permanentemente atento a lo que ocurre a tu alrededor, y estar dispuesto a querer oír hasta las ideas más peregrinas, para que, cuando llegue el accidente innovacional, te encuentre dispuesto a oírlo. Como dijo Picasso, la inspiración está muy bien, pero es preferible que cuando llegue te encuentre trabajando.
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