PC=WC

PC=WC

Una de las más sugerentes controversias (o sea, conversaciones con interés) de los últimos tiempos fue la generada en mayo de 2003 por Nicholas Carr en su provocativo ensayo “IT doesn’t matter” (las tecnologías de la información no importan), publicado en la Harvard Business Review. En este artículo afirmaba que las tecnologías de la información ya no son estrategia (algo que tenerlo te dé ventajas) sino que son infraestructura (algo que no tenerlo te crea problemas).

En definitiva, la idea de Carr es que las tecnologías son ya una condición necesaria para las organizaciones (para los negocios) pero no son en absoluto una condición suficiente. O sea, que debes tenerlas para poder funcionar, pero tenerlas no te garantiza que funciones. De manera muy graciosa, esta misma idea la ilustraban Ridderstrale y Nordstrom en su Karaoke Capitalism con la siguiente comparación: no es imaginable una empresa sin WCs, pero tenerlos no te da ninguna diferencia competitiva. Creo que de esta forma tan radical e imaginativa ponen las cosas en su sitio.

Obviamente, hoy sabemos (o casi) que lo que da diferencia (o sea, es estratégico) a una empresa es una propuesta de valor única para sus clientes, diferente de los competidores (o sea, que sus clientes vean que la empresa les da algo que otras no pueden darle). Porter nos diría, además, que esa propuesta de valor tiene que ser sostenible en el tiempo. Aunque, como nos avisan los dos suecos citados arriba, hoy toda estrategia de sostenibilidad es limitada en el tiempo: la complejidad de la competencia actual hace que sólo puedas pensar en monopolios temporales (la ventaja de unos pocos meses de ventaja antes de que otros te copien sin piedad).

Algunos dicen que comparar PC y WC es pasarse. La diferencia fundamental de las tecnologías de la información con respecto a otras tecnologías es que son tecnologías de múltiple uso, o sea, que pueden ser aplicadas de muchas maneras. En consecuencia, el valor de las tecnologías de la información no se deriva de meramente tenerlas, sino de saberlas aplicar. No tienen un “valor de cambio” (mercantilista) sino un “valor de uso” (valen lo que sabes usarlas).

Disponer de tecnologías de la información es imprescindible en la mayoría de industrias, pero no son una infraestructura cualquiera. Sólo aportan valor cuando las utilizamos correctamente. Son, pues, una infraestructura cuyo potencial es nulo si no es correctamente utilizado.

Así pues, más que PC=WC quizás deberíamos poner PC=cocina: tenerla es importante, pero la diferencia está en saber usarla. Y en cuantas recetas saber confeccionar, y mejor aún, cuantas recetas nuevas eres capaz de inventar.

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