Middleground

Middleground

 

 

Para que la sociedad mantenga su nivel de bienestar y progrese es preciso conectar el talento con los recursos, y al revés. Se trata de romper la paradoja, históricamente persistente, de que, como dijo Alfred Whitehead en su día, “los que tienen dinero no tienen ideas, y los que tienen ideas no tienen dinero”. Conviene conectar esos dos “bornes” de la batería que es la sociedad: las empresas establecidas y sólidas (el upperground), y las iniciativas emergentes y débiles (el underground). Las establecidas son como las hojas de un árbol, que generan el oxígeno de la sociedad (la creación de riqueza). Las emergentes son como sus raíces, en búsqueda permanente de nuevos nutrientes, de los que derivar “vida”. En una sociedad, hay otros ejemplos de upper y underground: los nativos de un país y los expatriados que viven en él (eufemismo curioso para los emigrantes con títulos de postgrado). La industria hard y los servicios soft. La oferta y la demanda. Lo “normal” (mainstream) y lo “diferente” (greenfield). El establishment con los retadores. Simplemente, lo viejo y lo nuevo. Y también, conectar la empresa (pasado) con la escuela (futuro). En la organización (y en la sociedad) que viene, será imprescindible dotarse de nuevos instrumentos, nuevas “instituciones” (a la Hayek), nuevos mecanismos sociales, que conecten el upperground con el underground. Algo que quizás podríamos denominar el middleground. Porque, en la metáfora del árbol en el gráfico, de nada sirve tener buenas hojas y buenas raíces si no hay un tronco que los conecte.

 

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