Ciencia y negocios

Ciencia y negocios

Diversas voces advierten de que hoy es fundamental que nuestras empresas beban de la ciencia para inventar nuevas propuestas de productos y servicios, incluso radicales, como forma de superar una indiferenciación y falta de competitividad que puede llevarlas al desastre. En otras palabras, se trata de vencer la deslocalización de la producción (hoy de productos, mañana de servicios) mediante el apalancamiento de la ciencia/tecnología, con el fin de generar nuevas propuestas en forma de valor para los clientes y ciudadanos. Según esta visión, es preciso regar la sociedad para que emerjan empresarios que crean en la ciencia como motor de negocio; en la ciencia como única forma de encontrar disrupciones en los materiales y las energías, como alimento de la tecnología, que nos permita hacer nuevas cosas (innovación) de maneras más eficaces (productividad). Empresarios que traduzcan las ideas (know-how) en resultados (cash-flow), entendiendo que el mercado es el mundo.

Es interesante ver cómo algunas de las figuras de la industria de las tecnologías de la información, que han hecho fortunas con el mundo digital, apuestan ahora por la ciencia pura. Un ejemplo lo encontramos en Nathan Myhrvold, una verdadera leyenda en el mundo de la informática, quien, tras retirarse en 2000 de Microsoft, fundó la empresa Intellectual Ventures, para, básicamente, invertir en invención disruptiva mediante la compra masiva de patentes. Su idea fundacional es que en las empresas normales, las personas que trabajan en I+D tienen, en realidad, el encargo de desarrollar productos, no de inventar cosas nuevas. Frente a esto, Intellectual Ventures quiere dar un paso más arriesgado que el mismo capital riesgo: invertir en mentes brillantes (en personas, no empresas), los nuevos Edison, cuyo motor es la pura invención, no el desarrollo de productos.

Otro ejemplo es el de Mike Lazaridis, el fundador de Research in Motion, la empresa que desarrolló la BlackBerry, quien ha invertido parte de la fortuna ganada con él en el Perimeter Institute, un instituto de Física Teórica, en Ontario, fundado desde el sector privado, donde se da a sus miembros una libertad absoluta para pensar, sin la presión de publicar y enseñar que encontrarían en una universidad tradicional. Empresarios fundando institutos de ciencia teórica. Porque si queremos tener algo que vender en las próximas décadas, quizás sea la ciencia el único camino para conseguirlo.

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