Innovación desde el Interior – ¿Se puede enseñar a innovar?

Innovación desde el Interior – ¿Se puede enseñar a innovar?

Por Kim A. Page

Kim A. Page imparte cursos e inicia y dirige procesos creativos con equipos y clientes desde principios de los noventa. A partir de su Licenciatura en Dramaturgia – el estudio y la práctica sobre cómo conceptualizar los elementos narrativos y dramáticos de una historia – ha conectado y desarrollado las áreas interdisciplinares de la representación, la escritura creativa y las técnicas de voz. Kim colabora con EADA y ESCI en Barcelona y con el Master of Corporate Communication de Copenhagen Business School. En otoño de 2006 creó un taller para el Master of Innovative Hospitality Management de TSI Turismo Sant Ignasi, ESADE-URL, del que surgió este artículo que presenta su enfoque sobre cómo estimular procesos y actitudes innovadoras.

«El mundo real tiene sus límites; el mundo de la imaginación no tiene fronteras». Jean-Jacques Rousseau

Innovación… ¿qué es?

Innovar significa ir a lugares donde nadie ha ido. O ver un fenómeno conocido desde un ángulo nuevo. Combinar componentes dispares en un nuevo conglomerado. Hacer algo que nadie ha hecho antes. Innovar significa ser original, y aplicar esa originalidad de manera que el hallazgo sea funcional, bello, ameno, o que añada valor en cualquier otro sentido.

¿Cómo se consigue ser original?

¡Buscando en nuestro interior! La experiencia demuestra que, trabajando las habilidades de acceso a nuestras propias formas de expresión, cualquier persona puede ser innovadora. Todos y cada uno de nosotros tenemos un sinfín de historias por contar, una alegría innata para expresarnos y miles de posibles ideas y nuevas aplicaciones. Sin embargo, a menudo esto potencial no se percibe a simple vista, y carecemos de las condiciones adecuadas para activarlo. A fin de poderlo desplegar, necesitamos implicarnos en actividades que nos despierten los sentidos, desplazándonos desde el hemisferio izquierdo del cerebro, analítico y de procesamiento lineal, al derecho, de procesamiento simultáneo y global, donde se genera el flujo creativo. Necesitamos un ambiente seguro y estimulante donde se nos garantice la valentía y se nos proporcionen las herramientas para adentrarnos en lo desconocido, lo que nos permitirá obtener nuevos resultados. Por último, el material producido deberá ser procesado y conectado con el contexto en el que estamos trabajando y con los objetivos que perseguimos.

El taller: cuerpo – palabra – voz – concepto – reflexión

El taller «Innovación desde el Interior» ha sido diseñado para crear y estimular procesos y actitudes innovadoras. Consta de cinco módulos en un orden determinado, cada uno de ellos orientado a unos fines específicos.

Para empezar, la primera herramienta por descubrir es nuestro propio cuerpo. Al trabajar con el cuerpo, se abren otros modos de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás, a la vez que, conectando con impulsos no verbales, aprendemos a escuchar/nos de una manera que aumenta la concentración.

La escritura creativa expone la diferencia y la relación entre forma y contenido, lo que constituye la base del análisis y de la mejora de todo tipo de formatos. A través de este método alcanzamos y manifestamos una libertad y una creatividad potentes, a la vez que, al compartir los textos, se revela la diversidad ― así como la universalidad ― de nuestras historias.

Trabajando con la voz podemos conectar con nuestros sentimientos y transformarlos. La riqueza de expresión de la voz humana no es comparable a la de ningún otro instrumento. En este proceso aprendemos a usar elementos importantes para la conceptualización, como la dinámica, el ritmo y los efectos de un solo, un dúo, un trío o de todo un grupo.

Tras estas sesiones con cuerpo, palabra y voz, se encarga a los participantes una tarea que consiste en aplicar las habilidades practicadas en las sesiones en un concepto. Esto activa la colaboración de ambos hemisferios del cerebro, ya que empezamos a analizar el material producido durante las sesiones. La realización de la tarea consta de tres fases: crear el material, recopilarlo y prepararlo a modo de presentación. Este proceso permite entrenar la habilidad general de desarrollo de criterios necesarios a la hora de tomar decisiones.

Finalmente, durante la reflexión sobre el proceso se activan las competencias de focalizar o ampliar la atención, impulsando cambios de perspectivas. ¿Cómo podemos aplicar en nuestra vida diaria tanto profesional como personal las habilidades que hemos descubierto y desarrollado?

El salto fundamental: desde la creatividad hacia la innovación

Entre crear algo nuevo y ser innovador hay un trecho por recorrer.

La habilidad crucial para innovar es saber aplicar lo aprendido en otra área, realizando nuevas conexiones, entrando y saliendo de las disciplinas, creando confluencias y soluciones inesperadas. A fin de estimular estas habilidades, se nos exige incrementar nuestra elasticidad personal actuando fuera de la zona de confort. Necesitamos retarnos, como por ejemplo contactando con gente ajena a nuestro círculo social, visitando lugares que desconocemos por completo, imaginando que somos del sexo contrario, «thinking out of the box»…

Una imagen impactante de lo esencial que es la elasticidad se encuentra en la teoría del caos, con el ejemplo del ritmo de nuestros latidos (Seven life lessons of chaos). Las fluctuaciones del ritmo cardíaco son, en realidad, síntoma de un corazón sano, una muestra de su vitalidad. Si el latido se vuelve más mecánico y menos caótico, significa que el corazón ha enfermado, cabiendo la posibilidad de que la persona fallezca pronto. ¡Qué mejor imagen para ilustrar que, al igual que nuestros corazones, nosotros también necesitamos ampliar nuestro esfera de comportamiento y entrar en estados de innovación para cuidar la salud!

¿Se puede enseñar a innovar?

La respuesta es… ¡no! La fase final del proceso de innovación, en la que se deben conectar varios componentes de maneras novedosas, es, en última instancia, individual, y no puede ser enseñada. Un viejo dicho lo ilustra: «Puedes llevar un caballo sediento al agua, pero no le puedes obligar a beber. El caballo tiene que beber por sí mismo». En otras palabras, se pueden crear las oportunidades, pero no se puede penetrar en el cerebro de otra persona, estirar de los hilos y establecer las conexiones.

Lo que sí podemos hacer es crear las condiciones y proveer los estímulos para dar lugar a la innovación, usando ejercicios que lleven al participante a cambiar las perspectivas, mejorando su elasticidad personal, y dándole la valentía necesaria para activar el material desde su interior y las herramientas para transformarlo a través de una atmósfera segura con instrucciones fáciles de seguir. Cuando logramos esto último, ¡no hay límite que valga!

«Descubrí un mundo nuevo que creo que ya existía, pero que estaba ‘dormido’ en mi interior…»
«Descubrí cómo pensar más allá de mis prejuicios, mirando las cosas desde otro ángulo. Nuestras opiniones sobre el tema se ampliaban gracias a las aportaciones mutuas, lo que me permitió descubrir nuevos puntos de vista que no podía ver en un principio».
«Hemos aprendido a ser innovadores y a pensar de forma innovadora, no sólo como individuales sino también como grupo».

Testimonios de estudiantes del taller de Turismo Sant Ignasi, noviembre 2006.

Referencias

John Briggs; F. David Peat (1999). Seven life lessons of chaos. Timeless wisdom from the science of change. Harper Collins Publishers.
Natalie Goldberg (1986). Writing down the bones. Freeing the writer within. Shambala Publications.
Daniel H. Pink (2005). A whole new mind. Why right-brainers will rule the future. Riverhead Books.

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