Vestido para el futuro

Vestido para el futuro

Por Narcís Mirandes

Hay una película en la que Jenifer Aniston interpreta una ejecutiva de publicidad. En un momento de la película tiene una conversación con su superior en la agencia de publicidad y éste le dice «en los negocios nos vestimos para el trabajo que queremos, no para el que tenemos».

Me pareció una frase interesante porque sabia condensar en pocas palabras una idea más compleja que seria aplicable a la imagen de las empresas.

Es bueno que el logotipo de la empresa y los otros elementos de comunicación no se limiten a representar la situación actual sino que estén un paso adelante, que reflejen también, un poco, ilusiones, objetivos y visión de futuro. Como dice el video comentado, es preciso que se vista para lo que quiere ser.

Podemos encontrar muchos ejemplos de esta situación. Para comentar una reciente podemos citar el caso de Apple. Esteve Jobs, su máximo directivo y fundador ha comentado en una reciente presentación en San Francisco que la empresa dejaría de llamarse Apple Computer Inc. y se llamaría sólo Apple. Inc. Este cambio de nombre y logo es suficientemente significativo porque representa abrir una nueva etapa en la empresa. Apple ya no quiere ser una empresa sólo de ordenadores. En el año 2001 salió el iPod que ya se alejaba un poco del mundo de la informática y cada vez más se podría clasificar dentro del mundo de la música. En esta presentación de hace unas semanas, Jobs anunció que Apple lanzaría el iPhone, un teléfono que incorpora muchas de las prestaciones de los iPod. Con el cambio de nombre, Jobs esta diciendo a los consumidores y accionistas que el iPhone es un producto importante, que abre un nuevo camino para la empresa.

A veces un cambio en el vestido, una nueva comunicación, un nuevo logotipo, una nueva campaña de publicidad… puede servir de revulsivo para dar a conocer una nueva etapa o el interés, ilusión y ganas de los directivos para marcar nuevos objetivos, nuevas metas que ilusionen a consumidores, trabajadores y accionistas.

Con frecuencia estos elementos externos de comunicación ayudan al cambio en toda la empresa, a los empleados, a los directivos e incluso ayuda a ser vista de forma diferente por clientes y proveedores. Sirven para mover cosas, para liderar cambios, para hacer visibles y representar innovaciones.

Pero es preciso encontrar el equilibrio. Es importante que el vestido de la empresa, su comunicación reflejen su personalidad actual o la que «puede» tener, pero no ir más allá. Vestirse de lo que no eres, es disfrazarse y eso, en el mundo de la empresa, el consumidor lo percibe: a veces podemos ver páginas web con una tecnología muy sofisticada, muchas animaciones pero muy difíciles de navegar, anuncios divertidos o espectaculares pero que no sabes qué comunican. A veces la estética, la innovación y la tecnología de la comunicación es muy buena pero no es capaz de comunicar la personalidad real de la empresa, no nos da una imagen humana, definida y diferenciada de sus productos y servicios.

Es bueno que vistamos a las empresas para el trabajo que queremos que hagan. Los anagramas y también los otros elementos de comunicación pueden ser una herramienta fantástica para explicar a cliente y proveedores hacia donde quiere ir la empresa. Es preciso utilizar información, sensaciones y experiencias para comunicar objetivos posibles y sobretodo que hagan ilusión.

¿Está vestida tu empresa para el trabajo que quiere hacer?

Puedes ver un video sobre la película en:
http://www.mig-marketing.com/esp/articulos/imatge.html

También puedes consultar posts anteriores de Narcís Mirandes:
http://www.mig-marketing.com/esp/articulos/articulos.html

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