Aptitud y Actitud para el liderazgo

Aptitud y Actitud para el liderazgo

Por Juan Carlos Navarro

¿Qué significa realmente ser un buen líder? ¿Cuáles son las aptitudes que convierten a las personas en lideres? y lo más importante ¿Cómo ejercer un liderazgo efectivo? Precisamente es en esta última cuestión en la que deseo centrar este post, pues constituye el reto más complejo y el más gratificante a la vez al que cualquier directivo se enfrenta en su carrera profesional.

Sabemos que hoy en día ya no se dirigen personas en plural, sino «persona» en singular y, sobre todo, equipos de trabajo cargados de talento, mucho talento y conocimiento. Somos conscientes además de que una de las tareas del líder es la de identificar las cualidades que cada persona puede aportar y explotarlas en favor del equipo alineandolas hacia la correcta consecución de objetivos.

Pero ¿Qué dice la teoría acerca de las aptitudes para el liderazgo? La teoría afirma que un líder debe presentar cualidades para: el Control de la Atención (buscar el sentido práctico a las acciones encaminadas hacia la consecución de objetivos), el Control del Significado (capacidad para comunicar correctamente la misión, visión y objetivos de la compañía para lograr la adhesión de las personas a los mismos), el Control de la Confianza (el líder debe transmitir confianza y credibilidad), y el Control de sí mismo (con un conocimiento de sus propias habilidades y un uso eficaz de las mismas).

Pues bien, aplicando toda esa teoría ya hemos identificado a un líder en potencia, por lo que una vez superado el primer obstáculo ahora pasamos al segundo nivel y quizá el más importante, esto es, al nivel de la actitud. Estoy convencido de que la actitud es lo que diferencia a un buen de un mal líder. Una buena actitud le permitirá centrarse en lo que verdaderamente importa y resulta útil a la compañía dejando de lado cuestiones que contribuyen a entorpecer la buena gestión de las personas, las ideas y las tareas propias de su quehacer cotidiano.

Un lider eficaz para cualquier organización debe dejar a un lado la mala actitud que le conduce al miedo escenico, al pánico a perder un puesto de privilegio dentro de la compañía, y centrarse en llevar una gestión eficaz de todos los ámbitos que influyen en la correcta consecución de sus objetivos.

En mi opinión, prestar atención a esos miedos y amenazas no hace sino precipitar su caída y perjudicar la labor de estímulo y aliento que debe ejercer un líder para que su equipo de trabajo se sienta útil y partícipe de la organización encontrando con ello su trabajo estimulante y susceptible de ser considerado un reto que merece la pena afrontar.

Por tanto ¿Cómo ejercer un liderazgo efectivo? Con una buena actitud.

Originalmente publicado en el blog de Juan Carlos Navarro

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