Conciliación familiar y laboral

Conciliación familiar y laboral

Por Juan Carlos Navarro

Es muy probable que la conciliación entre vida familiar y profesional represente el caballo de batalla del futuro en las compañías que deseen competir eficientemente, porque en un entorno económico tan dinámico, exigente e intenso como en el que nos movemos en la actualidad comenzarán a surgir políticas que requieran de un esfuerzo por parte de las empresas para mantener y fidelizar a su principal valor diferenciador: las personas.

Sin embargo, algo que parece tan evidente que se vaya a consolidar no es fácil de analizar porque a mi juicio intervienen una serie de elementos que impiden que la conciliación sea real e, incluso, efectiva.

En primer lugar quiero mencionar la conciliación desde el punto de vista de la Dirección Estratégica de las compañías y como el producto de la implantación de una serie de estrategias corporativas de penetración en el mercado. En este caso probablemente la conciliación no sea más que la implantación de dichas estrategias corporativas de expansión en mercados maduros como el europeo que bajo otro tipo de mensajes no tendrían el mismo grado de éxito y originalidad dando a conocer a todos los integrantes de dicho mercado una cultura empresarial basada en la comunicación de unos valores que presumen de defender y apoyar la compaginación eficiente entre la vida personal y la profesional de la que disfrutan sus empleados.

En segundo lugar, intervienen los elementos de carácter cultural de las empresas y más concretamente, aspectos como la dirección y el liderazgo de los integrantes de los equipos directivos de las compañías. Y es que las empresas operan en un mercado competitivo y muy agresivo al que no todas se adaptan de la misma forma. Las normas, los símbolos y pautas de conducta no son las mismas en todas las empresas, y no todos son capaces de analizar la conciliación desde el punto de vista de la inversión y no del coste. Unas empresas son más innovadoras y adoptan comportamientos propios de la adaptación correcta a las nuevas exigencias del mercado. Por contra, otras empresas sufren un retraso sustancial que no les permitrá avanzar al mismo ritmo que sus competidoras. Todo ello, fruto de la cultura organizativa de las compañías.

Por último, y como vengo observando en materia de políticas de conciliación laboral y familiar son las empresas de gran tamaño que operan en mercados internacionales las primeras en liderar este tipo de iniciativas. La razón por la que entiendo que son las grandes compañías las que primero adoptan estas medidas de conciliación es porque se trata en su mayoría de multinacionales que ya han experimentado con éxito esta dinámica en otros países y han encontrado que se trata de una inversión que proporciona una elevada rentabilidad. Sin embargo, las compañías de tamaño reducido y medio que conforman la gran mayoría del tejido empresarial, y que tardarán en conocer con detalle cuáles son las ventajas que puede aportar un politica de conciliación familiar y laboral para sus empleados, constituyen el freno para que este tipo de políticas tenga cabida en en corto plazo y se extienda a la mayor parte de la fuerza del trabajo.

En definitiva, estoy convencido de que una organización de personas que gozan de una mayor calidad de vida está en condiciones de ofrecer una productividad creciente fruto de una mayor capacidad para acometer las funciones propias de sus puestos de trabajo, lo que proporciona a la empresa un ahorro en sus costes de producción (tanto de productos como de servicios), obteniendo un mayor rendimiento del factor clave que garantiza su superviviencia y crecimiento: el factor humano.

Originalmente publicado en el blog de Juan Carlos Navarro

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