Neotiempo: Urbanización del tiempo

Neotiempo: Urbanización del tiempo

© Ruca

En el momento de escribir esta nota estoy a punto de tomar un avión que me llevará a 600 kilómetros de distancia, con el único objetivo de hablar 10 minutos delante de una audiencia. Prácticamente todo un día invertido en un ritual tan establecido como hablar en una conferencia. Aunque sólo sean 10 minutos.

¿Me pregunto por qué, existiendo sistemas ya suficientemente eficientes como la videoconferencia, seguimos agarrándonos a los rituales presenciales? ¿Por qué no prima la rentabilidad del tiempo frente a los rituales? ¿No es extraño que después nos quejemos de que no tenemos tiempo para leer? o ¿no tenemos tiempo para aprender?. ¡Si lo gastamos en rituales anticuados!

Muchos directivos y profesionales, cuando hablo con ellos, me muestran su asombro ante lo que consideran una habilidad mía especial: ¿Cómo es que lees tanto? Más exactamente, la frase es: ¿de dónde sacas el tiempo? Pues la respuesta es fácil: depende de qué consideres tú que es más importante: ¿comidas de tres horas (otro ritual), reuniones que no llevan a nada (el peor de los rituales), o la estocada final de las horas que dedican a la televisión cuando, derrotados, acaban el día?

No podemos seguir quejándonos de que no tenemos tiempo. Como recurso escaso (quizás el único realmente escaso), debemos gestionarlo mejor. Y hoy tenemos la tecnología para hacerlo, y más que tendremos. ¿Viajar 600 kilómetros para hablar 10 minutos? Prohibido. ¿Dedicar tres horas a una comida? Prohibido. ¿Reuniones por las mañanas, cuando el cerebro puede estar más productivo? Prohibido.

De la misma forma que la urbanización moderna de las ciudades permite que emerja un orden (la fluidez de las personas, los encuentros, la cultura, los negocios), tenemos que inventar la urbanización del tiempo en el trabajo. Pensemos, por ejemplo, en lo vital que resulta para el conjunto de la economía que todos decidamos no trabajar el fin de semana (millones de cerebros descansando). Esa es una urbanización del tiempo que lleva un siglo funcionando. Ahora toca una reurbanización, más profunda, porque tenemos la tecnología que nos permite hacerlo.

Porque hay que dedicar ese tiempo escaso a lo más importante: aprender. Eso o nada.

Sólo falta que queramos hacerlo.

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.