Brights

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© Ruca

Una parte considerablemente excesiva del poder mundial parece hoy estar en manos de seguidores de tele-evangelistas, escuadras preconciliares, simples promotores del creacionismo ("el mundo fue creado por Dios en una fecha concreta, determinable en el calendario") y otros fundamentalismos. Y puede que este poder no pare de crecer en el futuro, aumentando el contraste (distancia) entre el conocimiento de verdad (la ciencia) y la manipulación de las masas (la propaganda).

Frente a esta situación, hay que encontrar un nombre para los que creen en una visión natural del mundo (el lenguaje de la naturaleza) más que en una sobrenatural. Para las personas que apuestan por diferenciar las creencias religiosas de la explicación empírica del mundo. Un grupo formado, entre otros, por la gran mayoría de científicos del mundo. Personas que no precisan acudir a lo sobrenatural para explicar las cosas.

Diferentes intelectuales han propuesto utilizar el término "bright" (claro, brillante, luminoso) para describir a los que buscan entender el mundo sin recursos místicos, y cuyas acciones y ética se basan en una visión naturalista del mismo. Se propone el término porque tiene aspectos positivos, que se espera que aporten un valor optimista a quien lo utilice, en la línea del término "gay", mucho más agradable y amable, suave, que la palabra "homosexual". Y vendría a sustituir a términos más "negativos" o "duros", como "ateo", o "agnóstico" (que mucha gente ni siquiera sabe qué significa), o "humanista" (que algunos han secuestrado para apropiarse de ella incluso como denominación de un partido político), etc.

No sabemos si el término prosperará. Pero, si te gusta y crees que eres uno de ellos, ya puedes apuntarte en The Brights, una red cívica (o “movimiento” internacional). Si quieres acabar de convencerte1, estos son sus objetivos: promover una visión naturalista del mundo, libre de elementos sobrenaturales y místicos; demostrar que este grupo puede aportar principios para actuar sobre temas de relevancia cívica y educar a la sociedad para que acepte su participación en los diferentes ámbitos de la misma. Cuando uno lee estos objetivos, que parecen surgidos de un grupo que se siente desesperadamente perseguido y en riesgo de extinción, uno se pregunta sobre el triste futuro del mundo: ¿pero es que no es obvio que la naturaleza está escrita en el lenguaje de la ciencia?

¿Su símbolo? Bueno, llegaron a usar como logo la más simple de las ecuaciones: “1+1=2”. Pero hoy utilizan la luz, una representación, nos recuerdan, del ímpetu humano hacia el aprendizaje, de la audacia por preguntarse sin prejuicios, del espíritu de escepticismo que “caracterizó un tiempo optimista de la Tierra cuando ciencia y razón parecían ofrecer la llave del futuro”.

1 Más información para convencerte en Edge o en el libro The new Humanists editado por John Brockman.   Este artículo forma parte de las 100 ideas del libro Futuro Presente

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